Elena Viniegra, directora de Cloud de NetApp en EMEA e Iberoamérica.

Elena Viniegra, directora de Cloud de NetApp en EMEA e Iberoamérica.

#SOMOSMUJERESTECH

El síndrome de Diógenes digital

2 abril, 2023 03:13

Preocupa, y mucho, la tendencia que tenemos los usuarios a no borrar nada de nuestros dispositivos electrónicos. El principal motivo por el que no lo hacemos es la desconfianza a poder perder los datos que tenemos o no poder acceder a ellos. Un dato que resulta increíble es que el 68% de los datos que se crean no llegan a ser nunca utilizados. Si extrapolamos este comportamiento o tendencia de usuario final al mundo empresarial… la pregunta que nos surge es ¿están las compañías acumulando datos innecesarios en sus infraestructuras?

El ritmo del desarrollo tecnológico se acelera de manera exponencial. Es una barbaridad que el volumen mundial de datos en 2011 fuese de 1 zettabyte (Zb), lo equivalente a una cámara de alta definición grabando ininterrumpidamente durante cinco millones de años, en 2018 alcanzó los 33 Zb, y sólo para el 2025 se espera que supere los 175 Zb, 175 veces la información total generada en 2011. Un crecimiento anual del 61%.

Si seguimos con esta tendencia, se estima que en el 2030 se llegue a almacenar globalmente más de 1 yottabyte (Yb), unidad de medida que equivale nada más y nada menos que a más de 1 billón de terabytes (1.099.511.627.776 Tb). Una locura para el que no está acostumbrado a hablar de estos parámetros.

Evidentemente, nos perdemos con las cifras, os daré un dato para aterrizar el número, es lo equivalente a 1.257 iPad3 de máxima capacidad por cada habitante de la Tierra. Alucinante, ¿verdad? Pues más impresionante es que sólo utilizarían los datos guardados en 400 de ellos y los 857 restantes se llenarían de datos que no se volverían a mirar.

Con la llegada de internet se proporcionó un fácil acceso a los datos desde cualquier ubicación, en cualquier momento y lugar. Gracias a internet, los usuarios acumulamos todo tipo de documentos en diversos dispositivos electrónicos como los portátiles, las tarjetas de memoria, los centros de datos, la nube… ¿Cuánta basura digital estamos almacenando? Los dispositivos cada vez tienen más memoria, por lo que los usuarios no advierten necesidad alguna de borrar contenidos. Nuestro comportamiento no parece variar en un entorno profesional. ¿Cuántos emails borramos? ¿Cuántos documentos eliminamos cuando ya no los vamos a volver a usar? ¿Cuántos borradores y versiones creamos? ¿Cuántas versiones de documentos compartimos por mail?

Sumado a todo esto, además han ido emergiendo nuevas tecnologías que utilizan grandes cantidades de datos, como son el big data analytics, la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT), soluciones de software as a service (SaaS), blockchain, realidad virtual y aumentada, 5G… Todas ellas orientadas a facilitar a las compañías a tomar decisiones en tiempo real. Cada una de estas tecnologías propicia el crecimiento del almacenamiento de datos digital. ¿Cuánta basura digital estamos almacenando? ¿Están las compañías preparadas para soportar este crecimiento desde un punto de vista de infraestructura y de inversión económica?

Da vértigo pensar en esta evolución, que parece ser inevitable, y es precisamente este escenario el que hace que las organizaciones se planteen si merece más la pena ampliar la infraestructura disponible en sus dependencias o comenzar a mover datos a la nube. Ya se calcula que para el 2025, casi un 50% de los datos se almacenen en la nube y prácticamente todas estas cargas tendrán asociadas aplicaciones y necesidades de cómputo en la nube.

El mundo tecnológico tiene un gran reto por delante. Urge poner en práctica soluciones para controlar el 'síndrome de Diógenes digital'. Los clientes tendrán que hacer más eficientes los recursos de almacenamiento en sus centros de datos, así como en la nube y en el perímetro; utilizar infraestructura que permita optimizar el espacio que ocupa el dato; ser capaces de cualificar la información que almacenan, priorizar su acceso, asegurar su contenido, garantizar su privacidad y disponibilidad, descartar el dato inservible, identificar qué dato es desechable…. etc. Todo esto en tiempo récord, de manera sencilla y unificada.

El tema no es baladí y hay un considerable nerviosismo por ver cómo vamos a hacer frente a esta desenfrenada evolución digital si no queremos terminar devorados por el yottabyte.

*** Elena Viniegra es directora de Cloud de NetApp en EMEA e Iberoamérica.

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