La conciliación, un deber que las empresas ya no pueden ignorar
Vivimos en una época de profunda transformación, en la que los valores, las expectativas y las demandas de los empleados se encuentran en una evolución constante y exigen cada vez una atención y una respuesta mayor por parte de las compañías. El modelo de trabajo existente hace unos años, por el que un alto directivo podía plantearse renunciar a su vida personal debido a no poder compaginarla con las horas de trabajo, ya no es posible.
Las empresas y sus líderes se enfrentan a un desafío inédito, en el que en los altos comités de dirección se debe poner especial atención, porque puede marcar la diferencia entre que los empleados quieran permanecer en la compañía o decidan marcharse. Hablamos de la conciliación. Pero ¿por qué motivo se ha vuelto clave este aspecto, y por qué las empresas y los altos directivos deben incorporarlo en su día a día si quieren alcanzar el éxito?
Sin duda, uno de los factores más evidentes que ha impulsado este cambio es la influencia de las nuevas generaciones en el entorno laboral. Las personas jóvenes, pertenecientes a la llamada "Generación Z" y la "Generación Y" (también conocida como millennials), tienen una visión muy diferente de la vida laboral en comparación con sus predecesores, y dotan de una gran importancia al equilibrio entre la vida personal y profesional, que ahora es claramente una de sus prioridades. Si el equipo directivo de una compañía muestra un estilo de vida en el que el trabajo consume todo su tiempo, estas nuevas generaciones no se sentirán atraídas por la empresa, y, por tanto, preferirán abandonarla.
Los programas de retención de talento que tanto abundan en la actualidad, y que son vitales para el crecimiento de las empresas, deben tener en cuenta esta nueva realidad. El hecho de motivar a los empleados no es suficiente si esta se contradice con la forma en la que viven sus líderes. Por ello, es fundamental que los altos directivos actúen como modelos a seguir, demostrando que es posible tener una vida profesional intensa al mismo tiempo que una vida personal protegida y equilibrada.
Además de las presiones generacionales, también hay una indudable presión en los hogares. Si bien antes la figura del hombre estaba más vinculada a la vida profesional, teniendo este que renunciar la mayoría del tiempo a las cuestiones personales, la sociedad ha avanzado hacia una situación más igualitaria que ha supuesto un cambio significativo en la percepción de los líderes empresariales sobre la importancia de estar presentes y activos en sus vidas familiares.
El hecho de motivar a los empleados no es suficiente si esta se contradice con la forma en la que viven sus líderes
Hoy en día, las personas con altos cargos no pueden permitirse ausentarse constantemente de sus hogares debido al trabajo. Es fundamental que reconozcan y sean conscientes de que ser un líder exitoso implica equilibrar ambas facetas de la vida.
Quiero recalcar que la búsqueda de un equilibrio entre la vida laboral y personal no es simplemente una cuestión de satisfacer las demandas de las nuevas generaciones o adaptarse a cambios culturales. También se trata de un asunto de eficiencia y bienestar. Ignorar la necesidad de cuidar nuestra vida personal y favorecer a nuestro bienestar, puede llevar a un deterioro silencioso que afectará a nuestra productividad y valor en el ámbito laboral.
Cuando no nos ocupamos de nuestro bienestar, nuestro rendimiento se ve afectado gradualmente y esto tendrá consecuencias muy negativas sobre nuestra capacidad para liderar un equipo o una compañía. Es esencial reconocer que cuidar de nosotros mismos no es un lujo, sino un deber profesional.
Todo esto, sin embargo, tiene un precio. Si queremos lograr este equilibrio entre nuestra vida profesional y laboral, tendremos que ser capaces de llevar a cabo una gestión efectiva de nuestro tiempo y trabajar de manera “inteligente”, siendo capaces de organizarnos de manera eficaz. Tanto el sistema educativo como las empresas deben enseñarnos cómo hacerlo. Solo aquellas que comprendan la importancia de enseñar a sus empleados a organizarse de manera efectiva estarán mejor posicionadas para retener talento y prosperar en el futuro.
No se trata simplemente de poder conciliar el ámbito de trabajo y el ámbito personal, sino de entender que es un deber como profesional aprender a hacerlo. El equilibrio entre la vida laboral y personal ya no es una opción, sino una necesidad; y los altos directivos deben liderar con el ejemplo, aprender a organizarse de manera eficaz y separar sus vidas personales y profesionales, pero dando siempre un espacio protegido a ambas.
Este enfoque no solo asegurará el bienestar y la satisfacción de los empleados, sino que también garantizará un desempeño óptimo en el trabajo y una retención exitosa del talento. Esto, indudablemente, facilitará el éxito de las empresas y sus directivos. La conciliación ya no es un lujo, sino un imperativo en el mundo empresarial.
*** Agustín Peralt es autor de "LIDÉRATE" y Creador del Método FASE.