Avanzar, a pesar del coronavirus

Avanzar, a pesar del coronavirus

La tribuna

Avanzar, a pesar del coronavirus

14 marzo, 2020 02:55

Según la canciller alemana, Angela Merkel, el nuevo coronavirus COVID-19 "afectará al 70% de la población". Para su asesor en esta crisis, el epidemiólogo Lothar Wieler, China tampoco lo podrá erradicar del todo pese a las medidas extremas decretadas hasta ahora. Es decir, el virus seguirá entre nosotros durante los próximos meses, también en China. La noticia menos mala, según los datos disponibles, es que cuatro de cada cinco casos podrían acabar siendo leves o asintomáticos. Muchos de estos últimos, al no existir recursos suficientes, nunca serán diagnosticados. Sin embargo, los demás casos van a necesitar atención médica, de una u otra forma. Y, por último, la mortalidad derivada de esta nueva enfermedad se calcula alrededor del 3%.

El resultado final derivado de estos cálculos es, evidentemente, desolador. Solamente en España, la población infectada podría ascender a 32 millones, de la cual fallecería al menos un millón. La clave, no obstante, está en atender correctamente al resto de infectados en nuestra red sanitaria: unos seis millones.

China, donde esta misma estimación situaría los infectados sobre unos 1.000 millones, ha tomado medidas drásticas orientadas a no saturar su sistema sanitario (como sucedió en Wuhan). El objetivo de las mismas, básicamente, ha sido distribuir los casos a lo largo del tiempo mientras los científicos intentan desarrollar una nueva vacuna.

Ahora bien, en tan sólo unos meses, los costes económicos de esta contención han sido notables. En una encuesta realizada desde la Cámara Oficial de Comercio de España en China, tres de cada cuatro firmas van a ver sus ingresos reducidos. Y, pese a las medidas tanto fiscales como monetarias derivadas del enorme músculo financiero chino, la economía se habría desacelerado hasta una tasa estimada en torno al 5%. Beneficios fiscales, o exenciones sobre los contratos firmados, están aliviando la delicada situación de muchas pymes. Pero, a largo plazo, todas estas pérdidas económicas son insostenibles.

El objetivo de las medidas ha sido distribuir los casos a lo largo del tiempo mientras los científicos intentan desarrollar una nueva vacuna.

Los terminales marítimos chinos de contenedores, según estimaciones del sector, han visto caer sus recaladas un 20%. La carga total del primer trimestre se reducirá en unos seis millones de TEU. Las cadenas globales de valor, desde donde se mueven dos tercios del comercio mundial, también atraviesan dificultades. Y los efectos colaterales de esta pandemia, sobre sectores clave como turismo, consumo u ocio, amenazan con un efecto similar al de la crisis financiera internacional desatada en 2008.

Se trata, en consecuencia, de un desafío latente. China, tras la contención del coronavirus, debe evitar caer en triunfalismos estériles. Sería un error, como hemos comenzado a leer en ciertos editoriales, caer en la tentación de reivindicar una virtud extraordinaria del sistema chino sobre las democracias de EEUU o la UE.

La ciudadanía china, no cabe duda, ha tenido una reacción admirable. Pero los efectos del Covid-19, dentro de unos meses, van a ser similares en todo el mundo. El enorme coste se distribuirá, de manera razonablemente uniforme, entre todas las naciones. Y, en ese sentido, lo urgente es minimizar los costes totales. Los minimizaremos sin sellar las fronteras víctimas del miedo, encerrándonos en nuestras diferencias nacionales ni decretando medidas ineficientes e insostenibles durante meses.

El desafío, una vez reconocidos los costes del nuevo coronavirus, será evitar daños innecesarios. China, como toda la comunidad internacional, deberá concentrar todos sus esfuerzos en estudiar medidas viables desde este momento. Un cierre indefinido de la actividad económica, durante meses, no es un escenario razonable ni viable en pleno siglo XXI.

Lo urgente es minimizar los costes totales sin sellar fronteras, ni decretando medidas ineficientes e insostenibles

Minimizar el coste inevitable de esta catástrofe sobrevenida, tanto en vidas humanas como económico-social, también va a ser tarea de todos nosotros. Si el consumo humano de animales sin control sanitario está detrás del brote, como parece, su inmediata prohibición es obligatoria.

El trabajo desde casa, perfectamente aplicable en muchos servicios, debe ser considerado como otro de los remedios a largo plazo. Las compras online, con un desarrollo logístico adecuado, también. Extremar las medidas de protección individual, usar mascarillas o desinfectantes durante los próximos meses, servirá para evitar muchos contagios. Las consultas médicas online de dolencias leves, como se han comenzado a desarrollar en China, también contribuirán al mejor funcionamiento del sistema sanitario.

En definitiva, el virus está entre nosotros, los daños van a ser inevitables. Pero cuanto antes seamos conscientes de ello, más acertadas serán nuestras actuaciones, tanto a nivel colectivo como individual.

*** Alberto J. Lebrón Veiga es presidente de la Cámara Oficial de Comercio de España en China (división Pekín).

Imagen del parqué de la Bolsa de Madrid.

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