'Música en la oscuridad', de Antonio Iturbe: una tragicomedia rural sobre el poder de la cultura
Entre la parodia y el drama, el escritor narra las andanzas de un músico encargado de la banda municipal de un pueblo de Zaragoza en los años 30.
14 mayo, 2024 01:08De entrada, Música en la oscuridad parece un drama rural. Antonio Iturbe (Zaragoza, 1967) esparce notas típicas de este subgénero narrativo. Por una parte, referencias socio-económicas que revelan extremada pobreza: hambre, ínfimo desarrollo, economía de subsistencia…. Por otra, incultura e instintos primitivos.
Estos datos remiten a una realidad como fuera del tiempo y de la modernidad, aunque se sitúen en los concretos amenes de la monarquía de Alfonso XIII. El tratamiento literario apunta en la misma dirección: muchas voces locales o regionales, vulgarismos y la fonética popular (“hi extraviao”, “pa dicirle”) salpican la prosa cuidada y poemática del narrador principal.
Pronto, sin embargo, la novela desmiente la impresión de alicorto relato de penalidades rurales para convertirse en una jugosa narración con atractivas peripecias y con aire un tanto de vodevil.
A Casetas, pequeño núcleo campesino a poca distancia de Zaragoza, llega por necesidad de ganarse la vida un sastre y músico, Mariano, que se ha comprometido a ponerse al frente de la banda municipal. La formación de la charanga, que pueblos próximos ya han contratado para amenizar sus festejos, ocupa mucho espacio.
Mariano ha de sortear dificultades sin cuento. Ni dispone de músicos ni hay instrumentos. Con ingeniosas artimañas, invencible entusiasmo y derroche de virtudes pedagógicas consigue formar un pequeño grupo. Este proceso resulta muy divertido y los ensayos de la estrafalaria tropilla filarmónica alcanzan altísima hilaridad. El lector tiene asegurados muchos momentos de feliz diversión por el gracejo que Antonio Iturbe derrocha en la invención de una farsa.
'Música en la oscuridad' es una jugosa narración con atractivas peripecias y aire un tanto de vodevil
Pero esta cara amable de Música en la oscuridad ofrece también su cruz penosa. En el oscuro reverso de la moneda tenemos un retrato colectivo muy duro. Encontramos tanto las existencias miserables de los lugareños como el alcalde autoritario o el cura tridentino. Una realidad bien sombría que, sin embargo, el autor no la presenta con una mirada severa sino que la somete al eficaz torcedor de los registros distanciadores del humor, la burla, la ironía y la parodia. A la vez, el jocoso costumbrismo adquiere una notable densidad.
Al realismo un tanto expresionista de las anécdotas y de los personajes se le añade el sugestivo contrapeso de la magia, las supersticiones y el curanderismo. Así, el mundo entero se representa como una confrontación, el racionalismo ilustrado de Mariano contra el irracionalismo visionario de la bruja Hilaria.
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Sobre esta dicotomía planea implacable el tiempo concreto que enmarca los sucesos y Música en la oscuridad se convierte en una auténtica novela histórica. El libro repasa con apuntes sintéticos bien seleccionados la sublevación de Jaca, la llegada de la República, la militarada del 36 y las tropelías cometidas en el pueblo por sanguinarios falangistas. Se cierra con la restauración del ominoso tiempo anterior en el que compiten el caciquismo conservador y el fanatismo clerical.
Lo peculiar de esta enésima crónica de la Guerra Civil radica en la cerrada apuesta del autor por el poder de la educación y la cultura en la regeneración colectiva. Aunque las fuerzas reaccionarias impidan todo aliento reformista, Iturbe lo celebra como meta alcanzable de la humanidad.
Para pregonarlo, sin renunciar a lo discursivo Antonio Iturbe monta una alegoría en torno a la capacidad sanadora de la música, faro que ilumina y asegura la civilización. Música en la oscuridad es una novela rica en emociones y amena que trasmite este positivo mensaje, seguramente en exceso idealista.