La Ley de Cambio Climático, una oportunidad para las empresas
Con la llegada de la primera Ley de Cambio Climático se confirma lo que ya veníamos previendo: las empresas y las Administraciones Públicas deberán elaborar y ejecutar un plan, por mandato legal, para reducir y compensar sus emisiones en aras de cumplir con la norma integral para afrontar la emergencia climática en España. Todo esto, de acuerdo a la Agenda 2030 y el Acuerdo de París, por el que todos los países se comprometieron a llegar a cero emisiones en 2050.
Las empresas deben prepararse para afrontar nuevos ratings en materia de sostenibilidad. La presión no solamente viene determinada por el marco regulatorio, también lo hace desde el punto de vista de inversores, clientes, empleados y comunidades.
Los fondos de inversión están alineados con esta forma de pensar y, acorde a ello, destinará sus fondos. Del mismo modo, los consumidores están cada vez más concienciados. De hecho, ya podemos llamarlos prosumidores, ellos son los que determinarán cómo deben ser los productos o servicios que quieren consumir.
Hay grandes compañías (o no tan grandes) que llevan años elaborando un plan para reducir y compensar sus emisiones, que han sabido adelantarse a los acontecimientos. Sin embargo, de las presiones derivadas del riesgo climático también nacen oportunidades significativas para que las empresas alineen sus estrategias con el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
De las presiones derivadas del riesgo climático también nacen oportunidades significativas para que las empresas se alineen con la Ley
Las empresas tienen la oportunidad de innovar en sus productos, servicios y cadenas de suministro, un hecho que atraerá a clientes, inversores y empleados con una mayor sensibilidad al problema.
Para estas compañías, basadas en una economía con bajos niveles de emisión de carbono, las oportunidades son aún mayores. El informe del Climate Group titulado Sin deudas: el crecimiento de la economía con bajos niveles de emisión de carbono ofrece pruebas sobre el aumento de los ingresos y los beneficios, así como de los empleos creados en empresas que lideran la adopción de soluciones frente al problema del cambio climático.
El sector privado podrá sacar provecho de los beneficios de las inversiones en resiliencia climática. El Banco Mundial estima que invertir en resiliencia climática genera unos beneficios alrededor de cuatro dólares por cada dólar invertido.
Todo ello genera un gran interés por parte de los inversores y las instituciones financieras, que reconocen la creciente necesidad de las empresas de acceder al capital y a las oportunidades de creación de valor.
Si bien es cierto que a partir de ahora las empresas y Administraciones Públicas tendrán que explicar qué huella tienen, y cómo la están reduciendo y/o piensan reducir, esta misma obligación les ayudará a buscar nuevas oportunidades de crecimiento.
*** Francisco Benedito, CEO y cofundador de ClimaTrade.