Koldo el Escolta, adiós a Ira de Fürstenberg y los mozos de Arousa
Ira de Fürstenberg, Koldo García Izagirre, Felipe VI y Raúl Santamaría pasan por el bisturí semanal de la autora.
Ira de Fürstenberg
Ha muerto la reina de aquella Marbella de mis entretelas. Ira de Fürstenberg ha fallecido días atrás en Roma. Hija del príncipe Tassilo y de la rica heredera Clara Agnelli, Ira se casó a los 15 años con el Príncipe Alfonso de Hohenlohe, con el que tuvo dos hijos: Christoph (1956) y Hubertus (1958). Christoph murió en Tailandia en extrañas circunstancias, al intentar manipular su visado de permanencia en el país. Los guardias de la prisión donde estaba recluido, la emprendieron a culatazos contra el chico, que murió como consecuencia de los golpes. En Marbella se celebró el funeral y toda la jet llevó flores a su tumba y cantó sus canciones preferidas.
Hubertus es el superviviente de la familia. Apuesto y trabajador, durante años se ha dedicado a la fotografía y el deporte. Fue modelo, esquiador alpino y cantante en cinco idiomas.
Todos los días, y quien dice todos dice uno de cada tres, muere alguien que merecería seguir vivo. Ocurre con una regularidad implacable desde que nos visitó la pandemia, y con la misma regularidad con que viene, se va. "C´est la vie".
Ya no existen las esquelas como tales, con la cruz y la orla negras en señal de duelo. En su lugar aparecen noticias breves dando cuenta del óbito. Esta semana, sin ir más lejos, hemos sabido del fallecimiento de Fernando Delgado, Premio Planeta y creador del programa A vivir que son dos días, de la Cadena SER. Un profesional de amplio espectro que ejerció intensamente el periodismo urbano, aunque hace ya años que decidió plantar Madrid para instalarse en un pueblo de la provincia de Castellón con su pareja. A partir de entonces no volvimos a saber de él.
También nos ha dejado Bartolomé Beltrán, alias Tomeu o simplemente Tolo. Médico de profesión y periodista de vocación, hizo de Antena 3 su segunda casa desde que nacieron las televisiones privadas hasta que se despidió de este mundo. Un precursor en la divulgación de temas médicos que siempre tenía tiempo para echar una mano a los compañeros del oficio que le iban con achaques de salud.
Me falta otro ausente. Se trata de Alechu Echevarría, presidente de honor de Mediaset España desde 1996 hasta 2022 y perteneciente a una familia vinculada al mundo de la comunicación. Conocí la mala nueva por los "perritos" de Javier Ibarra, que es una fuente inagotable de conocimiento y podría dar una conferencia sobre los que nacen y los que mueren, sin olvidar sus respectivas estirpes familiares.
Perteneciente a una familia muy vinculada a los medios de comunicación, Alechu Echevarría fue consejero de los diarios El Correo, El Diario Montañés y Diario Vasco.
Era un hombre cercano y bondadoso, siempre con el saludo a flor de labios. De los empresarios se suele esperar seriedad y caras largas, pero nunca un gesto afable. Alechu, en cambio, era la bondad personificada.
Koldo García Izagirre
Hemos tardado mucho tiempo en preguntarnos por qué Sánchez fulminó en su día a Ábalos y no a Koldo García si los dos eran tal para cual y estaban llamados a entenderse. Si la vida profesional del extodopoderoso ministro de Sánchez asusta, la personal tiene algunas curiosidades divertidas. Su padre fue un torero llamado Carbonerito y de él heredó la afición a la "tauromaquia". Tiene cinco hijos de tres mujeres distintas. Le gusta la bachata y siente pasión por la juerga.
He visto una foto de la pareja (el tal y el cual) paseando por París en plena canícula. La foto no tiene desperdicio. El valenciano lleva pantalón largo y estrecho, camisa blanca y aspecto sudoroso. El vasco/navarro, en cambio, viste calzón corto de turista ruso, pelo rapado y, si no me falla la memoria, bigote de morsa.
La estrella de la semana, el tal Koldo, luce con la corpulencia de un portero de discoteca. Puro mostrenco. No es que lo diga yo. Lo dice su amplio historial presuntamente delictivo: Koldo tiene la mano larga y escurridiza, además de una fuerza bruta propia de un boxeador de los bajos fondos. Lo delatan sus aires mafiosos y una chulería mal disimulada. Así le va. Las fechorías del personaje, que llamaron la atención de la Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción, cuelgan de las tramas corruptas y el milagro de las mascarillas que vinieron de China por la vía rápida, o vaya usted a saber de dónde, a cargo del dinero público, que daba (se investiga) para que una parte acabase en los bolsillos de Koldo y sus amigos en concepto de "comisiones ilegales".
La perla biográfica de su historial aparece en los hechos fundacionales del sanchismo que le creció al PSOE en 2017. Nada menos que el custodio de los avales de partido que habilitaron a Pedro Sánchez para disputar con Susana Díaz el liderazgo del PSOE.
