El presidente chino, Xi Jinping, llega a la sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional (APN) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China , el 5 de marzo de 2025.

El presidente chino, Xi Jinping, llega a la sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional (APN) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China , el 5 de marzo de 2025. Reuters

Asia

China dispara de nuevo su gasto militar como arma de disuasión ante Trump: "Si quiere guerra, lucharemos hasta el final"

El gigante asiático rechaza reducir su presupuesto a la mitad como propone EEUU y aumentará su partida en Defensa un 7,2% este año.

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Jara Atienza
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Proyectar confianza es también un mecanismo de disuasión, y China lo sabe bien. A pesar del crecimiento más lento de su economía, la guerra comercial desatada por Estados Unidos y la creciente incertidumbre geopolítica, el Gobierno chino mantiene sus ambiciones. Este miércoles, el primer ministro Li Qiang, la segunda figura más importante después de Xi Jinping, anunció que el país busca expandir su economía en "alrededor del 5%" este año.

El anuncio tuvo lugar durante la sesión inaugural de la Asamblea Nacional Popular (el Parlamento chino), un espectáculo político que dura varios días y en el que los líderes chinos presentan su hoja de ruta para el país. Minutos después de detallar su paquete de medidas económicas —que incluye una política fiscal más proactiva y una meta de inflación del 2%—, Li reconoció que el objetivo será difícil de alcanzar, ya que se requerirán "arduos esfuerzos" para enfrentar la creciente complejidad del contexto global. Unas palabras que hacían clara referencia a la agresiva política exterior de Donald Trump.

La estrategia de Xi Jinping incluye mostrarse firme ante su principal rival: Estados Unidos. En enero, cuando Trump anunció que impondría aranceles del 25% a Canadá y México, y del 10% adicional a China, los dos primeros optaron por negociar con Washington. Pekín, en cambio, respondió de inmediato con una batería de medidas arancelarias que afectaron sectores clave como el del carbón, el petróleo y los automóviles. Esta semana, tras el anuncio de Estados Unidos de incrementar los aranceles al 20%, China impuso nuevas represalias comerciales dirigidas específicamente al sector agroalimentario.

Sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional (APN) en Pekín.

Sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional (APN) en Pekín. Reuters

Ahora bien, la respuesta de Pekín ha sido también retórica. A primera hora, la embajada china en Estados Unidos publicó un comunicado en X advirtiendo al presidente estadounidense que no le temblará el pulso en la guerra comercial y que“ "resistirá hasta el final" si Washington sigue insistiendo en comprometer sus intereses. "Si Estados Unidos quiere una guerra, ya sea arancelaria, comercial o de cualquier otro tipo, estamos listos para luchar hasta el final", señalaba el mensaje.

Más tarde, durante la sesión legislativa, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, expresó su firme oposición a la decisión estadounidense de utilizar el fentanilo como "excusa" para imponer más aranceles a las exportaciones chinas. "Instamos a EEUU a abandonar sus tácticas de intimidación y a volver al camino correcto del diálogo y la cooperación lo antes posible", declaró. Asimismo, afirmó que, si Washington realmente quiere resolver el problema del fentanilo, debe negociar con China en condiciones de igualdad, respeto y beneficio mutuo.

La decisión de poner gravámenes a China ha sido justificada por la Administración Trump con el argumento de que el Partido Comunista Chino (PCC), a través de sus empresas estatales, ha subvencionado e incentivado a compañías químicas para exportar fentanilo y otros opioides sintéticos, los cuales terminan vendiéndose ilegalmente en Estados Unidos. Además, en un decrerto firmado por el republicano, se sostiene que el gigante asiático proporciona apoyo y refugio a organizaciones delictivas transnacionales que blanquean los ingresos obtenidos de la producción y venta de opioides sintéticos ilícitos.

Según la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, China ha sido una fuente clave de fentanilo y sus precursores químicos. Sin embargo, en 2019, bajo presión de Washington, Pekín implementó regulaciones más estrictas, clasificando todas las variantes de fentanilo como sustancias controladas. Como resultado, los envíos directos de fentanilo desde China disminuyeron, según informó The Washington Post.

Respuesta defensiva

Para Xi Jinping, el regreso de Trump a la Casa Blanca no solo representa un desafío económico, sino también estratégico. Hace unos días, el expresidente estadounidense sorprendió al mundo al declarar que se reuniría con Vladímir Putin y con su homólogo chino para discutir la reducción a la mitad de los presupuestos militares de los tres países y alcanzar un acuerdo de desnuclearización. Mientras que Moscú ha recibido públicamente con agrado la propuesta —en línea con la cercanía que Trump ha mostrado hacia el Kremlin en su intento de poner fin a la guerra en Ucrania, aunque sea de mala manera—, Pekín ha reaccionado con una negativa.

No sólo ha defendido su gasto militar como "completamente necesario" para salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses nacionales, sino que ha exigido que Estados Unidos predique con el ejemplo y reduzca primero su arsenal y presupuesto militar. Este miércoles, Pekín dio un paso más al anunciar un aumento del 7,2% en su presupuesto de defensa para este año, alcanzando los 1,78 billones de yuanes (unos 245.000 millones de dólares), según recoge la agencia Efe. Con este incremento, igual que el del año pasado pero muy por debajo de los incrementos de dos dígitos de años previos, el país se mantiene en segundo lugar en cuanto a mayor gasto militar, solo por detrás de Estados Unidos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su discurso ante el Congreso en la noche del martes.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su discurso ante el Congreso en la noche del martes. Efe

Sin embargo, numerosos expertos sugieren que el presupuesto real de defensa de China podría ser significativamente mayor que las cifras oficiales. Algunas estimaciones indican que podría superar en hasta un 40% los datos divulgados, ya que el país lleva años inmerso en una ambiciosa modernización de sus Fuerzas Armadas con el objetivo de ser los primeros para 2035. Esta estrategia responde, en gran medida, a su política de disuasión frente a Washington y a su creciente interés en proyectar poder a nivel global. Pero no sólo eso.

Además de mantener a raya las tensiones con Estados Unidos, uno de los principales objetivos estratégicos y militares de China es la reunificación de Taiwán, la isla autogobernada que Pekín considera parte de su territorio. Para el gobierno chino, esta cuestión es de hecho una "línea roja" que no admite concesiones.

"Nos opondremos a las actividades separatistas y a las interferencias externas (...) Avanzaremos con firmeza en la causa de la reunificación", ha afirmado el primer ministro al respecto. En los últimos años, el presidente Xi Jinping ha reiterado en múltiples ocasiones que la reunificación con Taiwán es inevitable y que, si fuera necesario, no dudará en recurrir a la fuerza para lograrla.

Mientras tanto, el estrecho de Taiwán se ha convertido en un punto de fricción cada vez más peligroso, con un aumento significativo de las incursiones militares chinas en la zona y el firme respaldo de Estados Unidos al gobierno taiwanés, lo que no deja de elevar el riesgo de una escalada en una región de gran relevancia estratégica entre otras cosas, por sus recursos naturales y sus rutas comerciales.