Carmen Martín Gaite en su apartamento de Doctor Esquerdo, en Madrid, h. 1992. Cortesía de Fundación Martín Gaite.

Carmen Martín Gaite en su apartamento de Doctor Esquerdo, en Madrid, h. 1992. Cortesía de Fundación Martín Gaite.

Letras

Cuando Carmen Martín Gaite dijo no a la RAE: "Cada día detesto más la cultura oficial y amo más mi independencia"

La escritora explicó así en una carta su negativa a entrar en la Academia, un episodio que recoge el catedrático José Teruel en su biografía ganadora del Premio Comillas.

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Aunque es conocida la histórica reticencia de la Real Academia Española a admitir mujeres entre sus filas —situación que ha tratado de corregir en los últimos años—, el biógrafo de Carmen Martín Gaite, José Teruel, niega que este fuera el caso de la autora de Entre visillos.

Lo ha dicho este lunes en la presentación de Carmen Martín Gaite. Una biografía, libro con el que el catedrático de Literatura Española de la Universidad Autónoma de Madrid ganó en enero el último Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias de la editorial Tusquets.

“Fue al contrario”, asegura. “En 1981 Manuel Seco, Rafael Lapesa y Carlos Bousoño se acercaron a ella con la intención de proponerla como académica, y Víctor García de la Concha siguió insistiendo hasta el final”, explica el biógrafo. “Insistieron mucho. Dije que no. Cada día detesto más la cultura oficial y amo más mi independencia”, escribió Martín Gaite en una carta a una amiga.

“Un rasgo que enaltece la catadura moral de Gaite fue su no a la RAE. Era ambiciosa con su tiempo. Necesitaba escribir y decía que ella no tenía nada que hacer en la Academia, que esta era cosa de filólogos, y que los escritores debían invertir su tiempo en escribir”. Según Teruel, Martín Gaite dijo en alguna ocasión: “Hay que saber decir no, porque si no te pueden nombrar hasta ministro”.

Martín Gaite recibió un duro golpe de la vida cuando en 1955 el primer hijo que tuvo con Rafael Sánchez Ferlosio, Miguel, falleció a los siete meses de edad. En 1985, años después de su divorcio del escritor, sufrió otra estocada brutal del destino: la muerte de su segunda hija, Marta, a los 28 años, víctima del sida del que se había contagiado por su adicción a la heroína. “Después de la muerte de Marta, la literatura es lo único que tenía”, afirma Teruel.

Por eso respondió así a una de las muchas tentativas de García de la Concha para presentar su candidatura a la Academia, tal como recordó él mismo en un libro en el año 2000: “Mira, Víctor, yo no sé hacer más que una cosa. No valgo para hacer varias cosas al tiempo y a mí me ha costado mucho asumir, que aún no lo he terminado de asumir, la muerte de mi hija y me ha costado mucho recomponer lo elemental para poder sobrevivir. Un chamizo para poder vivir. Una tienda de campaña para poder sobrevivir. Y esa es la Literatura de creación. Eso es escribir”.

Historia de una biografía

La biografía escrita por José Teruel ve la luz precisamente en el año en que se celebra el centenario del nacimiento de Carmen Martín Gaite, una de las escritoras españolas más importantes del siglo XX. El libro se sostiene sobre tres pilares: la biografía íntima de la autora, la construcción de su imagen pública y la exégesis de su obra, todo ello “entrelazado sin hacer muchos distingos”.

En el libro está la voz del propio Teruel “como cronista veraz, modesto, nada olímpico”, así como la propia voz de Carmen y la de otras personas que convivieron con ella. Su objetivo ha sido escribir “una biografía rigurosa pero amena”, como hizo la propia autora, apasionada de la historia, en su ensayo El proceso de Macanaz: historia de un empapelamiento, sobre el político del siglo XVIII Melchor de Macanaz, procesado por la Inquisición.

Resumiendo los hechos más importantes en la vida de Martín Gaite, Teruel explica que en su ensayo aborda los antecedentes familiares de la autora; su formación en Salamanca; su amistad con Ignacio Aldecoa; su llegada a Madrid y su participación en la Revista Española y en el grupo literario de la generación del 50; su noviazgo, matrimonio y posterior separación de Rafael Sánchez Ferlosio, su relación con su hija Marta y, cómo, tras su muerte, “decidió habitar la soledad”.

Teruel conoció a Carmen Martín Gaite en 1986, cuando él tenía 26 años. Había escrito “un articulito” sobre su libro El cuarto de atrás y se lo mandó antes de publicarlo. Al día siguiente ella lo llamó por teléfono para decirle que le había gustado porque el joven “había captado en su obra cosas que nadie más había detectado”.

