Los versos sueltos del metaverso
En los últimos meses, se está hablando mucho acerca del metaverso. Desde que Mark Zuckerberg mostrara su visión sobre él, en octubre de 2021, se ha producido un interés casi desmedido por esta tecnología y todas las afines. Como prueba de ello, basta con analizar las búsquedas en Google en el último trimestre de 2021 y primero de 2022, o repasar la ingente cantidad de menciones en redes sociales, el aumento de artículos periodísticos o contenidos elaborados por expertos para confirmarlo.
Es cierto que –a fecha de hoy– se está diluyendo el interés de la opinión general sobre el metaverso, pero en las empresas, en los comités de dirección, aún permanece en las conversaciones de lo que parece un debate estratégico crucial para los próximos años.
En ese sentido, creo que el metaverso convivirá con nosotros tarde o temprano, y no lo hará de cualquier forma, si no condicionando la manera en la que nos relacionamos con el entorno gracias a tecnologías inmersivas. De hecho, este argumento sería más que suficiente para explorar el impacto que tendrá en las organizaciones empresariales.
Debemos destacar, por ahora, que el debate se ha centrado en el desarrollo de la tecnología y el despliegue de oportunidades de negocio. No en vano, todo lo que conlleva el metaverso, en su conjunto, ha conformado un maravilloso soneto de oportunidades valorado, según informe de Bloomberg Intelligence, en 2,5 billones para el año 2030. Sin embargo, considero que ciertas cuestiones importantes se han quedado fuera de la agenda como si fueran versos sueltos del metaverso.
Para solucionarlo, hace unos días celebramos un evento sobre metaverso y espacios virtuales. Un ejercicio interactivo en el que 35 Direcciones de RRHH pudieron probar las posibilidades que este tipo de tecnología ofrece y reflexionaron sobre el papel de la función de gestión de personas en este proceso de innovación disruptiva.
El resultado fue enriquecedor y un claro ejemplo del papel estratégico y fundamental de la función de Recursos Humanos en el desarrollo del metaverso, no solo como dinamizador de las experiencias de aprendizaje en las que poner a prueba estas tecnologías, también como garante de un modelo de liderazgo que asegure la seguridad y salud de las personas en entornos virtuales.
Su papel será fundamental en el diseño de programas de capacitación, diseño organizacional, transformación cultural, experiencia de empleado y planificación de los planes de sucesión, todo ello desde el respeto hacia todas las personas, sean o no, usuarios de tecnologías digitales.
Para los que dudan de nuestro rol en un entorno de creación tecnológica, deben ser conscientes de que la tecnología es precisa y se rige por las reglas de las ciencias matemáticas, físicas, químicas y psicológicas, además de desplegarse de manera ordenada como los sonetos. Por el contrario, las personas se rigen por el verso suelto, es decir, son libres, emocionantes y conectan en la parte más profunda de las culturas y las sociedades.
Hablar de personas en el proceso de creación de una tecnología tan compleja, implicará ponerlas, no en el centro, sino en cada uno de los lugares en los que se desarrollará el conocimiento. Serán ellas quienes reciban el impacto de estas tecnologías, quienes primero exploren su funcionamiento, pero también quienes gestionen y dirijan sus recursos para generar beneficios, y todo esto llevará –lo sabemos por el impacto de las redes sociales actuales– un desgaste físico y mental durante todo el proceso.
Por eso, deberemos aceptar ciertos principios de manera preventiva. El primero de ellos, aceptar que el metaverso ya está entre nosotros y que el Departamento de Recursos Humanos debe estar presente desde el diseño. De este modo, podemos comenzar el proceso de exploración y búsqueda de oportunidades junto el resto de unidades de negocio y, además, explorando el metaverso descubriremos el impacto del proceso de convergencia entre personas y tecnología de manera temprana.
En segundo lugar, deberemos resolver los dilemas éticos que conllevará el uso del metaverso, y que no supimos resolver en la última década tras el auge de las redes sociales. Estas redes recurrieron a modelos de negocio en los que la clave de la monetización era captar la atención de los usuarios, retenerlos mediante sofisticados algoritmos de recomendación que los convertían en adictos a las redes sociales, para luego extraer el mayor número de datos. Dicho de otra manera, debemos velar por la salud física y mental de las personas.
Así pues, las personas formarán parte de ese verso suelto tan necesario para el metaverso y cuyo destino está en manos de aquellos que diseñen esta tecnología, primero, y de aquellos que la integren en sus organizaciones, después. En definitiva, profundizar en el metaverso implicará reflexionar en una serie de cuestiones que afectarán de manera directa a las personas ya que todo lo que ocurra en el metaverso tendrá impacto en el mundo real. Un mundo lleno de versos sueltos que querrán estar conectados, pero, sobre todo, libres.
*** Tomás Otero es Principal en Wyser Executive Search, empresa perteneciente a Gi Group Holding, patrocinador Gold de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos y colaboradores de la comunidad de Talento y Liderazgo.