Image: Norma Aleandro, sólo el actor, el público y la obra

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Teatro

Norma Aleandro, sólo el actor, el público y la obra

La gran dama de la escena argentina llega como directora a los Teatros del Canal con Escenas de la vida conyugal, de Bergman

21 octubre, 2015 02:00

Ricardo Darín y Érica Rivas interpretando Escenas de la vida conyugal. Foto: Gabriel Machado

"Bergman es un profundo conocedor del ser humano, de su alma, de sus glorias, de sus miserias, y las pone todas en boca de sus personajes". Con estas palabras la gran dama del teatro argentino, Norma Aleandro (Buenos Aires, 1936), explica a El Cultural Escenas de la vida conyugal, el montaje basado en la obra de teatro del cineasta sueco que llega este 21 de octubre a los Teatros del Canal protagonizado por Ricardo Darín y Érica Rivas. No es la primera vez que Aleandro se enfrenta a esta obra. Ya lo hizo como actriz en 1992 con Alfredo Alcón como compañero de reparto y con su amigo Lino Patalano como productor. En esta ocasión, Aleandro dirige la versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino: "Nuestro punto de partida ha sido el texto que Bergman propone para el teatro. No vi su serie de televisión aunque sí la película hace muchos años, antes de soñar siquiera que alguna vez interpretaría a María y mucho menos que también la dirigiría. Por ese motivo llegué sin prejuicios ni presiones cuando me tocó tanto interpretarla como ahora dirigirla".

Estas "escenas" iniciaron su periplo en 2013 en el Teatro Maipo de Buenos Aires con la actriz Valeria Bertuccelli como compañera de Darín durante dos temporadas. Érica Rivas se incorporó en enero de este año, integrando ya el actual equipo que les ha llevado a Lima y al Teatro Tívoli de Barcelona. "Cuando estrenamos la obra con Alfredo Alcón -recuerda Aleandro-, vimos con sorpresa que la gente se reía en situaciones que a nosotros nos parecían muy dramáticas. Pensamos que algo estaba mal hasta que nos dimos cuenta de que la gente se estaba riendo de sus propios problemas, viéndolos expuestos en el escenario. Obviamente, la catarsis venía luego, cuando salían del teatro y se iban a casa o a cenar. Bergman tiene ese humor, que sonará distinto según el actor que lo interpreta o el público al que va dirigido". Aunque el montaje fue concebido al principio para el público argentino, Aleandro, que estuvo en 2013 en España encarnando a Maria Callas en Master Class, reconoce no pensar de entrada en un tipo de público concreto por haber tantos como personas: "Lo único que trato es de no subestimar su inteligencia. De no hacérselo fácil. Y eso lo agradece. Inevitablemente, pensamos en el público argentino, que fue el que primero la vio. Luego, por extensión, en el latino y con un ojo puesto siempre en el español, que tan bien nos acoge".

Las escenas conyugales de Aleandro/Bergam es sólo la punta del iceberg del gran movimiento escénico que vive Argentina. De su circuito saltan a los festivales de todo el mundo, como, recuerda la actriz y directora, le ocurrió a Claudio Tolcachir y su primer Timbre 4. "Se hace teatro no solo en las grandes salas comerciales, también en las pequeñas del circuito off, donde algunas no tienen más de 50 butacas, y en lugares tan impensados como una fábrica abandonada, el living de una casa o incluso en su baño...".

Con Norma Aleandro y el teatro argentino el puente aéreo funciona. Y mucho. Está perfectamente al tanto de lo que ocurre en nuestras tablas. Vive en carne propia lo bueno y lo malo que pasa por ellas: "A pesar del daño producido por el IVA, cuando estuve la última vez en España vi que su teatro gozaba de muy buena salud. Sé que las grandes obras tienen mucho éxito, que los musicales han prendido de forma definitiva en el público y que hay grandes actores de los que ustedes pueden vanagloriarse, como mi amiga Nuria Espert o Imanol Arias, ambos muy conocidos y queridos en Argentina". Aleandro recuerda aún el impacto que recientemente dejó Carmen Machi en Argentina con su Juicio a una zorra: "Yo la conocía por sus películas. Se metió al público en el bolsillo".

El teatro, al que ha entregado toda su vida, es para Aleandro un fenómeno que vivirá siempre por sus características y por la complicidad que da al público: "Es sanador. La gente lo necesita. No han podido con él, ni podrán, ni el cine, ni la televisión ni la crisis. Es la única atracción en 3D que no necesita cables ni lentes especiales, ni pantalla gigante ni nada por el estilo. Sólo el actor, el público y la obra".

@ecolote