La política post pandemia de los bancos centrales
La naturaleza sin precedentes de la pandemia ha cimentado el camino para unas medidas de estímulo agresivas y, en ocasiones, poco ortodoxas. Sin embargo, estas decisiones han sido cruciales para asegurar el buen funcionamiento del mercado y para crear condiciones financieras acomodaticias en los puntos álgidos de la crisis.
Uno de los pasos más significativos lo dio la Reserva Federal de Estados Unidos al ir un paso más allá de lo que lo había hecho durante la crisis financiera global y comprar, por primera vez, bonos corporativos. Esta decisión se ha percibido no solo como una 'línea roja'” para los diferenciales de crédito, sino también como un tranquilizante para los inversores, ya que la Fed ofrecía respaldo en caso de que se produjese una ampliación significativa y sostenida de dichos diferenciales.
Esperamos que, conforme avance 2021, la expansión de las vacunas permita que las economías se vayan normalizando y reabriendo de forma gradual, lo que hace que seamos optimistas en torno a las perspectivas de crecimiento de este año.
Nuestra expectativa se apoya en nuestra creencia de que los responsables políticos van a continuar ofreciendo un viento de cola a esta recuperación en vez de actuar como un freno. Por ello, aunque los participantes del mercado están valorando que se produzca un endurecimiento de las políticas monetarias, los bancos centrales continúan retrasándolo, lo que debería mantener anclados los tipos de interés a corto plazo mientras los tipos a largo plazo continúan subiendo ante las expectativas de crecimiento económico.
Creemos que, una vez que los bancos centrales estén preparados para endurecer sus políticas, esto ya se habrá descontado durante mucho tiempo y, por lo tanto, será bien digerido por los mercados. Este hecho contrasta con lo que se observó durante el Taper Tamtrum de 2013, que sorprendió a los mercados con la guardia baja.
Los responsables políticos van a continuar ofreciendo un viento de cola a esta recuperación en vez de actuar como un freno
Una de las principales causas por las que los bancos centrales están retrasando las expectativas de endurecimiento de la política monetaria es la forma en que reaccionan, en particular la Fed.
El objetivo del empleo de la Fed es ahora un objetivo amplio e inclusivo que envía un mensaje inherentemente conservador. La Fed busca asegurar que los grupos minoritarios puedan beneficiarse de la recuperación, lo que, probablemente, requerirá ir más allá de los objetivos de empleo a nivel agregado.
Asimismo, el nuevo objetivo de inflación también sugiere un enfoque más paciente para el endurecimiento de la política monetaria, dado que ahora estarán más cómodos con una inflación por encima del 2% durante un periodo de tiempo prolongado, -pues ya han estado por debajo de esta cifra durante mucho tiempo-.
Esta es una gran diferencia con respecto a lo que se ha podido observar en el mandato anterior, en el que su presidenta, Janet Yellen, buscó endurecer la política si se detectaban señales de presiones inflacionistas.
Por su parte, se sigue observando un sesgo moderado del BCE que, dada la menor inflación, el menor apoyo fiscal y un lanzamiento de vacunas más lento en comparación con EEUU, ha adoptado un enfoque mucho más sensible ante cualquier riesgo de endurecimiento de las condiciones financieras.
Como resultado, recientemente ha anunciado un aumento en el ritmo de las compras de QE a través de su programa PEPP en un intento por administrar los rendimientos a largo plazo.
Desde un punto de vista fiscal, la respuesta a la pandemia también ha sido impresionante, con medidas de estímulo impulsadas en el año 2020 que alcanzaron hasta un 5% del PIB mundial y que, de forma clara, empequeñecen lo que se vio después de la crisis financiera.
Mientras que esta medida proporcionó un muy necesario límite a los ingresos, pensamos que este apoyó continuará, incluso cuando los mercados laborales se recuperen. Así, por ejemplo, la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, ha dejado claro que, con los tipos de interés cerca de mínimos históricos, ahora es el momento de "ir a lo grande" en la política fiscal, algo que ya ha hecho la nueva Administración que, recientemente, ha aprobado un paquete fiscal inicial valorado en un 9% del PIB estadounidense.
Ahora mismo, esperamos los detalles sobre el próximo programa de infraestructuras. Incluso en la Unión Europea, las diferencias regionales se han dejado a un lado para trabajar en una única dirección y aprobar un fondo de recuperación europeo. Asimismo, la designación de Mario Draghi como el primer ministro italiano da esperanza de que se haga un buen uso de los fondos y de que se apoye el crecimiento de los países de la periferia europea en los próximos años.
En términos de mercado, esperamos que las emisiones de crédito se mantengan en niveles actuales o que tiendan a descender. En particular, las clases de activos que tienen mayores yields (rentabilidad), como el global high yield y el AT1s (bono contingente convertible), podrían ver cómo las emisiones regresan a sus bajos niveles pre-pandémicos.
Es probable que los tipos de interés continúen subiendo a medida que las economías se recuperen y la demanda de los bonos del Gobierno como refugio disminuya. Estos factores nos llevan a favorecer los tipos de interés más cortos en la coyuntura actual.
*** Philippe Gräub es jefe del equipo de Renta Fija Global y de Retorno Absoluto, y Bernard McGrath, Especialista Senior en Inversiones, en Union Bancaire Privée (UBP).