Diseñar un sistema con fallos para que el viaje sea seguro
En el sector del transporte y la movilidad, el concepto de seguridad ha ido cambiando a lo largo de los últimos años, y ha sufrido una profunda transformación con la llegada de la Covid.
La percepción de la seguridad es diferente hoy respecto a antes de la pandemia; ante un virus invisible a nuestros ojos, pero presente en nuestro día a día, la sensación de seguridad depende ahora de factores como el distanciamiento social, la limpieza a nuestro alrededor o el volumen de personas que se encuentran en un espacio cerrado.
Cuando analizamos la evolución en materia de seguridad que han experimentado diversas áreas de actividad en los últimos años, vemos que el sector aeronáutico ha sido, probablemente, el que más ha mejorado, gracias principalmente a los avances en tecnología e inversión en medidas de seguridad, que se han aplicado tanto en los aviones como en el resto de elementos que influyen de manera directa o indirecta -infraestructuras, especialización de los profesionales, mejora de las previsiones climáticas…-.
La percepción de la seguridad es diferente hoy respecto a antes de la pandemia
Además, este sector se ha encargado de reforzar esta idea en la mente del usuario de manera constante, con una comunicación cuidada y muy bien ejecutada, apoyándose en estadísticas independientes de incidentes por año y en su evolución positiva.
Es decir, para alcanzar esta posición de liderazgo en torno a un concepto clave como es la seguridad, el sector aeronáutico ha tenido que demostrar su superioridad con resultados concretos y transmitirlos de manera adecuada, trabajando en torno a la seguridad en todo su conjunto, tanto en la consecución de objetivos como en la percepción del "consumidor".
En este sector, a la vanguardia en investigación y tecnología, el método de desarrollo y diseño de los componentes se realiza siguiendo el principio de "fallo seguro". Se trata de un modelo que se basa, de manera muy resumida, en que solo se produce un incidente cuando hay una concatenación de varios errores aislados.
Es decir, que, aunque una parte del dispositivo total falle, el conjunto sigue funcionando gracias al resto de elementos que lo componen; un fallo o error no causará daño al resto del conjunto, o lo hará de manera imperceptible, tanto al avión, en este caso, como a los pasajeros o incluso al medio ambiente, si afecta al combustible.
Para conseguirlo, se superponen diversos componentes o soluciones que en ocasiones pueden resultar redundantes, pero cada uno aporta un punto extra que garantiza la seguridad de la estructura completa.
Con la expansión de la Covid, surgió un nuevo peligro que no teníamos contemplado hasta el momento, y ante el que debíamos reaccionar de manera ágil y contundente. Frente a un escenario desconocido al que nos enfrentábamos, en Cabify intentamos replicar aquello que se ha demostrado más eficaz hasta el momento. De esta manera, hemos aplicado el modelo de "fallo seguro" para diseñar un sistema a prueba de contagios en los vehículos de la plataforma.
En primer lugar, no podemos partir de la hipótesis de que trabajamos en un entorno seguro, libre de Covid-19, porque estaríamos extrayendo de la ecuación la parte principal donde se originan los problemas: que uno de los ocupantes de un vehículo esté infectado, o que puedan quedar restos del virus en alguna superficie del mismo.
A partir de aquí, construimos un protocolo de actuación que reduce al mínimo las posibilidades de contagio en el interior de los vehículos que colaboran con nuestra aplicación, incluso aunque alguno de los pasos a seguir pueda fallar en algún momento. Nuestro sistema de "fallo seguro" empieza mucho antes de comenzar el viaje, y no finaliza cuando el usuario llega a su destino, sino tras su valoración del viaje.
Nuestro sistema de 'fallo seguro' empieza mucho antes de comenzar el viaje, y no finaliza cuando el usuario llega a su destino, sino tras su valoración del viaje
Hasta ahora, en España hemos repartido más de 15.000 mascarillas a los conductores de taxis y empresas de transporte que colaboran con nosotros, 60.000 pares de guantes o 5.000 botes de gel hidroalcohólico. Hemos reforzado los protocolos de limpieza de los vehículos y las medidas de verificación del cumplimiento a través de soluciones tecnológicas en nuestra app. Y a pesar de todo ello, sabemos que el sistema puede fallar.
Por ello, hemos añadido una última capa de seguridad con unas mamparas protectoras, que ya están presentes en más del 99% de los viajes que se realizan a través de nuestra aplicación en España. Incidimos con este elemento sobre una seguridad más "racional" añadiendo una división que reduzca al mínimo el contacto entre conductor y usuario, y colocando una barrera que impida el paso de gotículas entre ambos espacios.
Además, esto también tiene relevancia sobre la seguridad percepcional, ya que el 93% de los usuarios considera "importante" o "muy importante" que el coche tenga instalada una mampara protectora, y el 86% de los conductores de taxi y VTC se siente "seguro" o "muy seguro" cuando viaja en un vehículo con esta medida.
Cada vez que un usuario realiza un trayecto que ha solicitado a través de nuestra app, pasa por una serie de fases, imperceptibles en muchos casos para él o ella, que garantizan un viaje seguro hasta su destino final.
Seguiremos trabajando para mejorar nuestro sistema, aunque estemos convencidos de su fiabilidad, ya que en materia de seguridad y tecnología estamos en constante evolución. Se trata de diseñar un sistema con fallos para que el viaje sea completamente seguro.
*** Gonzalo López-Cerón es director de Operaciones de Cabify en España.