La líder de los socialistas europeos, Iratxe García, y el jefe del PPE, Manfred Weber, en la reunión de este miércoles de la conferencia de presidentes de la Eurocámara

La líder de los socialistas europeos, Iratxe García, y el jefe del PPE, Manfred Weber, en la reunión de este miércoles de la conferencia de presidentes de la Eurocámara Parlamento Europeo

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La gran coalición que sostiene a Von der Leyen se reconfigura tras estar a punto de estallar por el caso Teresa Ribera

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Mientras Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo ni siquiera se hablan pese a la catástrofe de la DANA de Valencia, la líder de los socialistas europeos, la española Iratxe García, y el jefe del PPE, el alemán Manfred Weber, han cerrado este miércoles un acuerdo para investir en bloque a la nueva Comisión de Ursula von der Leyen. Un pacto con el que se ha reconfigurado la gran coalición de fuerzas europeístas (populares, socialistas y liberales) que sostiene al Gobierno de la UE, que durante una semana ha estado a punto de estallar debido al papel de Teresa Ribera en la DANA de Valencia. Eso sí, con un giro adicional hacia la derecha.

De hecho, los socialistas europeos habían dado ya por roto este acuerdo (forjado en julio para sostener el segundo mandato de Von der Leyen) tras el duro examen al que fue sometida la todavía número 3 de Pedro Sánchez en la Eurocámara hace una semana. Los eurodiputados del PPE acusaron a Ribera de inacción en la DANA de Valencia y le instaron a que se comprometiera a dimitir si resulta encausada por su gestión. Los populares europeos siguieron la línea que había pactado Alberto Núñez Feijóo con el propio Weber y forzaron un aplazamiento de la evaluación de Ribera y otros seis comisarios.

El PSOE contraatacó con la amenaza de tumbar al colegio de comisarios al completo si la vicepresidenta tercera no pasaba su examen. Socialistas y liberales tampoco querían confirmar a los comisarios enviados por Giorgia Meloni y Viktor Orbán por proceder de la derecha radical. La Unión Europea se asomaba al abismo de una crisis sin precedentes justo cuando Donald Trump se prepara para dar un giro de 180 grados en las políticas de Estados Unidos y Vladímir Putin amenaza de nuevo con usar armas nucleares en Ucrania.

En el último minuto, las fuerzas de centro de la Eurocámara han frenado justo al borde del precipicio. Cuando todo parecía perdido, llegó por sorpresa la fumata blanca tras apenas 48 horas de diálogo a tres bandas: Manfred Weber, Iratxe García y la líder de los liberales europeos, Valérie Hayer, la enviada del presidente francés, Emmanuel Macron. "Para el PPE, lo más importante es que la Comisión Europea tome posesion y empiece a trabajar el 1 de diciembre. Europa necesita estabilidad", aduce el líder de los populares europeos.

"Este acuerdo desbloquea una situación que estaba poniendo en riesgo la estabilidad de la UE. Hemos logrado lo que parecía imposible hace unos días. Las tres fuerzas políticas hemos firmado un compromiso escrito para cooperar juntos los próximos cinco años, trabajando de forma responsable para hacer frente a los desafíos presentes y futuros y hacer avanzar la agenda de la UE de forma constructiva", ha destacado Iratxe García.

El nuevo acuerdo de gran coalición consta de dos pilares. Por un lado, los tres grupos han redactado una declaración en la que se comprometen a "cooperar" durante toda la legislatura con un "enfoque constructivo", sobre la base del programa de Gobierno de Von der Leyen. "Reconocemos los desafíos que plantean la situación geopolítica, la brecha de competitividad de Europa, los problemas de seguridad, la migración y la crisis climática, así como las desigualdades socioeconómicas", reza el texto.

Por otro lado, populares, socialistas y liberales han levantado los vetos cruzados. El PPE ha votado a favor en la evaluación de Teresa Ribera como vicepresidenta primera de Competencia y Transición Verde. Lo ha hecho después de que ella compareciera en el Parlamento español, tal y como le habían exigido. A cambio del sí a Ribera, socialistas y verdes han apoyado a los dos comisarios de derecha radical: el húngaro Olivér Varhélyi y el italiano Raffaele Fitto.

