Reconocimiento facial en congresos y eventos: ¿una solución para qué problema, exactamente?
La tecnología de reconocimiento facial es de gran utilidad cuando se aplica en la industria de los eventos. Puede evitar el fraude con la compra de entradas y aportar mayor seguridad al evento y agilizar el control de acceso al recinto, entre otras cosas. Pero al mismo tiempo, puede ser una tecnología algo controvertida ya que se paga no solo con dinero, sino también con cierta pérdida de privacidad individual.
¿Los beneficios que se obtendrán de la tecnología de reconocimiento facial compensan el precio que estamos pagando? ¿Y qué problemas resuelve que ya no se abordan con la tecnología existente?
Es importante destacar el porqué alguien consideraría la opción de usar la tecnología de reconocimiento facial. El rostro de cada uno es único y bastante difícil de cambiar y, por lo tanto, es un gran identificador personal. Gracias a esta tecnología, la persona que asiste a un evento puede vincular su cara a su entrada, a su tarjeta de crédito y a su perfil social, permitiendo acelerar el acceso, evitar llevar la entrada física y perderla, pagar las bebidas rápidamente y realizar una publicación en Instagram simplemente mostrando su cara bonita.
Para los organizadores de eventos esta tecnología también tiene sus ventajas. Debido a que las cámaras pueden, en teoría, identificar y verificar de forma rápida y fiable los titulares de las entradas por su cara, el reconocimiento facial puede validar que la entrada ha sido comprada en el mercado primario y evitar fraudes, acortar o eliminar las colas en las puertas de entrada y en los puestos de comida o las barras de bar. No hace falta decir que reducir el tiempo de espera hace que los asistentes sean más felices. Poder servirles bebidas y alimentos más rápido aumenta la rotación, algo que también se debe al hecho de que los asistentes tienden a gastar mucho más que cuando usan efectivo.
Los organizadores también pueden rastrear y evaluar el comportamiento de compra de los asistentes durante todo el evento. Con las cámaras provistas, pueden seguir a los asistentes por todo el lugar para, por ejemplo, crear mapas de calor y así identificar puntos de concurrencia peligrosos para las multitudes, trasladar el personal de las zonas más tranquilas a donde más se necesiten y enviar personal de emergencia donde haya ocurrido algún accidente.
El reconocimiento facial es una tecnología con beneficios muy claros, pero también debemos tener en cuenta sus posibles desventajas para decidir su valor general.
Entonces, ¿cuáles son los riesgos? Las empresas que procesan nuestros datos biométricos podrían almacenarlos más tiempo del que deseamos, venderlos o hacer que estos datos sean interceptados, pirateados y filtrados. Y dado que nuestro rostro es un identificador tan bueno que rara vez cambia, tener estos datos por ahí nos expone a serios abusos como por ejemplo el robo de identidad, la vigilancia no deseada o el chantaje.
Claro, las empresas que tienen interés en la tecnología facial se esfuerzan por enfatizar que existen soluciones tecnológicas seguras para evitar todo esto. Un ejecutivo en este campo afirmó recientemente que "no puedo decir cómo, porque es de uso exclusivo, pero hemos encontrado una manera de ofrecer al asistente una experiencia totalmente personalizada con la que nunca accedemos a los datos". Probablemente deberíamos tomar estas garantías con cautela. Si bien hemos aprendido dos cosas de la era digital: no existe una seguridad online realmente impenetrable, y no podemos confiar completamente en algunas compañías para mantener nuestros datos personales de forma segura, incluso si lo intentan hacer realmente.
Sin embargo, hay otro caso de uso para la tecnología de reconocimiento facial que se discute con menos frecuencia, y podría ser más aceptable para las personas preocupadas por la vigilancia de masas: limitar esta tecnología a la verificación del personal del evento. "Solíamos bromear sobre esto", dice Mark Breen, director de Safe Events, uno de los principales consultores de Irlanda para el control de multitudes y la seguridad de eventos. “Simplemente ve al sitio de un espectáculo con dos horas de antelación, trae una bolsa y algunos bocadillos y vístete de negro o amarillo; nadie te dice nada, entras a cualquier parte sin problema. Desde una perspectiva de seguridad, la gestión del acceso del personal y del contratista es una de las mayores debilidades de la industria en general.
"Entonces, digamos que su asesor de riesgos le dice que necesita un mayor control sobre quién viene al evento", continúa Breen, "ahí es donde el reconocimiento facial podría ayudarlo a administrar el acceso para el personal y para los contratistas, ya que verificar la identidad del personal por motivos de seguridad es una necesidad real".
Aparte de una pulsera, no se puede pasar la cara a otra persona. Los profesionales de eventos podrían vigilar las áreas detrás del escenario y detectar fácilmente los rostros de personas que no están autorizadas a estar allí. Podría decirse que hay algunos casos en los que el reconocimiento facial ofrece un beneficio real adicional que solo esta tecnología puede ofrecer, y donde no involucra la privacidad de miles de personas.
Esa es la pregunta del millón. Los beneficios potenciales del reconocimiento facial para eventos son tangibles y sustanciales, pero dado que implica escanear miles de caras, también infringe la privacidad individual.
Sin embargo, ¿qué pasaría si no tuviéramos que aceptar este incómodo trato de dos por uno? Después de todo, existe una solución alternativa con la que obtenemos la mayoría de estos beneficios: tecnología RFID. Literalmente ligados a la persona, los chips RFID son igual de rápidos para registrar al asistente, permiten pagos sin efectivo y, hasta pueden rastrear el sitio con la ayuda de sensores que se extienden por todo el lugar. En resumen, es un identificador personal, pero esa identificación termina con el evento al que asistes.
El reconocimiento facial puede ofrecer muchos beneficios tanto para los creadores de eventos como para los asistentes, pero queda por ver si tener la cara registrada es un paso demasiado grande para las personas que se muestran preocupadas por su privacidad. Especialmente cuando existe tecnología como RFID, que ofrece muchos de los mismos beneficios, pero no requiere datos biométricos confidenciales. Si bien se puede afirmar que el reconocimiento facial ofrece un valor añadido justificable que verifica al personal profesional de eventos a medida que entran en el lugar, el mayor éxito del reconocimiento facial para todos los asistentes al evento depende de la voluntad del público de intercambiar conveniencia por privacidad.
Ismael García, responsable de Eventbrite Madrid