Rosalía durante su actuación en Down The Rabbit Hole Festival.

Rosalía durante su actuación en Down The Rabbit Hole Festival.

La tribuna

¿Habría lanzado el Ibex a Rosalía?

Rechazo al cambio y excesiva burocracia lastran a la empresa española en sus inversiones

1 septiembre, 2019 07:00

Una de mis ocupaciones discretas este año está siendo conversar con profesionales que trabajan en el área de innovación de algunas de nuestras corporaciones del Ibex 35. Ante la imposibilidad de dialogar con eso que llaman la alta dirección (en contraste con la actitud abierta de los líderes tecnológicos globales), sin hacer ruido, sin pedir permiso, aprovechando la ocasión, he ido preguntando por las pautas que siguen las grandes empresas españolas para lanzar una innovación. En telecomunicaciones, en banca, en infraestructuras, en energía... "¿Cómo gestionáis las ideas?" Haciendo un paralelismo con la industria musical, ¿habrían sido capaces de emular a los valientes de Sony que apostaron en su día por lanzar a nivel mundial a una artista desconocida en su propio país llamada Rosalía?

Ninguna sorpresa. Problema 1: la actitud reticente de muchos altos directivos cuando ven su cuota de poder amenazada, la predisposición al cambio es escasa y no se suelen tomar medidas de calado hasta que se minimiza el riesgo, sin menospreciar el influjo anestesiante de los bonus. Problema 2: el exceso de burocracia, ingenieros jóvenes se enfrentan a un árbol de decisiones venenoso, en el que intervienen terceros y mandan los estudios de mercado, y lo peor no es el escrúpulo exacerbado, el miedo al fracaso ("¿perderé el puesto si sale mal, con la de gente que lo quiere?"), sino la lentitud, esos insufribles plazos para actuar. 

Problema 3: el presupuesto con el que se incentiva el desarrollo de las nuevas ideas, ya sean las surgidas en el seno de la organización (poner una cantidad fija de 30.000 euros para un prototipo es no tomarse en serio las cosas, y sólo 26 patentes en un año debería hacer saltar las alarmas), como las que se incorporan del exterior. Y problema 4: el desequilibrio en favor del marketing digital y la cotización bursátil, la dependencia de las métricas, que gobiernan con visión cortoplacista a las ideas.

Con estos mimbres compiten los altos directivos del Ibex, en lugar de ejercer el papel de locomotora de la innovación que se espera de ellos. Lo cual no pasa inadvertido en un mercado sin alegría, porque la realidad es que no entra dinero fresco en banca, en TIC, en infraestructuras, en energía... y la parálisis del Gobierno, en sectores tan acostumbrados a parapetarse tras el BOE, es un fastidio, oye.

Pero algo está sucediendo mientras esos directivos tratan de mantener su statu quo en España. Algunas de nuestras grandes empresas están intensificando la captación de  talento en hubs del conocimiento como Stanford, Berkeley, MIT, Harvard... Ofrecen sueldos a la altura de la élite, de hasta varios millones de dólares, conscientes de que si quieren competir en la economía global necesitan tener a los mejores. ¿Se prepara en filiales de otros países una ola de reconversión de directivos en España? Al tiempo.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES

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