
Laura Chivite. Foto: Isabel Ezkieta
'El ataque de las cabras', de Laura Chivite: historias ocultas y animales que se comportan como personas
La ópera prima de la escritora mezcla la descripción de las relaciones humanas con un surrealismo que, en ocasiones, contiene trazas de fantasía.
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El ataque de las cabras es la primera novela de Laura Chivite (Pamplona, 1995), una escritora formada en Literatura Comparada y Cine, dos disciplinas presentes en la obra que nos ocupa. La primera porque la ha dotado de conocimientos sobre el arte de narrar y sus especificidades –temáticas y formales– no solo en nuestra lengua y cultura; y la segunda, vinculada a la anterior, porque le ha permitido ampliar el espectro de la mirada, conocer nuevos argumentos y profundizar en técnicas que están presentes en los ámbitos literario y cinematográfico.

El ataque de las cabras
Laura Chivite
Random House, 2025
173 páginas. 18,90 €
A pesar de su aparente tono asilvestrado y naíf, El ataque de las cabras cuenta con una estructura cuidada: quince capítulos divididos en tres secciones, introducida cada una de ellas por un episodio que tiene como personaje principal a una "cabra insolente". Estos tres, además de estar representados por animales (que curiosamente se comportan igual que las personas), siguen el esquema de los relatos en los que el lector elige su propia aventura.
En ellos, la protagonista de la historia, que también hace las funciones de narradora, selecciona el desenlace que prefiere. Así, el texto, además de introducir el juego y de subrayar su carácter ficcional, se refleja sobre sí mismo, adoptando cierto carácter metarreflexivo.
La narración, que tiene diferentes capas de lectura, relata la conexión entre la narradora y su tía Lidia. Ambas convivieron durante algún tiempo después de que la muchacha abandonara la casa de sus padres. Por entonces, Lidia había rematado su historia de amor con Jara, con la que había formado un grupo de punk denominado Pezón Suicida, aunque su verdadero declive llegó tras la muerte de Baby, un gato al que consideraba mucho más que una mascota.
Después, la narradora abandonó a Lidia, cursó un grado en la universidad y regresó a la casa materna; lo hizo desde una madurez que le debía mucho a su convivencia con la tía. Gracias a sus conversaciones y a lo que aprendió a su lado, nuestra narradora empezó a situarse en el mundo y, sobre todo, a conocer la historia de su familia que, como la de cualquiera, estaba plagada de malentendidos, historias ocultas y desencuentros entre personas que se quieren. El problema es que no sabían el modo de decírselo porque habían levantado barreras que lo impedían.
Tiene razón Jonás Trueba en que esta autora "va a su aire y no se deja llevar por modas". No se parece a nadie
En una nota promocional del libro, Jonás Trueba dice que "Laura Chivite va a su aire y no se deja llevar por modas". Y tiene razón. Esta autora no se parece a nadie y ha compuesto una obra en la que mezcla la descripción de las relaciones humanas construida desde el realismo con un surrealismo que, en ocasiones, contiene trazas de fantasía. Y lo ha aderezado, además, con cierto aire melancólico, una observación crítica de la actualidad que dibuja (resulta paradigmático su juicio sobre la fiesta de San Fermín) y un sentido del humor que obliga a esbozar una sonrisa en no pocas ocasiones.
El ataque de las cabras es una novela de formación en la que vemos crecer a la protagonista, pero también recoge la crónica de una familia, de las idas y regresos que jalonan la vida de los individuos, y contiene, asimismo, una escritura catártica e imaginativa. Larga vida literaria a Laura Chivite.