Image: La cantante de hotel

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Novela

La cantante de hotel

Lourdes Ventura

8 mayo, 2003 02:00

Lourdes Ventura. Foto: M.R.

La Esfera. Madrid, 2003. 135 páginas, 13 euros

Quizá sorprenda, a quienes conozcan otras historias de Lourdes Ventura (El poeta sin párpados es la última y la más celebrada) y sepan de la intensidad y la densidad de sus narraciones, verla afrontar el reto de escribir una novela "de espías" al uso. O lo que es lo mismo, de afrontar las convenciones de un género dignificado por nombres indispensables en nuestras letras (Vázquez Montalbán, Mendoza, Andreu Martín, Lorenzo Silva), por títulos que ofrecen un plural muestrario de las posibilidades que el soporte de la intriga ofrece al punto de vista y a la estructura novelesca. Pues bien, con el respaldo del realismo "duro", una acción trepidante, y la puesta en escena de unos personajes fieles al perfil exigido por su trabajo en los "servicios de inteligencia" construye esta autora una novela sencilla, en la que despunta una trama urdida sobre el rigor y la coherencia argumental, y ligera, por su brevedad y su ritmo sostenido en la agilidad de un tono que atiende por igual a la acción y a sus protagonistas, y no menos intensa de lo que cabe esperar de su estilo narrativo.

La acción se escuda en la trascendencia del 11 de septiembre, en lo que pudo haber sucedido unos meses antes, cuando un agente, ya retirado, de los servicios secretos británicos, parecía a punto de descubrir el cruce de intereses que confluían en los planes de una acción terrorista que supondría una amenaza para el mundo. Su asesinato propicia una investigación que arrastra a un primer plano a Tania Valdez, una joven cubana, cantante de jazz en un hotel, y a un colega, experto en contraterrorismo, que es quien investiga su muerte. Desde ese primer plano se conjugan las pesquisas y las sorpresas que conducen -por los escenarios de Mojácar, París, Tánger y Madrid- hacia el final obligado en esta clase de relatos; pero, además, se recompone la veraz historia de culpas y daños personales en la que anida James Wolton. Y la resultante historia de amor, hábilmente insertada en "una de espías". Como corresponde.