Teatro

Moros, cristianos y Calderón

La Compañía Nacional de Teatro Clásico estrena "Amar después de la muerte"

20 octubre, 2005 02:00

Joaquín Notario es el tuzaní de la Alpujarra

Hace más de 400 años Calderón escribió un drama sobre la difícil convivencia entre los moriscos y cristianos de Granada: Amar después de la muerte, titulada inicialmente El tuzaní de la Alpujarra. Es revelador lo contemporáneas que hoy resultan las palabras del autor, razón por la que la Compañía Nacional de Teatro Clásico la estrena el 21 de octubre, en el Pavón de Madrid.

"¿Están cerradas las puertas?", se pregunta al inicio de la obra un morisco viejo que, clandestinamente, se reúne con otros de los suyos; porque cerrado es el mundo que habitan los moriscos de la Granada reconquistada y cristiana y que sirve de ambiente a este drama de Calderón. Un drama en el que la imposible convivencia y asimilación de dos culturas, la reivindicación del territorio en el que se ha nacido o las cuestiones de sangre se plantean con apabullantes resonancias actuales. ésta es la razón que ha llevado al director del espectáculo y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) a montarla: "Siempre buscamos un sentido contemporáneo a nuestros espectáculos y hemos visto que ésta, en los momentos actuales, con todos los problemas de integración que se estan planteado con la inmigración, destaca por sí solo".

Calderón ambienta la obra en la rebelión que se inició en las Alpujarras en 1568 y que culminaría tres años después con la derrota de los moriscos; un alzamiento provocado por las pragmáticas de Felipe II dirigidas a reprimir las costumbres y fiestas de estos. Pero él la escribe en 1633, en un momento en el que el tema había calado a fondo en España visto los efectos de la expulsión de los moriscos a partir de 1609; incluso había una opinión proclive a que podía haberse evitado una represión tan brutal en la que murió un tercio de los 150.000 moriscos que vivían en Granada.

¿Con quién simpatiza Calderón?
Es discutido si Calderón, en su dramatización del alzamiento, simpatiza con unos o con otros. Mientras Vasco señala que Calderón se limita "a presentarnos unos personajes teatrales y los motivos que les mueven", José Alcalá-Zamora ha señalado que "las simpatías de Calderón se sitúan junto a los granadinos musulmanes, lo que no deja de ser atrevido y sorprendente" para la época. Y añade Vasco:"el autor hace protagonista a un morisco, Alvaro Tuzaní (que interpreta Joaquín Notario), algo poco habitual. Pero recurre al personaje del musulmán noble y sentimental, moralmente intachable y que se comporta como un caballero cristiano; es un personaje que la gente de su tiempo conocía, gracias a la literatura de cordel. Sin embargo, Calderón mantiene la convención pues su mensaje es que hay que pasarse a la fe católica, ser asimilado".

No persigue Calderón hacer un relato fiel a la Historia, sino un drama. Por ello, recurre a inventarse una disputa de honor, en la que está en juego el honor de toda la minoría morisca, y que desencadenará el alzamiento y la posterior venganza. La pieza tiene dos líneas argumentales y se desarrolla en varios ambientes.Comienza con una reunión morisca en la que se les comunica a los presentes cómo Malec, anciano y noble morisco (que interpreta Jordi Dauder), ha sido humillado por el cristiano Juan de Mendoza (José Luis Santos) al protestar por las prohibiciones que se han dictado contra su pueblo. Los reunidos proponen el alzamiento, no sin antes ofrecer a la hija de Malec, Clara (Pepa Pedroche), en matrimonio a Mendoza, quien la desprecia. El segundo acto relata la guerra que se desata entre cristianos y moriscos, capitaneados éstos por Alvaro el Tuzaní (Joaquín Notario), enamorado de Clara y con la que se desposará. La aparición del gracioso Alcuzcuz (Toni Misó) impedirá la reunión de los amantes. Finalmente, llega el asedio capitaneado por Juan de Austria (Juan Meseguer) y la venganza final del Tuzaní contra el soldado asesino de Clara.

Vasco señala que la obra no sólo es un drama de honor, "sino que reúne una variedad de géneros tremendos. La primera parte, antes de la batalla, presenta conflictos típicos de las comedias de capa y espada. La segunda, responde a la típica comedia soldadesca, con la aparición, anacrónica desde el punto de vista histórico, del personaje de Juan de Austria y del soldado Garcés. Tiene un gracioso, Alcuzcuz. El lamento final del Tuzaní recuerda a La vida es sueño. Y también incluye una historia romántica" (de hecho, en 1961 y muerto su autor, la obra se publicó no como Calderón la tituló, El tuzaní de la Alpujarra, sino como Amar después de la muerte, para resaltar su aspecto romántico y distanciarlo del drama histórico). En definitiva, señala, "es un drama de venganza".

El director le ha encargado la versión a Yolanda Pallín y ambos han huido de trasladar la pieza a nuestros días, como en sus producciones anteriores. El vestuario es historicista y José Hernández ha diseñado la escenografía. Este título esta interpretado por el mismo elenco de la La entretenida, de Cervantes; de esta forma ya son cuatro las piezas que en este momento integran el repertorio de la Compañía.