Un sainete metafísico
Ernesto Caballero reestrena en Logroño "Auto", su obra más famosa
19 octubre, 2006 02:00Vicente Díaz, Eva Santolaria, Carmen Machi y Marisol Rolandi
Auto, la obra que consagró a Ernesto Caballero como autor dramático en los ochenta, se estrena el 20 de octubre en el Teatro Bretón de Logroño. La protagoniza un cuarteto muy televisivo en el que figura Carmen Machi, Eva Santolaria y Marisol Rolandi.
Tono irónico, voluntad moralizante
En Auto nos encontramos con cuatro personajes que se dan cita para intervenir en un juicio en el que ya no saben como comparecer, si como acusados o testigos. A través de la conversación desconcertada y dispersa que mantienen para matar el tiempo de la espera, van reconstruyendo y recordando las circunstancias que les han llevado allí. De este modo, el espectador puede ir reconociendo como arquetipos de las distintas obsesiones del hombre contemporáneo -ahogado por un consumismo voraz y sus pequeñas miserias- los mecanismos que amenazan al individuo de nuestros días. En la búsqueda de las razones por las que han terminado en una particular sala de espera -¿un juzgado o el mismo purgatorio?- un marido, una cuñada, una esposa y una autoestopista comparten con el espectador las ridículas menudencias de sus vidas, dotando a la pieza de ironía, comicidad y juego teatral.Un magnífico cuarteto de cámara interpretado por Carmen Machi, Vicente Díez, Marisol Rolandi y Eva Santolaria.
Auto es una obra de tono irónico y voluntad moralizante que recibe su nombre de los autos sacramentales calderonianos. Como su mismo autor y director afirma "Auto es una reelaboración contemporánea de las claves que sustentan un género -el auto sacramental caracterizado por su dimensión alegórica- que no ha sido abordado desde otras perspectivas. Se trata de un atrevimiento en cuanto a que, por su dimensión moral, parece haber desaparecido de la escena de nuestro tiempo. Por eso, de una manera perversa, he recurrido a él".
Y aunque los años sigan pasando, Auto parece haber conseguido viajar a través del tiempo sin que la conciencia devastadora del mismo haga mella en él. Más bien al contrario: como si de un buen vino en barrica de roble se tratase, Auto parece haber cogido una mayor solera y es que hay algo que pervive a pesar de que Caballero no sepa aún qué clase de texto es Auto: la secreta obscenidad del consumismo de cada día. Y por aquí sí que no parece haber pasado el tiempo.