Nuestro desempleo tiene arreglo

Nuestro desempleo tiene arreglo EP

La tribuna

Nuestro desempleo tiene arreglo

El papel de los sindicatos y la ineria hacia la dependencia del Estado juegan en contra de la lucha contra el paro en España.

6 octubre, 2021 02:02

Si la sociedad española conservara una mínima sensibilidad y responsabilidad social debería estar espantada por la consolidación de un mercado de trabajo -el peor sin duda del mundo civilizado- caracterizado por un nivel crónico de desempleo, que duplica sistemáticamente la media de la UE, con al menos las siguientes desgracias:

1. En España solo trabajan 47 personas entre las que podrían trabajar, por 64 en Suiza y 52 en la UE. La consecuente tasa de dependencia de cada trabajador es de 1,46 en España por 0,83 en Suiza y 1,26 en UE.

2. Dada esta enquistada situación, el coste del desempleo es, tras las pensiones, las transferencias y la deuda pública, la principal partida del gasto público, mientras que el déficit y el endeudamiento alcanzan niveles insostenibles.

3. El orden moral y social, tienden a deteriorarse; entre los que quieren trabajar y no pueden porque se sienten legítimamente frustrados y entre los que se acomodan a vivir sin trabajar ni esforzarse en conseguir un empleo, porque pierden así, tristemente, un valor humano tan esencial como la autoestima.

4.  Un país en el que los que crean riqueza son cada vez menos en relación con los que dependen de ellos carece de futuro; al menos que merezca la pena.

¿Tiene remedio la situación descrita? Desde luego que sí. Basta mirar alrededor y copiar las mejores prácticas existentes, mientras se retiran de la circulación otras perjudiciales y enquistadas, procedentes de tiempos periclitados.

Comencemos por la abolición de anacrónicos obstáculos al empleo:

 1. Los convenios colectivos sectoriales, cuyo precedente fueron las "ordenanzas -concepto militar- laborales" de Franco, deben extinguirse por completo, al igual que sucede con las prácticas de cartelización de los mercados por las que algunos agentes llegan a acuerdos que les benefician a ellos mientras excluyen a todos los demás de entrar en ellos.

Tales convenios son un grave obstáculo a la renovación -merced a la innovación- de los tejidos productivos que dinamizan la economía y aumentan el crecimiento económico y del empleo. En España, los sectores más competitivos y exportadores –Automóvil, Alimentación,..­­– no tienen convenios sectoriales. En Estados Unidos, durante las últimas décadas todo el nuevo -y masivo- empleo fue creado por las nuevas empresas, mientras que el desempleo procede de las viejas. Es absurdo que una aberración tan evidente siga siendo reivindicada en España.

2. El trabajo a tiempo parcial, representa en España menos del 15% del empleo; está muy por debajo de la media de la UE, es menos de la mitad del alemán y tres veces inferior al holandés, países sin desempleo.

¿Por qué sucede así? En los citados países este mercado está liberalizado; es decir, sujeto a la libre voluntad de las partes protegida por el derecho civil. Aquí, los sindicatos, que seguramente no representan ni a un solo trabajador o aspirante a serlo a tiempo parcial, han conseguido restringir severamente el acceso a este mercado.

3. El salario mínimo indiscriminado –por incluir también a los jóvenes que buscan su primer empleo- no existe en casi ningún país de referencia y subirlo sin pleno empleo es irresponsable. Quienes lo defienden en presencia de un exorbitante nivel de paro, siguen sin responder a dos preguntas muy obvias: ¿conocen algún bien económico que cuando aumenta su precio también lo haga su demanda?  y, si tan bueno es aumentarlo ¿por qué no lo suben mucho más?

 4. La educación en valores morales, no solo en contenidos que también, es fundamental para aumentar la empleabilidad. El sistema educativo de inspiración social-comunista que se ha venido implantando en España, está progresivamente orientado a la dependencia del Estado en vez de a la responsabilidad personal para buscarse la vida. Y así nos va: campeones de fracaso escolar y desempleo.

El sistema educativo de inspiración social-comunista que se ha venido implantando en España, está progresivamente orientado a la dependencia del Estado

 5. Los sindicatos españoles son muy poco representativos –en la cola de la UE- al conformar un duopolio que sobrevive a expensas de subvenciones públicas, alejados por completo de los jóvenes y los desempleados y defensores a ultranza de los privilegios de los funcionarios públicos y de los trabajadores de las grandes empresas de los sectores cartelizados.

 6. La protección al desempleo en España debe ser, muy posiblemente, la más incondicionada del mundo. La mayor parte de los desempleados agotan el periodo de cobro de la subvención que reciben antes de buscar un nuevo empleo. En los países más civilizados, con Dinamarca a la cabeza con su famosa "flexiseguridad", si un desempleado no asiste regularmente a cursos de formación en oficios con perspectivas de empleo o rechaza una oferta de trabajo, deja de recibir la subvención.

 7. El coste del despido en España es de los más altos del mundo -coincidente con el de los países con más desempleo- mientras que en Dinamarca es casi nulo. El Banco de España, muy documentadamente, también lo acaba de poner de manifiesto con una solución impecable, "la mochila austriaca"; un muy civilizado sistema que la próxima avalancha de dinero de la UE podría hacer económicamente viable. Ni que decir tiene que dicho 'dinero' será malgastado políticamente en vez de bien empleado en deshacer el nudo gordiano del despido.

Finalmente, el imperecedero y siempre vigente orden moral que conduce a tener iniciativa, luchar individualmente para buscarse la vida, el esfuerzo, la laboriosidad, la constancia, la perseverancia, el comenzar de nuevo, no darse nunca por vencido y tantos valores que han constituido el alma del progreso humano y económico a lo largo de la historia llevan tiempo de vacaciones en España, donde el Estado socialista –de todos los partidos- a cambio de los votos 'democráticos' hace cada vez más dependientes del Estado a los ciudadanos, a cambio de una creciente y cada vez más generalizada pérdida de la responsabilidad, la dignidad y la libertad personal.

El drama del desempleo, por todo lo visto, no es algo que España no pueda evitar; las soluciones tan evidentes como incuestionables están a la vista. La voluntad política para llevarlas a cabo de este Gobierno apunta, sin embargo, en la dirección opuesta… hasta que la sociedad civil lo siga democráticamente consintiendo.

*** Jesús Banegas es presidente del Foro de la Sociedad Civil.

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