España debe confiar en su potencial innovador

España debe confiar en su potencial innovador

La tribuna

España debe confiar en su potencial innovador

14 junio, 2023 01:25

España ocupa el puesto 16 de 27 en el ranking de innovación de la UE, idéntica posición que hace un año, según recoge el European Innovation Scoreboard 2022 publicado por la Comisión Europea. Esto significa que, aunque avanza, sigue estando por debajo del promedio europeo, 2,3% del PIB, y del objetivo marcado en el Pacto por la Ciencia de alcanzar el 3% en 2030.

Paradójicamente, España tiene el suficiente potencial y las herramientas más que necesarias como para hacerse sitio entre los países que lideran la investigación y la innovación. Una muestra fue nuestra respuesta como país durante la pandemia: investigación, industria y colaboración público-privada se movilizaron para hacer frente a la situación.

El resultado fue, sin duda, un claro ejemplo de éxito cuando se apuesta por la innovación y la ciencia con aplomo: desarrollo y distribución de las vacunas y tratamientos, la fabricación de equipamiento hospitalario, habilitación de tecnologías y soluciones para la conexión y el trabajo colaborativo, a fin de mantener una relativa normalidad que sostuviese el sistema y, sobre todo, las vidas.

Esta activación de los agentes innovadores de nuestro país, apoyada en una toma de conciencia sin precedentes de la importancia del efecto de la ciencia, investigación e innovación para nuestro país, sin embargo, tiene tintes de ser algo pasajero. De hecho, el 65,1% de las empresas españolas afirmó, el pasado año, recurrir a la autofinanciación para llevar a cabo proyectos de innovación -según el Barómetro Internacional de la Innovación que realizamos todos los años-, por encima de los diferentes mecanismos puestos en marcha por las entidades nacionales. Las trabas burocráticas y la falta de apoyo por parte de la Administración impiden que ese hecho se sostenga a lo largo del tiempo.

Resulta llamativo que las empresas españolas recurran a las subvenciones internacionales antes que a las que pone en marcha el propio Estado; otra evidencia de que es más que necesario acercar a Administraciones y empresas, y obrar en favor del acceso a incentivos fiscales y simplificar su solicitud para que puedan llegar al tejido productivo.

A cierre de año, el número de empresas que se acogían a las deducciones fiscales por I+D se situaba en cerca de un 45%, un dato que muestra la utilidad de estos incentivos para el tejido empresarial español; dato que supera en más de 20 puntos a la media mundial (20%). El principal motivo reside en la generosidad del marco español, que permite recuperar aproximadamente 59 céntimos por cada euro invertido en I+D.

Otros países de referencia, como pueden ser Estados Unidos o Bélgica, presentan una generosidad del 12,1% y 13,5% respectivamente, sin embargo, el mayor hándicap de la industria española reside en el grado de dificultad para obtener este tipo de beneficios y su tramitación, restringiendo el acceso de las empresas. Esto, unido a las recientes trabas que encuentran en dichas deducciones determinados sectores (como el tecnológico) o la limitación de bonificaciones a la seguridad social por personal investigador, provoca que nuestro propio tejido empresarial – y el que está pensando en venir- esté perdiendo la confianza en su potencial.

Todos los agentes que conformamos el ecosistema innovador hemos de ser capaces de velar por proteger una de nuestras principales fortalezas como país: la investigación y sus profesionales, el talento que somos capaces de generar; sin olvidar la innovación, que ha demostrado ser el motor del crecimiento económico y que, quizá, no se ve suficientemente apoyada por mecanismos como de financiación pública. Y éste es un punto crítico, puesto que va mucho más allá de la Investigación y el Desarrollo en su poder transformador.

Con el objetivo de promover la inversión en I+D+i, a finales de 2022 se aprobó una adenda del Plan de Recuperación, que destina 2.000 millones adicionales para deducciones de I+D+i, a consumirse en los tres próximos años. A día de hoy resulta complicado que se puedan destinar a ese fin, puesto que no se han definido mecanismos adicionales para facilitar la deducibilidad de estos proyectos ni se ha mejorado la generosidad del instrumento existente.

Recuerdo una frase de Nikola Tesla que decía “con cada verdad revelada, nuestros puntos de vista se modifican” y urge que lo apliquemos de inmediato si no queremos ver nuestra ciencia relegada a un plano secundario, porque como bien decíamos, contamos con el potencial, solo falta establecer la colaboración necesaria que, en otros momentos, nos ha situado a la vanguardia de la I+D.

*** Javier Saldaña es director de Innovación Ayming España.

 

 

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