'Cloud' barato o 'cloud' caro
Bueno, bonito y barato. Son las tres bes preferidas por cualquier persona, ya sea en un mercadillo de ocasión o a la hora de cerrar negocios valorados en miles de millones de euros. Y es que, no hay nada mejor que conseguir algo perfecto, que además pinte bien y que nos salga prácticamente regalado, ¿verdad?
Pero al igual que ocurre con esa camiseta del mercadillo que a los dos lavados más parece un trapo que una prenda de vestir, no siempre es fácil encontrar el punto exacto de excelencia en esta particular ecuación. Y si no, que se lo digan al cloud computing, la tendencia que ha enarbolado estos tres principios como su mantra principal para captar usuarios.
¿Cuántas veces han escuchado, leído o comentado que los despliegues en la nube eran más ágiles y flexibles (bueno), con menos requerimientos técnicos y más sencillos de usar (bonito) y económicos (barato) que sus homólogos on-premise? Si se atienen a las descripciones de la mayoría de propuestas cloud de los líderes del mercado -en todas sus capas, desde la infraestructura hasta el software- verán que estos conceptos de marketing aparecen bien reflejados. Pero, lamentablemente, esto no es así, o al meno no tanto como nos quieren hacer creer.
Cada vez surgen más voces que rechazan el último de los puntos, el que tiene que ver con el coste de los despliegues cloud. Y es que, cuando hablamos de grandes compañías con ingentes necesidades de recursos, parece que el centro de datos de toda la vida tiene las de ganar.
"El 95% de las empresas que va a la nube ahorra dinero, pero el 5% que tiene un gran número de empleados y requerimientos no va a ahorrar nada", me decía recientemente Stephen Brobst, gurú técnico de Teradata, ataviado con camisa jamaicana, en referencia a los modelos de entrega de las soluciones de analítica de datos. "Hay que tener en cuenta que Amazon Web Services o Microsoft Azure se llevan un margen del 50% en los servicios, que a una empresa pequeña le compensa porque no tiene esos recursos disponibles, pero a una grande no le sale a cuenta".
No es el primero (y seguramente no el último) en resaltar este hecho, evidente pero no siempre tenido en cuenta: antes de subirse a la nube, conviene analizar si merece la pena... o no.
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