César Pérez Gellida e Iban Zaldua.

César Pérez Gellida e Iban Zaldua.

Jardines colgantes

¿Hay que incomodar al lector?

Para que una obra nos marque tenemos que perder pie en sus aguas. Debe ser como un hachazo, un estremecimiento.

22 enero, 2024 02:22

El último premio Nadal, César Pérez Gellida (Bajo tierra seca), sostiene que sí. “Yo me tengo que divertir escribiendo y lo hago incomodando al lector, engañándolo, jugando con él –detalla a Santiago G. del Campo (Diario de Valladolid) cuando le pregunta si piensa cambiar de género–. Esos son los ingredientes principales de un thriller, y no me planteo dejar de divertirme”.

Esa incomodidad del lector la explica muy gráficamente el profesor de Estética y ensayista Fernando Castro Flórez. “Las obras que nos marcan son, en mi opinión, aquellas que nos hacen perder pie –dice a Anna Maria Iglesia (Letra Global) el autor de Sin escapatoria en el planeta de los simios (Fórcola)–, las que cuestionan nuestras certezas, ese hachazo, en palabras de Kafka, que rompe un mar de hielo; en definitiva, las que nos llevan a caer sin pena ni miedo”.

De la misma opinión es Iban Zaldua, que publica el libro de cuentos A escondidas (Páginas de Espuma): “Creo que la literatura debe agitar, aunque esta no sea su única función”. Entrevistado por Emma Rodríguez (Letras Sumergidas), confiesa que le gusta “la literatura que me hace cambiar de opinión, que me estremece, que me mueve un poco del asiento, y en ese sentido también es la que quiero hacer”, porque, añade, “en el fondo, yo pienso que la vida es inquietante en general”.

“Yo me divierto incomodando al lector, engañándolo, jugando con él”, César Pérez Gellida

Otro premiado, el finalista del Planeta, Alfonso Goizueta (La sangre del padre), confiesa a Sara Cabrera (Noticias de Guipúzcoa) que “cuando escribes, muchas veces no escribes solo por el placer de escribir, sino porque verdaderamente lo necesitas, porque a través de los personajes muchas veces te estás contando algo a ti mismo que no te consigues decir, y te lo dices a través de la novela”.

Silvia Hidalgo, también premiada, esta vez con el Tusquets de novela, revela a Berna González Harbour (El País) por qué escribe. “Por lo que lo hago todo: por envidia –confiesa la autora de Nada que decir–. Hay que encontrar el motor de la envidia, envidia de la mala, envidia como admiración absoluta, la de coger un libro y decir: ‘Quiero hacer esto. ¿Seré capaz de hacer esto?’. Me ha dado tanto la ficción, me ha salvado tanto la vida… Me ha ampliado el horizonte, la vida, la experiencia (...) ¿Por qué escribo? Supongo que por vanidad”.

Un lugar común en la literatura es que un escritor, a lo largo de su obra, siempre escribe el mismo libro. Jacobo Bergareche reconoce que así es en su caso. “A mí me interesa la construcción de un universo, y que cada novela sea como una ventana abierta a ese paisaje –manifiesta el autor de la reciente Las despedidas a Braulio Ortiz (Diario de Sevilla)–. Hay variaciones, claro, cada novela se parece y no se parece a la otra. Esta vez me he intentado apartar de la primera persona, que luego la gente está todo el rato preguntando si la novela es autobiográfica”.

“La literatura que me hace cambiar de opinión, que me estremece, es la que quiero hacer”, Iban Zaldua

A propósito del yo, Rodrigo Fresán, que publica El estilo de los elementos, cuenta a Karina Sainz Borgo (ABC) que su nuevo libro “es una crítica a la literatura del yo”. “A mí me gusta decir que lo que yo hago no es literatura del yo, sino que es literatura del yo–yo. O literatura del qué sé yo”. Por cierto, que el autor argentino es de los que piensa que “todos tenemos nuestras obsesiones a las que volvemos una y otra vez. Todos mis libros –aclara– tratan sobre leer y escribir, sobre la paternidad y… la ¿‘hijitud’? (...) Cuando tienes una cierta cantidad de libros. surge algo más o menos parecido a las certezas. No devienen de la seguridad, sino de la resignación”.

P. S: Alberto San Juan, que protagoniza la serie Cristóbal Balenciaga, opina que “hoy el cine es mucho mejor que hace diez años en España”, porque “los actores también son mejores”. Y también, según él, “tiene mucho que ver con directoras jóvenes”. “Ahora veo que interesan otras cosas: las maternidades, las sexualidades diversas, las masculinidades, los cuidados… –relata a Luis Martínez (El Mundo)– Todo ha cambiado. A mejor. Aunque a veces piense si no es peligroso insistir en los mismos temas. ¿Por qué no les interesan a las nuevas realizadoras los temas históricos, por ejemplo?”

Vista de la exposición con 'Cosmoatarraya' y 'Mae das aguas livres I', 2019, y 'Serpent River Book', 2017. Foto: erredehierro

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Noam Chomsky. Foto: Chatham House, Londres

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