¿Es el momento de volver a la bolsa española?
Muy a mi pesar, llevo más de diez años recomendando evitar la bolsa española y centrarse en otras bolsas del mundo con mejores expectativas de rentabilidad. Y, desgraciadamente, llevo más de diez años acertando.
Los motivos de mi recomendación han sido de tipo económico, pero también de tipo histórico. España fue, después de Roma, la primera gran potencia global europea. Llegó a lo más alto. Pero también ha sido uno de los mejores ejemplos de que, cuanto más alto se llega, más dura es la caída.
Una decadencia que recuerda a las bolsas cuando entran en una tendencia bajista de largo plazo, con repuntes en forma de dientes de sierra. El ejemplo más claro de repunte político y económico fue la transición española y las dos décadas posteriores.
Puestos a invertir en el sector financiero, hay opciones mucho más competitivas que la banca española
España retomó una posición muy respetable en el mundo en general, y en lo económico y empresarial en particular, lo que nos llevó a una posición privilegiada en términos bursátiles. Luego, los gobernantes españoles -de ambos colores- pasaron olímpicamente de la revolución digital y de eliminar trabas para facilitar nuestra incorporación a la misma.
Se volvió al “que inventen ellos” y se dejó de apoyar el empresariado y la innovación. Se volvió al ensimismamiento y al bucle político, melancólico de la decadencia. Y ahí seguimos. En esta cuestión, nada ha cambiado en los últimos años. En todo caso, ha ido a peor.
La cuestión es si la llegada de los fondos europeos y la estabilidad parlamentaria que se trata de obtener con los indultos podría cambiar esta situación. A la que se podría unir la contención por parte de los sindicatos ante un Gobierno en el que están los políticos que les son más cercanos. Qué duda cabe de que una situación de rebote económico, con mucho dinero a repartir, estabilidad parlamentaria -muy relacionada con lo anterior- y calles tranquilas son un buen escenario económico.
Mi conclusión es que, en el corto plazo, la bolsa española recuperará posiciones en el ranking de los mercados avanzados y dejará de ser temporalmente la última de la fila. Pero en el medio y largo plazo, mi previsión no ha mejorado. Y les explico porqué.
Desde el punto de vista histórico, no veo nada que nos permita volver a algo mínimamente parecido a la Transición. Y no me refiero solo a la política, sino a apoyar al tejido empresarial en lugar demonizarlo constantemente. Mala señal que cada vez merezca menos la pena esforzarse, porque el esfuerzo extra y el espíritu innovador van a tener como 'recompensa' pagar muchos más impuestos.
Otra característica de los últimos diez años es que se ha producido un incremento brutal de la burocracia y los excesos regulatorios. Es algo ciertamente común a toda la Eurozona, pero aquí nos lo hemos tomado especialmente en serio. Y la situación ha ido a más, no a menos.
En el corto plazo, la bolsa española recuperará posiciones en el ranking de los mercados avanzados
De hecho, que la estrategia para situarnos en la revolución digital sea crear un ministerio ad hoc es un síntoma muy claro de lo poco que han entendido nuestros gobernantes de qué va la revolución digital. En Norteamérica no crearon un ministerio, 'crearon' Silicon Valley. Es decir, facilitaron la creación de un entorno y un ecosistema donde florecen la investigación, la innovación y el empresariado de alta tecnología.
Ciertamente los fondos europeos y el incremento del gasto público impulsarán el crecimiento. En honor a la verdad, lo que aportará más crecimiento serán las ganas de vivir -y por lo tanto consumir- de los españoles. Y de los turistas. Pero, por lo demás, todo sigue un planteamiento basado en burocracia y directrices estatales que jamás han funcionado en la excelencia empresarial.
No nos engañemos: cuando quienes reparten los fondos son políticos, los criterios de reparto son políticos. Si el dinero se utilizara para bonificar agresivamente la contratación de trabajadores -especialmente jóvenes-, subvencionar empresas con modelos innovadores o de alta tecnología, especialmente a pymes... Entonces, estaríamos hablando de verdadero apoyo al desarrollo empresarial. No parece que vaya a ser el caso.
Por todo lo anterior, sigo siendo escéptico respecto a nuestra capacidad de añadir a nuestra maravillosa industria turística una industria digital competitiva. Y competir en la no digital habiendo países emergentes en ello resulta un poco más complicado. Aunque siempre será mejor eso que nada.
También se menciona como algo favorable para la bolsa española la fuerte presencia de la banca. Estoy de acuerdo en que esa presencia ayudará, pero también creo que hay formas mejores de aprovechar el cambio de ciclo del sector bancario.
En los años 90, las fusiones bancarias se realizaban por motivos políticos y personales, pero también para crecer, mejorar la tecnología, ser más competitivos y en definitiva, mejorar los beneficios. Las de ahora se realizan en gran medida por pura supervivencia.
Cuando quienes reparten los fondos son políticos, los criterios de reparto son políticos
Mientras que en otros países la banca está evolucionando y adaptándose a la revolución digital, aquí su supervivencia depende de mantener cerrada la puerta a la revolución de las comisiones que se está produciendo en el mundo entero. De momento España es una fortaleza para las comisiones abusivas en fondos de inversión y otros productos financieros, defendida por la administración y por el acuerdo tácito entre entidades financieras. Pero esa barrera de entrada no aguantará eternamente.
Resumiendo: puestos a invertir en el sector financiero, hay opciones mucho más competitivas que la banca española. Y los fondos europeos van a llegar también a países con menos problemas políticos y más apoyo al empresariado.
Pero el mayor problema de la bolsa española a medio y largo plazo es que no se lidera la revolución digital creando ministerios, comisiones, subcomisiones y chiringuitos políticos. Se lidera apoyando el empleo juvenil, la innovación, las pymes, las universidades, la educación y la investigación. Y no parece que ese vaya a ser el principal destino de los fondos europeos en España.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance