
Manifestantes esperan las noticias de los telegrafistas en Cibeles, el 14 de abril de 1931. Foto: Alfonso / Archivo General de la Administración
La II República desde todos los focos: de la "cruzada" contra ella al estudio crítico de su fracaso
La historiadora Rebeca Rodríguez Hoz disecciona en un exhaustivo ensayo las controversias entre investigadores y las tesis que primaron en distintas épocas.
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De la demonización por parte de los trovadores de la "Cruzada" a la búsqueda objetiva de las causas de su fracaso. Ocho décadas de tesis, refutaciones, acuerdos y desacuerdos entre los más variados estudiosos de un periodo, el vivido en España entre 1931 y 1936, que la historiadora Rebeca Rodríguez Hoz ha condensado en Lo que fue de la República. La experiencia republicana en la historiografía (1940-2021), obra publicada por la Editorial de la Universidad de Cantabria.

Título: Lo que fue de la República. La experiencia republicana en la historiografía (1940-2021)
Autora: Rebeca Rodríguez Hoz
Editorial: Editorial de la Universidad de Cantabria
Año de edición: 2025
Disponible en la Editorial de la Universidad de Cantabria
Cualquier época puede ser objeto de controversias entre historiadores. Pero en el podio de los desencuentros históricos está sin duda la de la II República -y la guerra civil que terminó abruptamente con ella-. Y aquí comienza la primera polémica: ¿fracasó la República o fracasó aquel golpe de Estado de 1936 encaminado a acabar con ella?
Para la historiografía nacida tras la guerra cuyo último parte firmó el general Franco el 1 de abril de 1939, la respuesta está clara: la República era culpable y el conflicto armado se debió a sus vicios, resumidos en un Dictamen que una comisión de juristas del bando rebelde constituyó en febrero del 39, con el país aún en armas, para depurar responsabilidades. Entre los cargos imputados al Frente Popular, vencedor de las elecciones de febrero del 36, el proyecto de "una inminente conquista revolucionaria del poder para implantar una dictadura bolchevique".
Parahistoriadores de la cruzada
Esa fue la verdad impuesta por la dictadura. Como destaca Rodríguez Hoz, "la historia de la II República quedó en manos de parahistoriadores de la cruzada y escuadrones de apologetas, periodistas, juristas, militares, ideólogos, policías y clérigos que desarrollaron los argumentos codificados por el Dictamen elaborado bajo la inspiración de Serrano Suñer". Destaca al "cruzadógrafo" Joaquín Arrarás y su Historia de la Cruzada Española como obra más notoria de exaltación de los vencedores.
Durante el franquismo, el primer trabajo de un historiador profesional sobre el tema no llegaría hasta 1961, con la colección Historia de España de Carlos Seco Serrano. Una obra "que matizaba el cuadro apocalíptico y conspiratorio trazado por los propagandistas de la dictadura" sin rebatir "el pertinaz argumentario sobre la culpabilidad de las izquierdas".

Museo Reina Sofía
Así, el estudio objetivo de las medidas polémicas que afrontó la II República (la reforma agraria, la del Ejército, la cuestión religiosa, los regionalismos/nacionalismos...) vino del extranjero. Principalmente, de la escuela angloamericana, pero también de la francesa y de historiadores españoles exiliados.
Hispanistas anglosajones
Comenzó el británico Gerald Brenan con El laberinto español, publicado en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. A esta obra le seguiría La guerra civil española, de Hugh Thomas. Publicada en París en castellano en 1961 por Ruedo Ibérico, la principal editorial del exilio republicano, esta investigación hace una "distribución equitativa de las responsabilidades de la guerra" entre una "extrema derecha" que no aceptó la derrota electoral de 1936 y la "extrema izquierda" sublevada en la Revolución de Octubre de 1934.

La historiadora Rebeca Rodríguez Hoz. Foto: cortesía de la autora
A Thomas le contestó el estadounidense Gabriel Jackson con La República Española y la Guerra Civil (1965), el trabajo "qué más contribuyó al restablecimiento del crédito de la II República", según Rodríguez Hoz.
Dentro del hispanismo anglosajón, "el más ferviente defensor de la tesis de la culpabilidad de las izquierdas" es el estadounidense Stanley Payne, "autor de una obra publicada en 1968 por Ruedo Ibérico con el título Los militares y la política en la España contemporánea".
Tesis rebatidas
Entre los que rebaten esta tesis se encuentra Paul Preston, quien en su The Coming of the Spanish Civil War: Reform, Reaction and Revolution in the Second Republic, critica a la derechista CEDA, que "tenía muchos de los signos exteriores de una organización fascista" y acusa a su líder, Gil Robles, de "colaboración" con las maquinaciones golpistas que hicieron estallar la guerra.
En la historiografía francesa, la autora destaca al marxista Pierre Vilar. Y entre el exilio republicano, a Manuel Tuñón de Lara, discípulo del anterior y autor de La España del siglo XX y La II República. Tuñón pone el foco en "la derrota electoral de febrero de 1936", que supone para las clases dominantes "la pérdida del poder político". Y acusa a su facción "más retrógrada e intransigente" de iniciar la guerra: "Se irá, cueste lo que cueste, a la recuperación del poder político por quienes tienen el económico".
Historiografía en democracia
Rodríguez Hoz subraya entre los historiadores españoles que difundieron sus tesis ya en democracia los trabajos de Santos Juliá o Julio Aróstegui, que rebatieron a la "escuela" angloamericana partidaria de una República como antesala de la guerra civil. Juliá respondió a la pregunta planteada anteriormente: lo que fracasó fue el golpe de estado que derivó en conflicto armado: "La República no fracasó; fue, sencillamente, fracasada".
Defiende una postura contraria Manuel Álvarez Tardío, quien considera que los militares que se sublevaron no se radicalizaron "como resultado de la victoria de las izquierdas en las elecciones [de 1936]", sino a raíz de la violencia ejercida en los meses siguientes por "esas izquierdas" que veían al Ejército como una de sus "dianas predilectas".
Sin embargo, Francisco Alía Miranda indica que el golpe militar comenzó a fraguarse "en enero de 1936", cuando se celebró en casa de un amigo de Gil Robles una reunión a la que acudieron, entre otros, los generales Mola, Fanjul, Orgaz, Franco y Varela, en la que concertaron "un alzamiento militar" para derribar al gobierno republicano.
Donde más coinciden los historiadores de distintos signos es en el fracaso de la política religiosa aplicada por la República. Juan Pablo Fusi, al que la autora encuadra en la escuela liberal, subraya su "innecesaria agresividad", con medidas como la disolución de la Compañía de Jesús. Álvarez Tardío muestra sus tesis conservadoras al acusar al presidente Azaña de "laicismo jacobino", e incluso el izquierdista Tuñón de Lara tildó de "impolítica política religiosa" las medidas del primer gobierno republicano.
Con citas a otros historiadores de diferentes épocas y tendencias, desde Ramón Salas Larrazábal a Julián Casanova, la autora bucea en la abundante historiografía producida. Todo ello sin olvidar señalar el uso partidista, marcado por el presentismo, que durante la Democracia han hecho distintos partidos políticos de la historia del periodo tricolor.