Tras su estreno durante la temporada pasada en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, Alfonso Zurro muestra su versión de El público, de Federico García Lorca, en las Naves del Español (a partir del 20 de abril). Pese a ser considerado por el propio autor como "irrepresentable" (forma parte de su "teatro imposible" junto a Así que pasen cinco años y Comedia sin título), la obra ha tenido siempre una gran atracción en nuestra escena. De Àlex Rigola a Carlos Martín, y de Ricardo Iniesta a Lluís Pasqual, El público no ha dejado de estar presente en nuestros escenarios desde los primeros años de la Transición.

Producido por el Teatro Clásico de Sevilla, la obra, según Zurro, es un drama poético de una belleza deslumbrante: "Es tan apasionado como inabarcable, tan complejo que ningún espectador sale indemne. Solo con dejarse arrastrar por la palabra lorquiana ya es suficiente. La pieza se asienta sobre cuatro pilares: la vida, el teatro, el amor y la muerte. Todo, con un delgado papel de celofán que los envuelve: el fracaso". Debido a la fuerte presencia del amor homosexual, El público tuvo una andadura casi clandestina. Lorca escribió la última página de su primer manuscrito en 1930 pero no se publicó hasta 1970 en Londres.

"He intentado huir de lo pedagógico o reivindicativo, donde a veces pueden arrastrarnos fácilmente los personajes y sus situaciones -precisa Zurro-. Huir del exhibicionismo, enfermedad que a veces nos ataca a los directores de escena y a la que esta obra predispone. El único protagonista es El público de Lorca".

"Es tan apasionado como inabarcable, ningún espectador sale indemne. Solo con dejarse arrastrar por la palabra lorquiana es suficiente". Alfonso Zurro

"Descubrimos cómo han cambiado las relaciones sentimentales cien años después y un teatro ‘bajo la arena’ donde se practica la ruptura de estructuras dramatúrgicas clásicas, mezclando planos narrativos sin concesiones al espectador", añade el director. El espacio escénico, diseñado por Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, se presenta como un caleidoscopio donde se mezclan realidad y ficción, teatro dentro del teatro, sueños, deseos, ilusiones, desdoblamientos... 

"Es un texto más actual, valiente y audaz que lo que hoy día se está planteando sobre los escenarios. Hay que acceder a él con los ojos y los oídos bien abiertos, sin prejuicios y sabiendo que viajamos a la cima de la vanguardia teatral más transgresora del siglo XX", explica el director salmantino, que, anuncia, acaba de terminar una larga investigación sobre las dos últimas ejecuciones por garrote vil que hubo en Sevilla, ejecuciones llevadas a cabo en 1960 a dos condenados por homosexualidad.

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"Todo eso -precisa- ha desembocado en una pieza dramática titulada Invierno en Sevilla que se acaba de publicr. Estamos intentando ponerla en pie, pero es un asunto complejo porque hay más de 40 personajes y varios coros. Teatro irrealizable en los tiempos que corren. Como respuesta a esta coyuntura, he empezado a escribir un monólogo".