Al primero, al que Von der Leyen le adjudicó la cartera de Sanidad, en la que la UE apenas tiene poderes, se le arrebatan además las competencias en materia de pandemias y salud sexual. Al fin y al cabo, Orbán es el líder del grupo Patriotas por Europa (en el que militan también la Agrupación Nacional de Marine Le Pen), al que la Eurocámara le aplica un cordón sanitario por su radicalismo.

En contraste, Fitto (adscrito al grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos) mantiene intactas sus competencias como vicepresidente ejecutivo de Cohesión. "El Gobierno italiano, bajo el liderazgo de Giorgia Meloni, quiere contribuir a resolver problemas sobre la base de nuestros valores a nivel europeo y eso es una buena señal", ha explicado Weber.

Los Conservadores y Reformistas Europeos han votado además sistemáticamente a favor de todo el equipo de Von der Leyen, incluidos los socialistas y los liberales, para alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para aprobarles en primera instancia. "Hemos dejado claro cuáles son nuestras líneas rojas frente a los extremistas. Sólo trabajamos con los que son pro Europa, pro Ucrania y pro Estado de derecho", sostiene Weber.

Escollo final

La aprobación de Ribera ha chocado con un escollo de última hora que ha retrasado todo el proceso cuatro horas, hasta las 11 de la noche. El PPE -respaldado por los grupos a su derecha- ha intentado hasta el final incluir en la carta de evaluación de la española la exigencia de que dimita si es imputada por su gestión en la DANA, tal y como exigía la delegación española dirigida por Dolors Montserrat.

Los socialistas, con el apoyo de verdes y de la izquierda radical, se negaban en rotundo a incluir condiciones en la carta. Y bloqueaban a su vez la confirmación de Fitto y de la vicepresidenta del PPE, la finlandesa Henna Virkkunen. La solución de compromiso que se ha encontrado para salir del impás es incluir la petición del PPE en una declaración adjunta sin ningún valor jurídico. Patriotas por Europa y Europa de las Naciones Soberanas han votado contra Ribera.

El pacto sobre los nombramientos ha dejado fuera de juego al PP español, que pretendía tumbar a Ribera y que sopesa un 'no' al colegio de Von der Leyen cuando se vote el 27 de noviembre en Estrasburgo. "Nuestros amigos en España han aportado una gran contribución a la familia del PPE. Han subido mucho en escaños y además redujeron los escaños de Vox en el Parlamento Europeo: derrotaron a los populistas. Así que respeto profundamente que Alberto Núñez Feijoo ha cumplido. Estamos en estrecho contacto para encontrar una solución común", ha dicho el líder del PPE.

"En general, he aprendido mucho sobre la política española en el último par de semanas, ha sido muy esclarecedor. Lo que yo diría es que quizá no es buena idea traer la polarización de Madrid a Bruselas", ha dicho el líder de los Verdes, Bas Eickhout.

Giro a la derecha

Con este deslizamiento hacia la derecha por el peso creciente del grupo de Meloni, los Verdes, que en julio votaron a favor de la investidura de Von der Leyen, se descolgarán con toda probabilidad de la gran coalición. Socialistas y liberales insisten en que el pacto ata al PPE a la gran coalición, en detrimento de posibles alianzas con las fuerzas de derecha radical en la Eurocámara.

Sin embargo, los populares europeos sostienen que el acuerdo sólo les obliga a recurrir a la gran coalición como primera opción, pero se reservan el derecho de explorar otras alianzas si las negociaciones con socialistas y liberales fracasan.

Desde el inicio de la legislatura, el PPE ya ha ganado varias votaciones con la derecha radical, al magen de la gran coalición. Una configuración que se conoce en Bruselas como 'mayoría Venezuela', porque la primera vez que se produjo fue en la votación que reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo del país latinoamericano. Con este pacto, los populares dejan abierta la posibilidad de seguir jugando a dos bandas.