Julián García Vargas fue ministro de Defensa y de Sanidad con Felipe González.

Julián García Vargas fue ministro de Defensa y de Sanidad con Felipe González. EL ESPAÑOL

Política LOS MINISTROS DE DEFENSA EN LA HORA DEFINITIVA DE EUROPA (II)

Julián García Vargas: "Sánchez debe pactar el aumento del gasto en Defensa con el PP. Si no, no alcanzaremos la meta"

Fue uno de los hombres de más confianza de Felipe González. Desempeñó las carteras de Defensa y Sanidad. Su mayor reto, la crisis del Sida.

Insta a Sánchez a pactar el aumento del gasto en Defensa con el PP, ya que la mitad del Gobierno y los socios están en contra. Lamenta que Trump dé "ventajas de entrada a Putin" en la negociación.

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EL ESPAÑOL publica un serial de entrevistas con los ministros de Defensa de la Democracia. Las conversaciones giran en torno al nuevo orden mundial que se ha estrenado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

Todos ellos reflexionan acerca de estas tres cuestiones: la inversión de España en Defensa, el posible envío de tropas a Ucrania por parte de las naciones europeas y las implicaciones de la diplomacia estadounidense en la resolución de la guerra.

Narcís Serra: "Europa debe amenazar a Putin con enviar tropas tras el alto el fuego. Sólo así servirá el gasto en Defensa" (I)

Julián García Vargas (Madrid, 1945) exhibe una poderosísima resiliencia desde mucho antes de que algunos políticos pusieran de moda el palabro. Sobrevivió cinco años al Ministerio de Sanidad y todavía hoy nadie le ha superado en el cargo. Justo antes de la pandemia, sufrió una aneurisma en la aorta... y aquí está.

Presidió el Instituto de Crédito y encarnó la cartera de Defensa (1991-1995) además de la ya mencionada de Sanidad. Hombre de la máxima confianza de Felipe González. Entre otras cosas, por su discreción. Una cualidad que se corresponde con su voz rasgada y sigilosa, como de cazador escondido tras un árbol.

Después de dejar el Gobierno, ejerció –todavía lo hace– como consejero de grandes empresas. Nunca se ha desvinculado totalmente del sector y eso hace su punto de vista actual. Le gustan las evidencias y huye de la polarización. Su mayor reto en el Gobierno fue la crisis del Sida. Para demostrar que no se contagiaba como una gripe, visitó junto a sus hijos pequeños a una enferma de VIH.

Siempre creyó que España no invertía en Defensa lo que debía. Hoy sufrimos las consecuencias de esos descuidos fruto de una estabilidad anestesiante durante décadas. Analiza la guerra de Ucrania con una perspectiva interesante: fue enviado por la Unión Europea a Bosnia para supervisar los acuerdos de paz tras el conflicto de los balcanes.

España está a la cola de la OTAN: nuestro gasto en Defensa en relación al PIB es del 1,28%. Vamos a llegar tarde a ese 2% firmado. Además, esa meta parece que podría incrementarse.

Comprendo la preocupación existente, pero ese parámetro del gasto sobre el PIB me parece demasiado rígido. Habría que sustituirlo o complementarlo con otros criterios: la calidad del material que se compra, la calidad del personal... Y sobre todo: la voluntad de utilizar ese material y ese personal.

Fíjese: hay países de la OTAN que rozan el 4% de gasto en Defensa en relación a su PIB y que tienen menos participación que España en misiones internacionales. Con esto no quiero quitarle importancia al incremento de la inversión. Hay que llegar al 2% de manera inevitable.

España tiene un contexto complicado para ir aumentando ese gasto.

Desde luego. Ese es otro punto muy importante: ¿qué oportunidades tenemos de ir haciendo esos incrementos anuales? Una de las mitades de la coalición de gobierno no quiere aumentar el gasto en Defensa. Y no sólo eso: también hay socios parlamentarios en contra.

Lo que quiero decir es que los condicionamientos parlamentarios y presupuestarios de cada país son inviolables. Por mucho que Europa se muestre dispuesta y haga acuerdos en torno a eso, el asunto debe resolverse en España.

Existe un camino para resolverlo, pero Sánchez no parece por la labor. No ha buscado grandes acuerdos con el PP tampoco en Defensa.

La política exterior es una política de Estado. Para alcanzar la meta, Sánchez debería intentar un acuerdo con el Partido Popular. Tiene que intentarlo.

García Vargas, en su etapa como ministro.

García Vargas, en su etapa como ministro. Wikipedia

¿Qué le parece la posibilidad de crear un ejército europeo?

Es una idea que pusieron sobre la mesa Schumann y Monnet, los fundadores de Europa, para evitar las guerras intestinas entre Francia y Alemania. Pero ya en 1954 la Asamblea francesa echó abajo esa posibilidad. Por tanto, no me parece una posibilidad demasiado realista. Sin embargo, existen otros caminos para cubrir esa necesidad.

¿Cuáles?

La cooperación reforzada entre países europeos para el envío de tropas. Funcionó a la perfección en la guerra de Yugoslavia. Lo hizo con el criterio de la imposición de la paz por la fuerza. Se utilizaron los medios militares para coaccionar a las dos partes que se querían enfrentar. Es muy difícil crear un ejército europeo, pero sí es posible la cooperación reforzada entre los países miembros con voluntad de hacerlo.

¿España debería participar en esa cooperación reforzada llegado el momento?

No sólo participar. España tendría que estar ahí con un papel importante. La necesidad de reequilibrar la OTAN entre Europa y Estados Unidos es imperiosa. Deben crecer inmediatamente los medios europeos. Estados Unidos no va a mantener 100.000 soldados en Europa permanentemente.

¿Cómo ha influido el regreso de Trump en el orden mundial? ¿Qué le parece su política diplomática?

Trump está generando una profunda desconfianza en relación a los compromisos atlánticos que adquirió Estados Unidos en el pasado. Bueno, hay una razón para el optimismo: Trump va a durar como mucho tres años y medio. La Constitución le impide volver a presentarse.

El sucesor puede ser peor.

Bueno, ya veremos... Pero sí, hace bien usted en mencionar a Vance, su vicepresidente. Fue parte importante en la encerrona que le hicieron a Zelenski. Una encerrona para humillarlo. Desde el punto de vista diplomático, me parece inaceptable. Pero lo más importante de lo que ocurrió es la legitimación indirecta de Putin.

Explíquese.

Trump está dando a Putin una ventaja de entrada dando por hecho que Ucrania tendrá que renunciar a parte de su territorio, cuando Ucrania ya ha dicho que se niega a eso. Lo normal sería que la negociación empezara en igualdad de condiciones para Putin y Zelenski, no con esa ventaja que Trump está dando a Putin. Ha humillado al invadido llamándolo "dictador". No entiendo su estrategia, se lo reconozco. Y mire que llevo años trabajando con Estados Unidos.