Hacia la (in)digestión de los fondos europeos
El presidente de la Construcción advierte de las cosecuencias de la subida de materias primas y falta de trabajadores y pide derogar la Ley de Desindexación.
Si la llegada y posterior asignación de los fondos europeos pudiera compararse con un banquete, ya hay claros síntomas de un futuro empacho, de un más que posible corte de digestión. No es que se nos vayan a atragantar las ayudas comunitarias de las que depende la recuperación de España, sino que la tardanza en su gestión y ejecución están provocando cuellos de botella en sectores como el de la construcción, donde la preocupación ya campa a sus anchas.
Pero el empacho no puede venir únicamente por los descompensados ritmos de digestión de fondos. Porque esta demora es solo una de las amenazas que actualmente sufre la construcción: un sector en el que faltan 700.000 trabajadores y que ya está pagando la factura del encarecimiento desorbitado de las materias primas.
En concreto, el alza de los precios ha disparado un 22,2% el coste de las obras y ha obligado a cuatro de cada diez empresas a cancelarlas o paralizarlas, además de provocar desabastecimientos en más del 75% de las compañías.
El alza de los precios ha disparado un 22,2% el coste de las obras y ha obligado a cuatro de cada 10 empresas a cancelarlas o paralizarlas
En este contexto, la subida de las materias primas podría terminar frenando alarmantemente el ritmo de la recuperación. Máxime teniendo en cuenta que la construcción canalizará cerca de 7 de cada 10 euros provenientes de Europa, que representa en torno al 10% del PIB y que generará una cuarta parte del total de los empleos relacionados con la llegada del "maná europeo".
De ahí, nuestra insistencia en la importancia de derogar la Ley de Desindexación y de establecer un sistema para reequilibrar económicamente los contratos, de manera que pueda garantizarse tanto la viabilidad de los proyectos como la estabilidad de los contratos -nuevos y en curso-.
No obstante, CNC ha trabajado en diversos modelos que facilitan la realización de reclamaciones por parte de las constructoras hacia la Administración o el promotor del proyecto. De esta manera, cualquier compañía afectada por el incremento inusual del precio de las materias primas podrá solicitar al contratante la ampliación de plazo, la modificación del contrato o la indemnización por ruptura del equilibrio económico contractual.
La actualización del cuadro macroeconómico ya hizo saltar las alarmas, puesto que recogía un recorte en las proyecciones de crecimiento de nuestro sector, rebajándolo prácticamente hasta la mitad -en concreto, desde el 6,1% al 3%-. Mientras tanto, las expectativas para 2022 contemplan un avance superior al 10%, cuando las cifras de fuentes como Euroconstruct lo sitúan en niveles próximos al 6%.
Así, temiendo que durante el último cuatrimestre la ejecución de los fondos continúe al ralentí y que a lo largo del próximo año haya que pisar el acelerador a fondo, la Administración ha de actuar con agilidad ante la licitación de los proyectos. Una agilidad que cobra más sentido si cabe a la vista de que la llegada de nuevas ayudas dependerá de la consecución de ciertos objetivos y de que la inversión comunitaria debe estar ejecutada, como máximo, en 2026.
Ojalá sea cierto que las licitaciones ligadas al Plan de Recuperación se acelerarán en las próximas semanas y meses. En caso contrario, el retraso en la ejecución de los fondos europeos podría convertir en papel mojado toda hoja de cálculo sobre la que ahora se depositan las esperanzas.
En resumidas cuentas, urge que nos preparemos para digerir los fondos europeos, que suponen una oportunidad única para transformar y modernizar nuestro país.
Y para prepararnos en tiempo y forma, necesitamos más trabajadores; establecer un sistema automático de reequilibrio que permita hacer frente a ese sobrecoste y, por tanto, tenga en cuenta las alteraciones posteriores a la presentación de ofertas, tanto al alza como a la baja, buscando dotar de estabilidad al contrato; y mayor agilidad en los trámites burocráticos para que la ejecución de las ayudas permita a la construcción generar un efecto tractor que acelere la recuperación económica de España.
Porque, como en la vida misma, ante los cortes de digestión más vale prevenir que curar. No será que no lo estamos advirtiendo.
*** Pedro Fernández Alén es presidente de la Construcción (CNC).