Belbel y Hamlet, en el descampado
El director lleva a escena la obra de Clàudia Cedó, que reflexiona sobre el dolor de perder a un hijo durante el embarazo
22 enero, 2020 10:30La lectura de Como una perra en un descampado fue un flechazo a primera vista para Sergi Belbel (Tarrasa, 1963), que aparcó todos sus proyectos para trabajar en la obra de Clàudia Cedó, en ese momento aún inacabada pero en manos ya de Toni Casares, director de la Sala Beckett. “No se puede declinar un proyecto teatral cuando te atrapa como me atrapó a mí”, explica Belbel a El Cultural. “Los diálogos, la temática, los personajes… Todo me llamó la atención. Cedó tiene magia. Reúne al mismo tiempo profundidad, fuerza, sentido del humor y, sobre todo, belleza”, precisa el director , que llevó el montaje al Festival Grec en julio de 2018 y que ahora desembarca, a partir del 31 de enero, en el Teatro Valle-Inclán de Madrid.
Vicky Luengo, David Menéndez, Anna Barrachina, Queralt Casasayas, Xavi Ricart y Maria Rodríguez protagonizan un montaje en el que una pareja, Julia y Pau, sufren un duro golpe tras perder un hijo debido a las complicaciones del embarazo. La obra muestra su historia de superación a través de momentos que unas veces son dramáticos y difíciles y otras felices e incluso cómicos.
“Aunque no hayamos sufrido esa experiencia encontramos un punto de conexión emocional e intelectual”. S. Belbel
“El humor sirve para distanciarse y al mismo tiempo para dar un respiro al espectador –matiza el director, que prepara para el TNC un texto de Carles Batlle sobre Hedy Lamarr y Marilyn Monroe con Laura Conejero y Elisabet Casanovas–. Clàudia es una mujer con una energía muy positiva y desbordante. Ella impregna de emoción a los personajes. Precisamente ha sido una enorme cascada de sentimientos lo que la ha llevado a conectar con el público, reforzada, según Belbel, por la intensidad del trabajo realizado por los actores. El entusiasmo de Belbel por este relato le ha llevado a conectar la obra con el Shakespeare más universal, guiado quizá por la inercia de una versión libre que realiza en estos momentos de Hamlet: “Excepto su dimensión política, que no la tiene, el resto de la obra me recuerda a Hamlet, sobre todo por la base del conflicto: ser o no ser es también el dilema principal de la protagonista.
También por ser un canto de amor al teatro”. Para el director de obras como La punta del iceberg también estamos ante un montaje con una fuerte carga metafórica: “Aunque no hayamos tenido la experiencia de la protagonista, encontramos un punto de conexión emocional e intelectual justamente con el ‘descampado’, un territorio que todos llevamos dentro y que conecta directamente con el miedo a lo desconocido. El desdoblamiento, además, de Julia en su Pepito Grillo (Julia 2) hace que en la obra aparezcan grandes momentos de reflexión. Por eso no me costó encontrar la similitud con Hamlet, solo que aquí la protagonista es una mujer y sus elucubraciones son menos retorcidas”.
Cedó, que evoca en la obra una experiencia similar, incide en la imagen del descampado: “Todos tenemos un lugar árido que hemos tenido que cruzar. Una experiencia dura, una decisión difícil, una pérdida que llegó sin avisar, una guerra que no queríamos tener… Los terrores se aglutinan ante ti como un ejército armado y avanzas como un animal asustado. Lo que no esperas es que allí, en medio del descampado, te encuentres una fuerza extraña, un empujón de los propios muertos o un impulso de los vivos. No sé. Es algo que te convierte en más poderosa y sabia”.