Juan Carlos Galindo. Foto: © Alejandro Meter.

Juan Carlos Galindo. Foto: © Alejandro Meter.

Novela

'Muerte privada', de Juan Carlos Galindo: crímenes entre el Acueducto de Segovia y las mesas de Cándido

El nuevo 'thriller' del autor segoviano sigue la investigación de un periodista y una detective privada sobre una serie de feminicidios en la ciudad.

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Publicada

Recuerdo al lector la dicotomía establecida por Unamuno entre obras ovíparas y vivíparas. Las creadas en base a una idea o intuición, que la escritura despliega al calor de un relato organizado, siguiendo una progresión lógica, lineal, frente aquellas en que el autor se deja llevar por una fuerza y dinámica mental creativa carente de un norte fijo.

Muerte privada

Juan Carlos Galindo

Salamandra, 2025. 352 páginas. 19,95 €

Ambas maneras se alternan en el favor del lector. Las novelas de crimen como la presente pertenecen al primer grupo, y comparten con las vivíparas, más libres y creativas, un elemento común, hurgar en el corazón en tinieblas del ser humano. La ficción negra lo hace muy pegada a espacios y tiempos presentes.

Juan Carlos Galindo (1979) sitúa esta historia en Segovia, su ciudad natal, y en un momento reciente. Añadiré que su protagonista, el periodista Jean Ezequiel, me recuerda a Pepe Carvalho, del, como dicen ahora, mítico Manuel Vázquez Montalbán, por su afición a la buena mesa y a la bebida, y sobre todo porque los personajes se escapan al estereotipo.

El argumento de la novela enlaza los asesinatos de cuatro mujeres jóvenes, investigados por una expolicía, Teresa, recién establecida en Segovia como detective privado, y por Ezequiel, el protagonista del relato, quienes junto a un subinspector de policía de Madrid, Hilario, irán tirando de diversos hilos para descubrir al culpable en una ciudad conocida por sus monumentos, especialmente por el Acueducto romano y por ciertos establecimientos emblemáticos, como el restaurante Cándido.

Galindo maneja muy bien este entorno, pues equilibra con tacto la riqueza monumental de la ciudad, la mención de nuevos placeres gastronómicos, sus paseos agradables –la Catedral, el Alcázar–, junto a sus lugares feos, antiguos edificios industriales abandonados.

La prensa juega asimismo un papel importante en el texto. Ezequiel publica sus crónicas sobre crímenes en un periódico de Madrid y en una revista local, Azoguejo. El diario nacional le exige prisa, que aporte novedades, rápido, mientras la revista segoviana sólo le pide colaboración una vez a la semana. Le permite así contemplar los sucesos con mayor calma, recalibrar sus pesquisas.

Sabemos que Galindo, el autor, es periodista de profesión, y la actuación de su doble en el texto, Ezequiel, quien se desvive en encontrar la verdad sobre el caso de las asesinadas, supone una manera autorial de afirmarse en el valor y la integridad del oficio, pues hasta que no encuentra la solución persiste en sus esfuerzos. Digamos, al menos, en el terreno criminal. El tratamiento dado a la política nacional por ciertos diarios nacionales cuestiona actualmente la imparcialidad y profesionalidad de los periodistas.

Los personajes vienen trazados con buen pulso. Las mujeres –Teresa, Eulalia, Rodolfa– tienen personalidad propia. Teresa resulta una profesional que se mantiene en forma, física y mental. Eulalia, la esposa de Ezequiel, médica, es la persona que ancla al periodista en un entorno familiar normal y le obliga a compartir las tareas cotidianas, como cuidar de su hija, Gabriela.

Los personajes vienen trazados con buen pulso. Las mujeres –Teresa, Eulalia, Rodolfa– tienen personalidad propia

Rodolfa, la directora de Azoguejo, posee la agudeza de una periodista comprometida con la vida social de su lugar. Curiosamente, las asesinadas son mujeres, lo que apunta a esa vil actuación del machismo que empaña la sociedad civil, mientras las compañeras de Ezequiel son mujeres fuertes.

Hay un momento en la novela en que Ezequiel piensa que alguien ha raptado a su hija, pero es una falsa alarma. Las novelas de crimen nos hacen mirar a nuestra sociedad, y quizás sentir que existen los ángeles de la guarda, policías, periodistas, que se preocupan de nosotros.