Image: Las herejías privadas

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Poesía

Las herejías privadas

Luis Antonio de Villena

2 enero, 2002 01:00

Luis Antonio de Villena. Foto: Mercedes Rodríguez

Tusquets. Barcelona, 2001.96 páginas, 1.400 pesetas

En un primer momento Las herejías privadas puede parecer insólito en la trayectoria poética de Villena, no por lo que tiene de sentimental o de impúdico, sino por su grado de desnudez, por la forma de su indagación en la infancia, por su carácter de autobiografía poética y, a la vez, de testimonio con ribetes costumbristas de la vida española de los años 50 y 60, algo que el subtítulo del libro, Infancia y daño en un pequeño país oscurecido, define con precisión. Después de sus libros últimos (Marginados, Asuntos de delirio y, sobre todo, Celebración del libertino), caracterizados por su sentido coral, por su multiplicidad de niveles textuales, por su búsqueda de un nuevo realismo por medios antirrealistas, Villena descubre nuevos retos estéticos al plantear en Las herejías privadas una especie de "ruptura interior"en su poesía, al decantarse por la indagación en los terrenos menos expresados de su intimidad y, a la vez, explorar en los contraluces del recuerdo su revisión crítica de la vida colectiva en aquellos años. Todo ello viene a constituirse en ingrediente necesario en la obra total del poeta: con su elaboración memorialística fundamenta más aún su rebeldía y el sentido ético radical de su literatura.

Más allá de la ficcionalidad y de la retórica, la mejor poesía construye siempre formas particulares de verdad. Con más exhibicionismo que introspección el autor había trazado algunos autorretratos en poemas como "La vida escandalosa de Luis Antonio de Villena" o "Mi retrato triste y suntuoso", de Hymnica, en "Principe di Montenevoso", de La muerte únicamente, "El año que viví mi juventud", "Siempre ángeles desolados", de Asuntos de delirio, o "Sendas y sendas perdidas", de Celebración del libertino. Ahora, en este libro lleno de preguntas (cuya respuesta es el libro todo) Villena rastrea las verdades de su personaje mediante el análisis de una educación sentimental marcada por el violento contraste entre el calor de una confortable intimidad familiar y la tortura cotidiana del rechazo agresivo al niño diferente. La imagen sombría del colegio, aquel "monumento neogótico" ya aludido irónicamente en "Maravillosos inviernos infantiles", de Asuntos de delirio, domina la minuciosa reconstrucción del sufrimiento infantil de la misma manera que las imágenes de las viejas enlutadas emblematizan, "gente que fue la vida", la oscura y pobre España de hace medio siglo.

Sin embargo, entre tantas sombras (y otras, como la prematura ausencia del padre, la conciencia de culpa o la frustración primeriza de la sensualidad), en una amalgama de aversión y de ternura, la recuperación de la infancia tiene algo de nostálgica en la narración del esplendor de los veranos, del despertar de los sentidos, del descubrimiento del poder de la fantasía propiciado por el cine de entonces, con sus golfas de glamour y con sus romanos frígidos, elegantes, cansados y escépticos, como aquel Nerón de Peter Ustinov con el que desde el humor se medioidentifica hoy el autor. Poemas como "Mina", "Mercedes", "Campo adentro" o "Pan y quesillo" contrapesan la viva repugnancia de "Compañeros de curso", "1959 o 1960", "Vislumbres de hoguera", "Corregir al que yerra" o el guiño modernista de "Las almas del véspero". Nada compensa, sin embargo, el juicio moral sobre aquella España, retratada en "Mujeres de Zuloaga o de Sorolla" o "Infancia remota en un pequeño país oscurecido", un juicio que reintegra la solidez del personaje adulto en tres importantes poemas finales: "Ni memoria ni olvido", sobre la resistencia a la "trepidación de odio, tristeza y futuro"; "En verano, te mando una postal", contra las patrias; "Benarés", imagen del gran río de la muerte. Con su reafirmación estética y ética, con su arriesgado acceso a la emoción y a la confesionalidad Las herejías privadas enriquece notablemente el mundo poético de Villena y contribuye a una renovación de la poesía que en los últimos tiempos ya resulta perceptible en poetas muy distintos.