Un festival de culto
XXX Edición de Sitges Teatre internacional
6 junio, 1999 02:00Hasta el 13 de junio el público y muy especialmente los profesionales de las artes escénicas tienen una cita con Sitges Teatre Internacional, que este año celebra su trigésima edición. La programación se compone de 38 espectáculos de danza, teatro y música, y unas jornadas que reunirán a dramaturgos europeos que tienen en común no haber superado los 40 años.
Es un festival para la profesión pero abierto al público, un público especializado en teatro", así señala el director de Sitges Teatre Internacional, Joan Ollé, el rasgo más destacado de este festival que este año celebra su trigésima edición.Aunque el título le traicione, el festival no es un terreno acotado para el teatro. Desde que Ollé asumió la dirección, hace siete años, también se han programado espectáculos musicales y de danza. El director dice estar convencido de "que las artes escénicas caminan hacia una fusión. Quizá por ello deberíamos cambiar el nombre del festival".
El certamen reúne este año nueve obras de teatro, doce espectáculos musicales y siete de danza, además de los incluidos dentro del ciclo "Endansa", dedicado a jóvenes creadores. Paralelamente, organiza una serie de mesas redondas y lecturas dirigidas a reflexionar sobre la dramaturgia actual. Según el propio director, es precisamente el "Encuentro Internacional de Autores de Teatro" -que se celebrará del 7 al 11 de junio- lo que se aventura como lo más notorio del certamen. En el participarán catorce dramaturgos de diversos países europeos cuyo nexo común es no superar los 40 años. Figuran los españoles Antonio álamo, Carles Alberola, Ernesto Caballero y Yolanda Pallín, el flamante director del teatro berlinés Schauböhne Thomas Ostermeier, Yuri Datchev de Bulgaria, Laura Ruohonen de Finlandia o Annalisa Bianco de Italia, entre otros.
Sostenido por el Ministerio de Educación y Cultura, la Generalitat, la Diputación de Barcelona y el municipio de Sitges, el festival cuenta con un presupuesto de 93 millones de pesetas, cifra que le permite animar también la producción de obras. En este sentido, el certamen figura como co-productor de siete espectáculos.
Dice Joan Ollé que "la edición de este año tiene un mayor componente de riesgo, pues hay un gran número de estrenos, espectáculos que en su mayoría tienen ya asegurada su salida y exhibición en otros teatros, pero que en prinicipio ignoramos cómo responderá el público". Es el caso de "Tango", que inaugura la muestra y que después cerrará la temporada del Teatre Lliure de Barcelona. "Tango" está dirigido por Gabor Tompa, uno de los directores de escena más reputados de Hungría, además de ensayista y poeta. La pieza, escrita en 1965 por el polaco Slawomir Mrozek, es una historia sobre pueblos sometidos. No es la única representación de teatro centroeuropeo.
Teatro centroeuropeo
El festival tiene casi por norma programar espectáculos de estos países porque, según Ollé, "a pesar de su pobreza, hacen un gran teatro, no han caído en la visión mercantilista del arte". Además, en los últimos años han surgido numerosas compañías independientes al amparo de los mismos profesionales que trabajan en los teatros públicos. Es el ejemplo de Credo Bulgaria, una pequeña compañía que presenta en Sitges y en castellano "El abrigo", de Gogol. El caso opuesto es el del Teatro Nacional "Ivan Vazov" de Sofía (Bulgaria), la primera compañía profesional de Bulgaria (creada en 1904), que interpreta en varias lenguas "La noche mágica", a partir de textos de Beckett, Ionesco y Mrozek. Por su parte, Hungría está representada por una de las bailarinas revelación de los últimos tiempos, Yvette Bozsik, que actúa con tres coreografías: "The Countess", "Soirée/EMI" y "Xtabay". Bozsik, de 30 años de edad, fundó su propia compañía en 1993 y pasó a ser coreógrafa del teatro de repertorio Katona József de Budapest. Su curriculum es impresionante.
Obras de Carles Alberola, Paco Zarzoso, Jordi Basora y David Mamet comparten también cartel con otros espectáculos musicales o de café-teatro como "Dies de festa", dirigida por Carlota Subirós, o "Vals ex machina", por el Trío Le Je-Ne-Scay-Quoy, que proponen dos reflexiones dramáticas sobre la música. El punto y final lo pone "Michel Hermon canta a Piaf", en el que el artista recuerda a la gran diva francesa a partir de sus temas más emblemáticos.