Poco después le invitó a tomar el té en su apartamento de la calle Doctor Esquerdo, en Madrid, y también coincidieron en el Instituto Internacional, donde él daba clases de literatura y ella unas conferencias “que eran un auténtico espectáculo”, así como en las tertulias que organizaban las hermanas Martín Gamero, y a las que también acudían otros personajes de la época como José Luis Borau o Claudio Rodríguez. 

“Nunca fui amigo íntimo de Carmen, no voy a presumir de cosas que no fui. Tuvimos un trato directo pero esporádico. Siempre hablábamos de literatura y de su obra, no de asuntos personales”, explica Teruel. “Evidentemente existe una empatía con el personaje, pero no es una hagiografía”, advierte el autor.

La idea de escribir una biografía de Carmen Martín Gaite se la dio la hermana de la autora, Ana María, en diciembre de 2003. Carmen había muerto unos años antes, en 2000. “No sé por qué pensó que yo sería la persona ideal para escribirla, quizá porque me consideraba discreto”. Unos meses después, le invitó a la finca familiar del Boalo donde estaba el archivo de Carmen, en cajas de madera, antes de que fuera adquirido por la Junta de Castilla y León. “Estaba muy desordenado, y además Anita estaba siempre nerviosamente revolviendo los papeles y cambiándolos de sitio”, recuerda Teruel, que pudo indagar en el archivo con total libertad.

La escritora Carmen Martín Gaite (1925-2000). Foto: Archivo Carmen Martín Gaite

La escritora Carmen Martín Gaite (1925-2000). Foto: Archivo Carmen Martín Gaite

Otro aliciente para escribir esta biografía es el hecho de que el propio Teruel fue el responsable de la edición anotada de las obras completas de Carmen Martín Gaite en siete tomos entre 2008 y 2019, en el desaparecido Círculo de Lectores. Una labor para la que se rodeó "de un equipo excelente" en el que figuraron José-Carlos Mainer, Elide Pittarello, María Cruz Seoane, Jordi Gracia y María Victoria Calvi. En su opinión, ese trabajo en el que tanto tiempo y esfuerzo invirtieron "pasó un tanto desapercibido", lamenta.

Este libro que ahora se publica, que aspira a ser la biografía definitiva de Carmen Martín Gaite, es necesario para conocer mejor la vida y obra de la autora en tanto que ella “no escribió ninguna autobiografía en sentido estricto, aunque su obra está llena de momentos autobiográficos”, explica Teruel. Esto es así porque tenía “una relación biológica con su obra”, escribía “desde un observatorio llamado experiencia”. “Tras los ropajes de la ficción y las afirmaciones ensayísticas se escondía una escritura del yo”, añade.

Una literatura de los afectos

Carmen Martín Gaite sigue interesando a los lectores e inspirando a nuevas generaciones de escritores. En opinión de Teruel, esto es así porque en su literatura “son fundamentales la comunicación y los afectos”, algo que nos atañe a todos. Escribía “historias íntimas de casas”, “son la vida de su propio público”. Otro tema fundamental en su obra son “los conflictos intergeneracionales”, algo para lo que fue muy importante su propia relación con su hija Marta y aportó a su literatura “un toque de modernidad”.

En cuanto al estilo literario de “la Gaite”, Teruel recuerda que lo primero que llamó su atención cuando la leyó por primera vez —Retahílas— fue su oralidad. “En los años setenta, una época en la que estaban de moda las triquiñuelas faulknerianas y lo muy experimental, de pronto em encontré con una literatura muy oral, y a mí me parecía que eso es lo más difícil en literatura. Es una escritura que parece que se está haciendo ante nuestra vista, donde no está muy clara la diferencia entre lo improvisado y lo escrito”, opina Teruel.

Esa oralidad, dice, hace que Martín Gaite tenga una voz inconfundible, especialmente en los ensayos. “Nunca escribe ensayos desde las abstracciones, sino desde la experiencia, entablando un diálogo con el lector. Sus novelas son muy buenas, pero hay también novelistas contemporáneos buenísimos. En cambio, su voz ensayística me parece inconfundible. Me gustaría que este centenario sirviera para valorar con más cuidado el ensayo de Martín Gaite”.

El biógrafo también la destaca como “la escritora más atenta a sus amigos de la generación del 50, ya que escribió 22 semblanzas de ellos”.

Legado en la Caja de las Letras

El propio Teruel introducirá esta tarde en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado de la autora compuesto por un ejemplar de sus obras completas —cuyos tres primeros volúmenes están descatalogados—.

También se introducirá en la Caja de las Letras la correspondencia de Martín Gaite con Juan Benet —que también editó él y también está descatalogada—. Se trata, dice, de "una correspondencia fundamental para descubrir el proceso de autoafirmación poética de Martín Gaite ante los grandes iconos masculinos de su generación".

Además se entregarán fotos familiares inéditas, dos postales manuscritas que la escritora envió a sus padres, así como una de sus icónicas boinas, así como las siete cartas que Martín Gaite envió al propio Teruel.