A partir de ahí, Koldo (o "don Koldo", para no escatimarle señorío mientras huye de los reporteros tapándose la cara) ha sido siempre un hombre de Ferraz. Para ser sincera, eran tres los hombres, y los tres iban juntos: Ábalos, Koldo y Santos Cerdán. A cada cual lo suyo desde la cúpula del PSOE (Koldo empotrado en la Secretaría de Organización del partido). Desmedido y abundante, un solo Koldo hacía por tres Ábalos. Tenía la cabeza fuera de sí, el cuello desparramado y una lorza inmensa en el cogote. Solía llevar gafas para forzar el anonimato, y se tapaba la cara con la cartera, como un nuevo Villarejo televisado. Posiblemente también llevara un arma a la altura de los calzoncillos. El sabrá por qué.
Felipe VI
El Rey Felipe es un enamorado del esquí. Cierto es que de un tiempo a esta parte ha perdido afición, pero de eso no podemos echarle la culpa al Monarca sino al resto de la familia. Al principio (muy al principio) don Felipe trató de inculcarle a su esposa la afición por la nieve pero no hubo manera de que se le pegara. Iban a Baqueira porque lo decían los genes, pero a ella no le hacia ninguna gracia. Letizia hubiera preferido quedarse en La Pleta jugando al parchís que pegarse un par de costaladas en la nieve. Yo habría hecho lo mismo. Menos mal que no soy princesa. Ahora, en La Pleta apenas hay trasiego de invitados. Este año, el Rey Felipe convenció a algunos de sus amigos íntimos para que fueran a esquiar con él al Valle de Arán (Baqueira Beret). La reina se quedó en Madrid, en compañía seguramente de sus mejores amigas o bailando zumba, que se le da muy bien.
En cuanto a Felipe VI, había quedado con su grupo de amigos en uno de los restaurantes más conocidos del Valle donde ya tenían la reserva hecha. Aparentemente el Rey llegó solo. Se pusieron ciegos de longanizas y butifarras a la brasa. Eran nueve en total y pagaron a escote.
Lástima que no pueda hacer una escapada al Valle de Aran ahora que sus obligaciones institucionales le llevan a Barcelona, donde esta noche pronunciará un discurso en la cena oficial del Mobile World Congress que se inaugura oficialmente mañana lunes. Yo estaré menos atenta a lo que nos cuente sobre inteligencia artificial que a las reacciones del independentismo, unos días después de que también en Barcelona, con ocasión de la entrega de despachos a los nuevos jueces, recordase allí la condición "europea" de los jueces españoles y la independencia judicial. Amén.
Raúl Santamaría
Raúl Santamaría (Villagarcía de Arosa, 1998) acaba de ganar un escaño en el Parlamento gallego tras las elecciones del 18 de febrero. Pero es más conocido como componente del trio de concursantes ("Mozos de Arousa") que se han hecho famosos por su prolongadísima participación en el programa de Telecinco Reacción en cadena, un coctel de preguntas gramaticales, etimológicas, verbales, etc.
Conduce el espacio Ion Aramendi, un tipo simpático y bien plantado que empezó jugando a baloncesto y terminó en Salamanca, licenciándose en Periodismo. Cuando ya lo tenía casi todo hecho, decidió irse a Australia y empezar de cero. Allí se empleó a fondo haciendo surf y trabajando en un restaurante griego. Finalmente regresó a España y lo ficharon en Sálvame. Ahora triunfa en el mencionado programa, Reacción en Cadena, donde también triunfa Raúl Santamaría como concursante.
A Raúl le acompañan en la aventura su hermano Borja y un amigo de ambos (Bruno Vila). Son listos como el hambre y están de moda en las redes sociales. Aparte de Raúl, ya diputado del PP por Pontevedra, los otros dos componentes del trio no parecen muy interesados en la política. Borja (Borjamina) es de palabra fácil, pero incapaz de alcanzar temas mayores. Y Bruno Vila es nervioso, vivaz y tiene amplitud de miras. No se le escapa una. Además, le ficharon para participar en un concurso de baile en Mediaset. Pasó un gran bochorno, pero se salió con la suya.
Hay gente que no tiene tele en casa porque le parece una pérdida de tiempo. Son modos de entender la vida. Yo pongo la televisión sin llegar a verla, solo por el placer de sentirme arropada por las luces que despide. Me gusta que los personajillos salgan de los spots y brujuleen por la casa como si fueran visitas. No voy a negarlo: me gusta sentirme acompañada por un aparato de televisión generoso en pulgadas.
Cuando nació la tele en Paseo de la Habana, con Laurita Valenzuela sentada sobre una lavadora con las piernas cruzadas, los spots fueron mi debilidad. Con mis hermanos jugábamos a adivinar spots. A decir verdad, se me daban mejor que las matemáticas. Todos los concursos me gustaban: Un millón para el mejor; Un, dos, tres responda otra vez; y así sucesivamente.
Los concursos han sido el plato fuerte de la tele. Baste recordar a Joaquín Prat gritando "¡¡¡a jugarrrrr!!!" y ofreciendo un televisor en color por el procedimiento de adivinar sus precios. Lo más caro es el dinero.