Reformas para combatir la crisis energética
La crisis energética que ha agravado la guerra en Ucrania mantiene en vilo a buena parte de los países europeos. Al abrupto encarecimiento de la luz vino a sumarse la materialización de la amenaza de cortes de suministros de gas procedentes de Rusia, lo que está disparado los recibos y provocando temblores en los bolsillos del ciudadano.
En España, el debate se ha focalizado hasta ahora en abaratar los precios energéticos, un primer paso necesario para evitar un colapso industrial y tratar de frenar la inflación.
Este tipo de medidas de urgencia son bienvenidas (aunque alguna como la ligada a la cogeneración llega demasiado tarde) y en esta línea deberían complementarse con un plan de acción más transversal de transformación de la demanda energética.
La reducción de la demanda es vital, junto con el impulso renovable. Para ello la apuesta por la rehabilitación energética es decisiva. En este sentido, las obras de reforma y rehabilitación pueden tener un papel protagonista en la lucha contra la crisis energética primero, y económica después por el gran efecto tractor que conllevan para el sector de la construcción y el dinamismo urbano.
Las obras de reforma y rehabilitación pueden tener un papel protagonista en la lucha contra la crisis energética
Máxime teniendo en cuenta que el parque de viviendas, y edificado en general, es responsable de cerca del 40% del consumo total de energía primaria.
Por lo tanto, actuar sobre el principal foco de consumo energético permite disminuir la demanda, aligerar el coste y liberar recursos para la demanda industrial, desde usos agrícolas como de generación de productos.
Así pues, una apuesta clara por la reducción del consumo de energía del parque de viviendas edificado constituiría una palanca clave para aliviar la crisis energética.
Este tipo de actuaciones ocupan un lugar destacado en el Plan de recuperación que viene a marcar las directrices ante el reparto de los fondos europeos. No obstante, debemos ser conscientes del riesgo de no ejecución suficiente de las ayudas comunitarias para promover obras de reforma y rehabilitación energética.
Estamos en el momento clave. Prácticamente todas las comunidades han publicado sus modelos de aplicación de los fondos europeos. De nada sirve mirar atrás y ver si los dos años transcurridos entre la aprobación de los fondos y la validación efectiva a nivel territorial son un tiempo perdido.
En su lugar, debemos mirar al futuro, y sobre todo al presente. Es decir, dada la urgencia, la importancia estratégica no sólo como medida de reducción de la demanda energética sino también como palanca de transformación a gran escala de empresas de la construcción y ciudades y pueblos, más allá de su efecto contracíclico positivo en un contexto de crisis.
En otras palabras: creemos que debiera implantarse a nivel autonómico y bajo la coordinación del MITMA un panel de seguimiento de la efectividad de los fondos para rehabilitación que permita detectar lo más ajustado al concepto de "tiempo real" qué funciona, por qué y dónde -y qué no funciona, por qué y dónde- para poder tomar medidas correctoras que mejoren la llegada real de los fondos.
En la era de los datos, en un mundo tremendamente agitado por la incertidumbre, tenemos que ser capaces de crear sistemas de seguimiento eficaces que ayuden a maximizar el acceso de empresas y familias a las ayudas comunitarias.
Y de que a todos los agentes implicados, públicos y privados, esta información nos ayude a mejorar, detectar oportunidades y desarrollar las políticas y planes adecuados para elevar su ejecución.
Todo ello puede implicar reformar ciertos procedimientos de trabajo en las relaciones entre administración central y comunidades. También por parte de los agentes privados.
Son ya más de 3.500 millones de euros los aprobados que deben llegar a la ciudadanía, y deben ejecutarse ya no rápidamente, sino ejemplarmente.
En definitiva, la lucha contra la crisis energética requiere nuevas reformas. Y obras de rehabilitación.
*** Sebastián Molinero, secretario general de ANDIMAC.