Image: Cuentos completos

Image: Cuentos completos

Letras

Cuentos completos

Katherine Anne Porter

12 julio, 2007 02:00

Trad. A. Boet y otros. Lumen. Barcelona, 2007. 714 páginas. 27 euros

La nave de los locos (1962) popularizó a una anciana narradora, Katherine Anne Porter (1890-1980), hasta entonces apenas conocida fuera de su selecto y reducido círculo de fieles, pese a llevar más de treinta años escribiendo relatos. Paradójicamente, el éxito literario de su única novela fue el camino que llevó a un buen número de lectores a interesarse por sus cuentos, género al que se asocia indefectiblemente el nombre de Porter en la actualidad.

Y uno sospecha que fue el roce de los laureles novelescos el impulso que necesitó Porter para reagrupar en un solo volumen relatos y cuentos aparecidos en otras publicaciones. En el breve "Adelante pequeño libro…", escrito a modo de prólogo, manifiesta la autora: "Esta colección de relatos ha estado rodando por el mundo durante años en muchas ediciones, países e idiomas, dividida en tres pequeños volúmenes." (pag. 9). El resultado fue Cuentos Completos, edición que, además de ser premiada con el Nacional Book Award en 1965 y el Pulitzer en 1969, le aseguró un lugar junto a Flannery O’Connor como voz irrenunciable de la literatura sureña y ser considerada referencia obligada en la historia del relato breve. Los tres volúmenes a los que hacía referencia en la anterior cita eran Judas en flor y otros cuentos (1930); Pálido caballo, pálido jinete. Tres novelas cortas (1939); y La torre inclinada y otros cuentos (1944). El original de la cada una de las entregas tiene su propia personalidad; sin embargo, la edición conjunta parece trasferirles a todos ellos una novedosa dimensión por mor de la cual el verdadero significado se amplifica al formar parte de la totalidad. Así, por ejemplo, el relato "El espejo agrietado" perteneciente a Judas en flor se complementa y potencia al relacionarlo con "Un día de trabajo" -quizá su mejor relato- incluido en La torre inclinada. La pareja que forman Dennis y Rosaleen resulta ser una clara evocación de la formada por el Sr. y la Sra. Halloran. Se trata de dos relatos donde el componente biográfico supura por cada rendija de las historias. Katherine Anne Porter sufrió durante nueve años un aciago matrimonio en el que la brutalidad intelectual del esposo tan sólo podía ser comparable a la violencia física que sufría. Fue en esos años cuando se convirtió al Catolicismo. Sin embargo la espiritualidad no le proporcionó la respuesta buscada.

Pese a tratarse de relatos, Katherine Anne Porter logró perfilar un interesante personaje en sus cuentos, el de Miranda, a través de cuyos ojos conocemos buena parte de una realidad familiar y social que evoca poderosamente a aquella del mismísimo Faulkner. Así por ejemplo el cuento "El circo", donde Miranda tiene que ser llevada a casa por un sirviente negro al sentirse atemorizada por la actuación de un payaso funambulista, podría perfectamente ser atribuido al inmortal sureño. En "La tumba" la infantil y asustadiza Miranda llegará a convertirse en una mujer conocedora de sus posibilidades personales y limitaciones sociales.

Miranda había ya resultado ser un personaje definitivo y definitorio en Pálido caballo, pálido jinete. La propia Porter había manifestado su rechazo a la definición de "Novella" pues, a su juicio, "‘Novelita’ es un término clásico que sugiere algo nimio. Nouvelle es una palabra tan vaga, débil y pretenciosa que no es preciso ni que describa sus implicaciones." (pág. 11). Etiquetas aparte, Pálido caballo, pálido jinete es uno de los mejores en su género. Miranda tiene 24 años y trabaja de reportera cubriendo informaciones relativas a la I Guerra Mundial. Se enamora de Adam, un soldado que está a punto de ser enviado al frente. La tragedia final llegará a evocarnos a Ernest Hemingway, antítesis del antes mencionado Faulkner. En cierta forma la grandeza de Katherine Anne Porter también tendrá que ver con su capacidad de reconciliar aquello que literariamente se antoja irresoluble.