Digitalización y potencialidades en la gestión de capital humano
En los últimos años, internet, la digitalización de procesos y los dispositivos móviles han transformado la forma de consumir y nos han transformado a todos como consumidores. La disponibilidad inmediata y ubicuidad de la información nos hace más conocedores a los usuarios de lo que necesitamos y podemos esperar en cada categoría de producto o servicio. Y, con ese conocimiento, nos hemos vuelto más exigentes y activistas de la defensa de criterios de producción y comercialización sostenibles y alineados en valores a los nuestros.
De la mano de esa evolución como consumidores, hemos cambiado y seguimos cambiando también como profesionales. Y lo hacemos en tres planos de manera simultánea: en el desempeño de nuestras funciones y responsabilidades, como participantes del mercado de empleo y en la potencialidad que ofrece al futuro de nuestras carreras.
Abarcar los cambios de la digitalización en el desempeño de las funciones y responsabilidades profesionales sería tan extenso como multiplicar todas las nuevas tecnologías por todos los puestos de trabajo, y solo hacer el inventario de ambos parece misión imposible. Sin embargo, algunos de los cambios más significativos, al menos desde la perspectiva de la gestión del capital humano, destacan por su transversalidad e impacto:
• Las nuevas tecnologías nos ayudan a colaborar con más personas, de forma síncrona y asíncrona y en múltiples localizaciones. Con ello, podemos enriquecer la diversidad de miras y calidad de aquello que realizamos, incluso beber de las bondades de quienes han caminado sendas similares en otras empresas o países. Y con las nuevas herramientas de colaboración han llegado también nuevas formas de trabajo que, como Agile, han llevado a la generalidad de la gestión corporativa, prácticas y herramientas que nacieron con objetivos mucho más específicos, como el desarrollo de software.
• La automatización de tareas y procesos, incluso de la toma de decisiones, libera a los profesionales tiempo de las cuestiones más repetitivas de su día a día para que puedan dedicarlo a labores de mayor complejidad, artesanía, creatividad o empatía. Y en el grado de madurez de esas competencias descansa en gran medida el éxito de los trabajadores de hoy y mañana.
• Además de lo anterior, la enorme disponibilidad de datos y de modelos de tratamiento para estos nos ayuda a entender con mayor profundidad aquello a lo que nos dedicamos y que, a simple vista, puede no ser visible. Complementa nuestra intuición profesional, nacida de la experiencia, y consolida nuestras decisiones.
Pero la digitalización también nos impacta como participantes que somos del mercado de empleo:
• El propio proceso de búsqueda, en la actualidad, nos pone al alcance de un clic un sinfín de recursos. Desde plantillas y asesoramiento para la elaboración de currículums y perfiles profesionales hasta los repositorios de vacantes de grandes, pequeñas y medianas empresas. La tecnología también ha optimizado las comunicaciones y las propias entrevistas y fases del proceso de selección.
• Más allá del proceso y en algo que, a mi modo de ver, tiene más calado, podemos conocer los aspectos más relevantes de la propuesta de valor de las empresas a las que aspiramos acceder. Podemos descubrir si tienen propósito y cuál es, sus valores y principales señas de identidad, y enfrentarlos a los nuestros y a nuestras motivaciones. La digitalización nos acerca las experiencias de otros empleados y clientes de esas empresas tanto como sus políticas de sostenibilidad o diversidad e inclusión.
• Visto desde el lado corporativo, las herramientas digitales y la innovación también ayudan a las propias organizaciones en cómo dirigirse a los profesionales con sus estrategias de marketing de selección y experiencia de empleado. La segmentación de potenciales candidatos, gestión y personalización de contenidos, modelización de procesos y comunicaciones, etc. ayudan en la atracción y fidelización del talento como hasta ahora habían ayudado a hacerlo con los clientes.
Y, por último, la digitalización nos ofrece nuevas potencialidades en cuanto al futuro mismo de nuestras carreras profesionales:
• En primer lugar, a través del acceso a información, formación y educación en prácticamente todas las materias imaginables, tenemos a nuestro alcance la posibilidad de mejorar nuestras cualificaciones técnicas, complementarlas con habilidades adyacentes o incluso redefinir drásticamente nuestros perfiles profesionales.
• Además, la posibilidad que ofrece la tecnología para trabajar en remoto nos permite buscar trabajo en empresas alejadas de nuestro hogar, ciudad o país. O, por el contrario, poder mantener nuestra responsabilidad mientras adaptamos el lugar de residencia a necesidades familiares o preferencias personales. Así, el mercado de empleo se amplía sobremanera, tal y como lo hace el mercado de talento desde la perspectiva empresarial.
• Y, ¿por qué no? La innovación también es una llave para definir nuevas realidades profesionales, nuevos emprendimientos y trabajos, ¿quizás incluso en el metaverso? O en algún punto a mitad de camino, donde dotemos a los avatares de empatía y las lentes nos dejen seguir apreciando y disfrutando la belleza del entorno que perdura.
Como en todo, en este universo de posibilidades también existen riesgos, pero hoy solo quería hablar de oportunidades.
*** Manuel Zaera es miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos