Poesía

La epopeya del laberinto

Beatriz Hernanz

14 noviembre, 2002 01:00

Calima. Palma de Mallorca, 2002. 72 páginas, 8’41 euros

"Sola, con sus voces, una mujer conjura la historia y su infancia, fugitiva de las calles y traiciones, transitando oráculos y laberintos, invocando a la memoria que permanecerá en el verso, porque la eternidad consiste en que sólo existimos para los que creen en nosotros". Estas palabras de la crítica literaria y poeta Beatriz Hernanz Angulo (Madrid, 1961) en la solapa de su último libro, La epopeya del laberinto orientan la lectura alegórica que ordena el cúmulo de referencias al mundo de la Ilíada y de los mitos griegos en que se fundamentan las voces de los poemas, que se cruzan en retazos de monólogos dramáticos orientados por la figura central de una Perséfone que se desliza por los espacios cambiantes del sentimiento y de la memoria, esos laberintos.

Los poemas de La epopeya del laberinto sugieren e intranquilizan. Sugieren porque el discurso se abre a una imaginería múltiple, de interesantes hallazgos. Su disgregación, sin embargo, intranquiliza porque, en su recorrido por la buscada ambigöedad de espacios, tiempos y figuras que dramatizan el contenido del sentir se presta a dejarnos perdidos en ese mismo laberinto que nos hace transitar.
Tal vez de eso se trata: de introducirnos en un teatro privado y ser espectadores de una imaginación y un desamparo en acto.