Defensa y Seguridad, una inversión para el futuro
El presidente de TEDAE reclama una Ley que permita impulsar el desarrollo tecnológico que necesita España y las Fuerzas Armadas.
En los últimos meses, y en los últimos días, hemos visto como la Defensa y la Seguridad se han hecho presente de forma plausible en la respuesta ante las crisis. Participaron activamente en el apoyo a los ciudadanos durante la pandemia; en la logística, en la desinfección y en el transporte de equipos médicos. Después, durante el temporal Filomena. Y en los últimos días, también, lo hemos visto en la crisis del volcán en la isla de La Palma.
El papel de nuestras Fuerzas Armadas se ha manifestado de manera explícita en su vocación de servicio y en su compromiso con los ciudadanos de España. Y nuestra industria, es su orgulloso aliado en el desarrollo de las últimas tecnologías para favorecer su cometido.
El carácter dual de los productos y tecnologías de Defensa y Seguridad es cada vez más evidente y debemos seguir orientando nuestros programas de investigación y desarrollo para que aporten resultados beneficiosos para los ciudadanos. Debemos, también, conseguir que los desarrollos civiles en diferentes industrias contribuyan a la mejora de las dimensiones de la Defensa y la Seguridad.
La industria de Defensa y Seguridad es estratégica para la economía española. El año anterior a la pandemia sanitaria tuvo un impacto económico en el PIB de casi 9.700 millones de euros y de 95.000 empleos. Su carácter anticíclico, su vocación exportadora, su compromiso con la innovación y su enorme transversalidad a otros ámbitos, le convierten en uno de los sectores clave para la recuperación de la economía española.
Una industria de Estado, como es la de Defensa y Seguridad, requiere desarrollar modelos de éxito de colaboración público-privada para disponer de políticas, que con visión de largo plazo, hagan de España, y del conjunto de la industria, un ejemplo de prosperidad.
La duración de los desarrollos de los programas de Defensa y Seguridad, los plazos de recuperación de las inversiones o el elevado riesgo tecnológico que implica, en muchos casos, desarrollar complejos sistemas por primera vez, hacen necesario disponer de un modelo de financiación estable.
Sin la continuidad de este acompañamiento público, los esfuerzos realizados por las empresas pueden no ser suficientes para preservar la necesaria vanguardia tecnológica de sus productos y, lo que es más importante, para asegurar la autonomía tecnológica de España.
Si conseguimos avanzar en la digitalización de nuestras industrias, en la sostenibilidad de nuestras empresas y en el talento de nuestros empleados, la innovación estable hará que nuestros productos sean permanentemente competitivos, lideraremos tecnologías que trascenderán de nuestros ámbitos al resto de sectores industriales y tendremos productos propios que, a través de la exportación, contribuirán a consolidar una balanza comercial positiva.
En definitiva, estaremos en mejores condiciones para construir esa España moderna, solidaria y protagonista de los principales desarrollos que se lleven a cabo en el mundo.
"Disponer de una Ley de Programación y Financiación de la Defensa resulta más importante que nunca y es un asunto que no puede esperar"
Para poder superar estos retos de financiación en el ámbito de la Defensa y la Seguridad disponer de una Ley de Programación y Financiación de la Defensa resulta más importante que nunca y es un asunto que no puede esperar.
Esta Ley apoyaría el objetivo de una mayor eficiencia de las Fuerzas Armadas y contribuiría, igualmente, a capacitar a la industria de Defensa y Seguridad española para desarrollar las tecnologías necesarias que garanticen la capacidad de actuación de las mismas.
Si observamos con visión europea, el ejemplo de las leyes de Programación en Francia han aportado visibilidad a la industria, al Parlamento y a la sociedad sobre las prioridades de la Defensa y la Seguridad y la disponibilidad financiera con la que acometer sus programas.
Este año la Unión Europea ha puesto en marcha, por primera vez, un Fondo Europeo de Defensa que debe complementar la inversión en España y donde debemos participar con calidad en sus proyectos.
Si la oportunidad que representaba este Fondo Europeo de Defensa era importante antes de la pandemia, ahora lo es mucho más, ya que tiene todas las posibilidades, no sólo de favorecer la recuperación de la Unión Europea post-covid, sino también de reforzarla en todos sus aspectos gracias a la cooperación entre las distintas industrias.
En definitiva, el carácter estratégico que la industria española de Defensa y Seguridad tiene para la economía de España y su papel esencial para el bienestar de los ciudadanos, le hace susceptible de participar de modelos de financiación estables y acordes a la ambición que tengamos como sociedad. Algo que lejos de ser un coste, se debe percibir como una inversión para el futuro.
*** Ricardo Martí Fluxá es presidente de la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE).