Novela

La asamblea de los muertos

Julia Escobar

6 septiembre, 2000 02:00

Pre-Textos. Valencia, 2000 131 páginas, 1700 pesetas

Aunque ésta es la segunda vez que esta autora se bate con la ficción, la primera fue la novela Nadie dijo que fuera fácil -1999-, un argumento que con el pretexto de embarcar a una familia en un proyecto cultural, exhibía la complejidad de ese mundo y la compleja maraña de las relaciones familiares, Julia Escobar (Madrid, 1946) es una veterana en el mundo de las letras, como lo demuestran sus libros de poemas, sus ensayos, su intensa actividad como traductora y crítica literaria. Este nuevo libro es una apuesta original, de singulares motivos y nada comunes personajes, pues pretende representar una escena de la "vida" "en la Muerte" que ella imagina, y sus protagonistas son un representativo grupo de muertos "reunidos por afinidades en una de las numerosas asambleas convocadas por el Gran Cortejo".

Responde la idea a un miedo antiguo convertido en obsesión que ya asomó a las páginas de su primera historia: darle cuerpo a "ese extraño y lejano país", ofrecer la otra cara de esa afirmación que se sostiene en que "hay vida después de la vida" y en ella, obedeciendo la sugerencia de Séneca de que "todo tienen fin en esta vida incluso la muerte", materializar una trama inaudita. Por ella desfilan, ante la gravedad de quien preside con intención de enseñar a asumir el "olvido total", los testimonios de quienes exponen sus casos, sus quejas y sus reivindicaciones. Muertos rebeldes, los más, que se niegan a morir del todo, y muertos que, por el contrario, desean formar parte de ese extraño "cortejo" al que sólo accederán si obedecen al imperativo de "soledad", "silencio" y "secreto" que dicta la norma. Así, entre una realidad reconocible y un variopinto y nutrido repertorio de fantasías oníricas más y menos logradas, discurre este extravío de una imaginación que no deja indiferente.