Image: Yo es otro

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Poesía

Yo es otro

Autorretratos de la nueva poesía

30 mayo, 2001 02:00

En 1908, el diario El Liberal comenzó a publicar autorretratos de los jóvenes poetas de entonces: los Machado, Villaespesa, Valle-Inclán... Con ese histórico referente, más la idea de realizar una particular antología de la poesía última, Josep Maria Rodriguez ha reunido a una treintena de los más representativos jóvenes poetas de ahora para que escribiesen el suyo. El resultado, la antología Yo es otro (DVD). EL CULTURAL espiga unos cuantos de un libro en el que el lector encontrará también a Jesús Llorente, Pelayo Fueyo, Alberto Tesán, Javier Rodríguez Marcos, Yolanda Castaño, Xuan Bello, Pablo García Casado, Antonio Lucas, Martín López-Vega, Eduardo García...

Lorenzo Oliván (Castro Urdiales, Cantabria, 1968) es autor, entre otros, del libro de poemas Puntos de fuga (Visor, 2001) último ganador del premio Loewe. Ingenioso y hondo a partes iguales (no en vano es autor de varios libros de imágenes y aforismos) es además ejemplar traductor de autores de lengua inglesa como John Keats o Emily Dickinson.

Luis Muñoz (Granada, 1966) ha publicado libros de poemas como El apetito (Pre-Textos, 1998) o el inminente Correspondencias (Visor). Su poesía destaca por la inteligente mezcla de tradiciones, por su esencialidad. Luis Muñoz es el más moderno (en el mejor sentido de la palabra moderno) de nuestros poetas.

Ana Merino (Madrid, 1971) ha publicado, entre otros, los libros de poemas Los días gemelos (1997) y La voz de los relojes (2000, ambos en Visor), en los que ha ido construyendo un voz calmadamente desolada, resignadamente reveladora

Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) es autor de los libros de poemas Métodos de la noche (Hiperión, 1998) y El jugador de billar (Pre-Textos, 2001). Además es novelista (en 1999 fue finalista del premio Herralde con Bariloche) y autor de varios libros de relatos (el último, El que espera, Ana-grama) que lo confirman como una de las más firmes promesas de cualquier género.

Entre los libros de álvaro García (Málaga, 1965) se encuentran La noche junto al álbum (Hiperión, 1989) o Para lo que no existe (Pre-Textos, 1999) que le han confirmado como uno de los más hondos poetas de su generación.

LA HUELLA

Manchado en tinta, el índice
escribió en su impreso reducido
la detallada historia de quién eres.

Tu historia es, a esa luz, muy semejante
a la de las montañas vueltas mapas,
a la del hondo tronco con anillos,
a la del mineral que aguarda, oculto,
y la cifró en tu carne un tiempo ignoto
muy superior al tiempo en el que vives.

Ahí la tienes, borrosa y transparente,
sencilla y, a la vez, indescifrable.

Un dios burlón en ti lee entre líneas.

Lorenzo OLIVáN

Luis Muñoz (Granada, 1966) ha publicado libros de poemas como El apetito (Pre-Textos, 1998) o el inminente Correspondencias (Visor). Su poesía destaca por la inteligente mezcla de tradiciones, por su esencialidad. Luis Muñoz es el más moderno (en el mejor sentido de la palabra moderno) de nuestros poetas.



CAFé HAFA, TáNGER, FEBRERO 2001

Ha clavado los ojos en un punto del fondo.
Detrás de ti, del cielo, de las terrazas blancas.
Así puede escuchar cada cosa que ha visto:
la sal de unas rodillas, la estera de dormir,
la delicada flor que apunta en la pobreza.

La camiseta floja la incendian esos días
en que querer y odiar no sólo son extremos
sino que se coinciden.

Se amoratan las olas,
el cigarrillo humea en dirección al sur
y el segundo de estar delante de la cámara
le hace saber que vive en las bisagras del tiempo,
sólo un modo de andar esquivando sus hojas.

La poesía, entretanto,
recorta el té del vaso y las colinas.

Luis MUñOZ

Ana Merino (Madrid, 1971) ha publicado, entre otros, los libros de poemas Los días gemelos (1997) y La voz de los relojes (2000, ambos en Visor), en los que ha ido construyendo un voz calmadamente desolada, resignadamente reveladora.



breve biografía de angustias infantiles

Soldados sobre mis párpados dormidos
me clavan sus lanzas de boca diminuta
pero yo sólo lloro si vienen las arañas
a mezclar su saliva de hilo fino con mi sangre.

Los sueños tejen sobre la piel sensaciones imposibles,
me visten de hormiguero,
se inventan personajes que respiran por mí.

Cada latido de angustia
palpita en otra frente,
es mi niñez que camina sonámbula por la casa
y grita sudorosa que ha visto el fin del mundo.

Es mi niñez que amanece acurrucada en el regazo de mi madre
temblando porque sueña imágenes reales,
la muerte es un gran hongo cubierto de humo blanco.

La muerte, repetida en los documentales
ha dejado de ser la gran metáfora
de una cruz que resucita
para robarles a los niños el corazón del tiempo.

Ana MERINO

Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) es autor de los libros de poemas Métodos de la noche (Hiperión, 1998) y El jugador de billar (Pre-Textos, 2001). Además es novelista (en 1999 fue finalista del premio Herralde con Bariloche) y autor de varios libros de relatos (el último, El que espera, Ana-grama) que lo confirman como una de las más firmes promesas de cualquier género.


(autorretrato al óleo)

Una mancha de azul, otra de rojo.
Un gesto de caricia, uno de rabia.
Una zona de luz y el resto en la penumbra.
Más que profundidad,
cierto gozo en hundirme
o una pose volcada y algo hermética,
una impresión de concha.
De calidad, seca tirando a áspera
si se mira de lejos;
ingenua, casi blanda
cuando la perspectiva se abandona
y una mano, curiosa,
roza el centro.

Andrés NEUMAN

Entre los libros de álvaro García (Málaga, 1965) se encuentran La noche junto al álbum (Hiperión, 1989) o Para lo que no existe (Pre-Textos, 1999) que le han confirmado como uno de los más hondos poetas de su generación.



RETRATO

Aspiro al absoluto de estar vivo,
y le hago sitio al aire de este mundo
en los pulmones y en el corazón.

Quién cuida el vino leve del vivir,
y las horas sin hora de la gracia.
La llamo plenitud, la llamo mar,
azul bajo el azul y luego oscuro
y luego inacabable,
que se vuelve mujer en la mujer
y respira por sílabas intensas.

Invoco aquí el sosiego, el entusiasmo
cantado sin motivo y con motivo.
La euforia de decir lo que se dice.
La sustancia entre dos ánimos.

Si yo tuviera la firmeza de ser y de no ser.
La contundencia de no estar y estar,
en una evocación,
en el aroma de lo contemplado.
Presencio el azul tenue de un mundo matinal, sereno y frío.

Ignoro el pasadizo hacia la huida,
pero tengo espejismos de retorno
en los sabores lentos,
en tocar con los dedos las paredes.

Nos queda el sol. Que roza nuestra piel
y que resiste cuando no resistes.

Y los colores hechos compañía,
y la amistad que suena como un río.

Ahora es posible estar del todo en el retrato.