Mujer en un supermercado.

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Salud y Bienestar

Ni ternera ni pollo: la carne recomendada por mi nutricionista que tiene más proteínas y ayuda a adelgazar

Con su alto contenido proteico y bajo en grasas, es una de las mejores carnes que puede incluirse en una dieta.

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En los últimos años, las carnes magras han ganado una gran popularidad. Son varios factores los que han contribuido a su popularidad, como el precio o la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud sobre el potencial carcinógeno de la carne roja y procesada.

Como su nombre indica, las carnes magras acumulan menos grasa que las de animales como la ternera, el cerdo o el cordero, y por eso se pueden consumir de tres a cuatro veces a la semana, según las recomendaciones nutricionales. Además, el impacto medioambiental de su producción es menor, algo siempre a tener en cuenta.

De todos los tipos que existen, el pollo es el más popular en los hogares españoles, mientras que otros tipos, como el conejo, cada vez se consumen menos. No obstante, este último es increíblemente beneficioso y, de hecho, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), es la que mayor cantidad de proteínas ofrece.

Los beneficios de la carne de conejo

La carne de conejo es una opción altamente nutritiva y saludable que ofrece múltiples beneficios en comparación con otras carnes como el pollo, la ternera o el cerdo. Su perfil nutricional la convierte en una excelente elección para quienes buscan una dieta equilibrada, rica en proteínas de alta calidad y con un bajo contenido en grasas.

Al ser una carne magra, contiene menos calorías y grasas saturadas que muchas otras carnes rojas y blancas, por lo que puede ayudarnos a mantener un peso saludable sin renunciar a un aporte adecuado de nutrientes esenciales. Además, es un alimento muy fácil de digerir.

Su textura suave y su bajo contenido en colágeno facilitan su asimilación, convirtiéndola en una opción perfecta para personas con sistemas digestivos sensibles o con necesidades dietéticas específicas.

La carne de conejo contiene 23 gramos de proteínas por cada 100 gramos de carne, frente a los 20 gramos por cada 100 gramos del pollo. Además, este aporte proteico es de gran calidad y proporciona todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para la regeneración y el mantenimiento de los tejidos musculares, algo crucial para deportistas, niños en crecimiento y adultos mayores.

Es una carne rica en vitaminas del grupo B, especialmente B12, fundamental para la producción de glóbulos rojos y el buen funcionamiento del sistema nervioso. También es una fuente importante de minerales como el hierro, el zinc y el fósforo, los cuales desempeñan funciones clave en la producción de energía, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la salud ósea.

En comparación con carnes como la de res o cerdo, la carne de conejo tiene niveles más bajos de colesterol, algo especialmente beneficioso para la salud cardiovascular, ayudando a prevenir enfermedades del corazón y problemas relacionados con el colesterol alto, muy frecuentes en España.

Imagen de archivo.

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Además de sus beneficios, el sabor de la carne de conejo es suave y versátil, permitiendo una amplia variedad de preparaciones culinarias. Su capacidad para absorber sabores la hace ideal para diferentes tipos de cocción y recetas, desde guisos y asados hasta platos más ligeros.

Otro aspecto destacable de la carne de conejo es su sostenibilidad. La cría de conejos requiere menos recursos en términos de agua, alimento y espacio en comparación con la producción de carne de res o cerdo. Su ciclo de crecimiento es más corto, lo que permite una producción más eficiente y ecológica, con una menor huella ambiental.

En términos de seguridad alimentaria, la carne de conejo suele presentar menos riesgos de contaminación por bacterias como Salmonella o E. coli en comparación con otras carnes, especialmente aquellas de producción masiva. Su crianza generalmente se lleva a cabo en entornos controlados con menos exposición a enfermedades comunes en la ganadería intensiva.

Cómo consumir la carne de conejo

La carne de conejo puede ser consumida de forma muy habitual. De hecho, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) recomienda 3-4 raciones a la semana de carnes magras, como la de conejo, alternando su consumo con otras carnes, como la de pollo, pavo o ternera.

Está especialmente recomendada para niños, adolescentes, personas mayores y grupos de población con necesidades proteicas elevadas, como las embarazadas o los deportistas. Además, está indicada en personas con sobrepeso, anemia, hipertensión, colesterol alto, gota y personas con un sistema digestivo delicado, al ser una carne muy digestible y nutritiva.

Sin embargo, como prácticamente todo lo que tiene que ver con nuestra alimentación, los extremos son raramente recomendables. Basar nuestra dieta en la carne magra es una buena manera de perder peso, pero pretender subsistir únicamente a base de ella es inviable para el ser humano.

Puede provocarnos una condición conocida desde la antigüedad, la inanición cunicular (del latín cuniculus, conejo). Los síntomas son angustiosos: un hambre insaciable nos llevaría a comer carne sin parar mientras nuestro cuerpo se envenena y deteriora por la falta de calorías.