Inteligencia aumentada: cómo la tecnología potencia nuestras capacidades
El proceso de digitalización en las empresas ha crecido de forma notable en los últimos tiempos y, sin duda, esto ha significado una serie de oportunidades y desafíos. Para aprovechar dichas oportunidades este camino debe iniciarse en la decisión de aquello que se desea transformar para, solo en ese momento, avanzar en la digitalización dentro de la organización.
Para beneficiarse al máximo la adopción de cualquier tecnología, es imprescindible entender el porqué, evitando su puesta en marcha simplemente porque otros lo hacen. La clave del éxito estará en esa definición estratégica.
Participar de un mundo en donde las aplicaciones y servicios digitales están en crecimiento, ofrece tres grandes oportunidades. En primer lugar, la capacidad de servir mejor y de forma más ágil y eficiente a los clientes o ciudadanos; en segundo lugar, la posibilidad de realizar varios procesos a la vez, a una mayor velocidad y con menos errores y, finalmente, la oportunidad de tener una relación diferente con los empleados para trabajar de manera más inteligente y flexible. En cualquiera de ellas, la importancia en la gestión de los datos se convierte en un instrumento clave para una transformación digital exitosa y que debe comtemplarse en su puesta en marcha.
La otra cara de esta moneda, por su parte, nos presenta algunos desafíos para analizar. Por un lado, que algunos empleados o clientes tengan más facilidad para acceder a ciertas tecnologías o conocimientos puede provocar que otros se queden fuera y tengan dificultades para subirse a la ola de la innovación. Igualmente, el valor del know how digital genera una especie de "guerra de talentos" que se acrecienta al tener menor disponibilidad de profesionales con skills muy específicos.
Otros retos a los que enfrentarse son, por ejemplo, la extensión del riesgo anterior a grupos de población que no tengan acceso a estas tecnologías, lo que resultaría en que queden excluidos del acceso a ciertos servicios y beneficios, o el hecho de que una adopción rápida o temprana de tecnologías que aún no estén maduras traiga consigo riesgos en materia de ciberseguridad.
Inteligencia Aumentada, una nueva mirada de la Inteligencia Artificial
Estamos siendo testigos de un boom sin precedentes en la emergencia de nuevas tecnologías, solo visto desde la Revolución Industrial, lo que, sin duda, está marcando el camino de lo que vendrá.
Cuando años atrás tecnologías como la inteligencia artificial (IA) apenas se veían como una ilusión o su aplicación era incipiente, hoy en día se está convirtiendo en una de las más disruptivas y atractivas para las compañías. Es tal su potencial y cómo está evolucionado que, hoy en día, sería mejor llamarla inteligencia aumentada.
Cuando se automatiza un proceso, lo que se hace es aprovechar un know how y trasladarlo a una herramienta de IA, permitiéndole a las personas y a la compañía maximizar sus habilidades y facultades.
La inteligencia aumentada ya la estamos viviendo de cerca. Con ChatGPT, por ejemplo, que, al ser no solo un modelo de lenguaje, sino que ya incorpora modelos visuales, es un sistema capaz de ofrecer respuestas y conversaciones más precisas y seguras, al tiempo que ofrece una velocidad de procesamiento mucho mayor.
Otra manera de ver su aplicación es cuando un analista de riesgos de una entidad financiera tiene un sistema que no solo le ayuda a hacer una evaluación previa, sino que el propio sistema aprende sobre esos procesos que realiza para facilitarle la tarea en un futuro. Al final, se aumenta la inteligencia y la velocidad de respuesta de la organización y la capacidad de la persona para hacer mucho más.
Lejos de que la IA pueda reemplazar a la mayoría de los trabajadores, la IA hace la vida más fácil, libera a las personas de hacer tareas que no aportan valor y los impulsa a trabajar en otras actividades o procesos que son clave para las organizaciones. Al mismo tiempo, aparecen nuevos puestos de trabajo orientados a sacar el mayor partido a nuevas formas de aplicarla.
El cambio cultural, una necesidad a trabajar
La transformación tecnológica alcanza su máxima expresión cuando se combina con una cierta transformación cultural.
La adopción de este tipo de tecnologías facilita que la información se comparta más y mejor, haciendo que todo sea más transparente en las organizaciones. Si bien esto nos hace más iguales, también implica que nos reta a cada uno a demostrar qué es lo que aporta como profesional o como líder dentro de la compañía.
Todos estos cambios exigen una mayor flexibilidad de parte de las empresas, estando abiertas a reacomodar sus estructuras y, aunque puede ser un reto, es una oportunidad para que todos reaprendamos en el proceso. Los líderes y CEO más inteligentes son aquellos que utilizan estas herramientas para acompañarlos y analizar el comportamiento de un mercado o de los clientes para anticiparse a los riesgos y oportunidades.
Un futuro prometedor
La digitalización es una oportunidad para optimizar y transformar los procesos de nuestras organizaciones. Debemos abordarla con determinación y con una estrategia que la soporte. Ello nos permitirá gestionar adecuadamente los desafíos que plantea.
La cuestión está en cómo enfocar la transformación digital y las diferentes tecnologías que se van incorporando para mejorar la vida de nuestros empleados, el servicio a nuestros clientes y el impacto en nuestra sociedad. Nuestras organizaciones crecerán más sanas y sostenibles.
Ya tenemos un largo camino andado, pero aún hay un gran territorio por explorar. El futuro está en nuestras manos y las tecnologías digitales son una imprescindible herramienta para forjarlo.
***Luis Álvarez Satorre es presidente de NEORIS para la región EMEA.