¿Cómo será el día después para la pyme española?
De repente, todo cambió, la mayoría de los negocios se vieron obligados a cerrar sus puertas, y todos nos vimos obligados a permanecer en casa. No pudimos, o no supimos, prever lo que venía, aunque otros ya lo estaban pasando. Lo que es evidente es que ni las empresas ni las personas estábamos preparados para lo que estamos viviendo. Pero como toda crisis, pasará, y habrá un mundo posCOVID-19. No sabemos con seguridad cómo será, pero quizá sí podemos decidir cómo queremos prepararnos para él, con qué valores, conceptos, actitudes y conocimientos. Dejaremos un mundo para ir hacia otro que desconocemos.
Estamos asistiendo a la etapa de mayor aceleración de la historia en cuanto a la adopción de la tecnología digital. Empresas enteras, algunas anteriormente escépticas sobre el teletrabajo y con una cultura basada en el presentismo laboral, se gestionan hoy a través de herramientas de videoconferencia como Teams, Zoom o Slack con una gran solvencia, e incluso incrementando la productividad.
Las personas siempre estuvimos por delante de las empresas en digitalización, especialmente desde que la posesión de un smartphone nos dotó de superpoderes como la información y el conocimiento ilimitado, la orientación, saber idiomas sin saberlos, visitar virtualmente cualquier lugar sin desplazarnos, y comprar sin esfuerzo, entre otros. Hoy trabajamos, estudiamos, entrenamos, nos entretenemos y compramos sin exponer nuestra salud, gracias a la tecnología digital. Nuestros superpoderes se han desarrollado más en el último mes que en los últimos años.
Las empresas también se han visto transformadas en los últimos años por la irrupción de la digitalización, obligándose a sobrevivir y desarrollarse en un entorno en el que los algoritmos marcan su destino. Sectores enteros como los medios de comunicación, la banca, las agencias de viajes, la movilidad, el entretenimiento, se han visto profundamente transformados, y a medio plazo también los fabricantes de componentes, y todo el sector alrededor del coche eléctrico y autónomo: talleres, aseguradoras, así como los asesores financieros, entre otros.
La COVID-19 está actuando como catalizador de esa transformación. Vamos hacia un mundo en el que las pymes tendrán el reto de atraer y cautivar a un cliente que se enfrenta a una lucha entre los algoritmos por su atención, con su limitada paciencia cognitiva. Un cliente que se informa y decide digitalmente, o al menos tiene esa percepción, porque los algoritmos deciden por él de forma creciente.
El uso de internet ha aumentado más del 50% en las últimas semanas, el 90% de los procesos de compra se inician en internet, las compras online han crecido de forma vertiginosa, y la lucha darwinista por la supervivencia de los negocios pasa, hoy más que nunca, por la existencia y la adaptación. Y existir y adaptarse en un mundo dirigido por los algoritmos pasa por que las pymes sean protagonistas del mundo digital.
A nivel agregado, el indicador del grado de digitalización que elabora la Comisión Europea (DESI, por sus siglas en inglés) tiene en cuenta no sólo la disponibilidad de recursos digitales, sino también el conocimiento de los ciudadanos y empresas para su utilización. El índice DESI para las empresas considera aspectos como el uso de redes, big data, cloud computing, comercio electrónico, etcétera. En este indicador, España se sitúa ligeramente por encima de la UE-28, ocupando el décimo puesto en el ranking. No obstante, la información por tamaño de empresa muestra las debilidades que en tantos ámbitos se constatan en las microempresas. Así, mientras que el 78% de las grandes empresas tiene conexión de banda ancha fija rápida, en las micro cae al 55%.
En cuanto a la presencia en internet, el 70% de la información de las pymes en internet es incorrecta, o no existe. Y no existir en internet es un paso previo a la desaparición como negocio. Afortunadamente, existen hoy múltiples herramientas para que las pymes puedan seguir operando incluso teniendo su negocio cerrado, como las soluciones de presencia en internet, páginas web, gestión de redes sociales, campañas de tráfico para generar clientes etc. Pero es cierto también que la cultura digital de la pyme española va muy por detrás de la de su potencial cliente. Por ello deben ponerse en manos de expertos que puedan asesorarles sobre cómo salir de esta crisis con el mejor posicionamiento y con las máximas garantías para diferenciarse de su competencia y mejor adaptados a un cliente más digital.
Las pymes tienen que incorporar los algoritmos como parte esencial de su negocio, como un elemento más de producción, además del capital, empleados y materia prima. Ahora es el momento de reinventarse para llegar a nuevos clientes y salir reforzados cuando todo esto acabe. Estar en la red significa no solo existir, sino también desarrollar como empresa los superpoderes de la ubicuidad, tener nuestro negocio abierto y vendiendo mientras dormimos, y conseguir que nuestra empresa sea magnética, atrayendo a los clientes sin necesidad de ir a buscarlos.
Es el momento de transformarse para triunfar en el mundo posCOVID-19. Durante una crisis, hay que prepararse para la próxima crisis.
Javier Castro, CEO de BeeDIGITAL