
Volodímir Zelenski y Mohammed bin Salman este lunes en Yeda. Reuters
Cómo hacer que sobreviva el derecho internacional tras el abandono de Trump
El alejamiento de EEUU del orden basado en reglas ha hecho de la guerra no sólo un problema para Europa: también ha transformado el futuro de Ucrania en una especie de solución para ella.
Las recientes tensiones entre Washington y Kiev son sólo una de las varias señales de que el cambio actual del sistema internacional es trascendental.
Las tensiones entre Estados Unidos y Ucrania pueden continuar, disminuir o aumentar aún más. Lo que ya está claro es que, bajo el reinado del movimiento MAGA, Estados Unidos ya no apoyará el orden mundial que surgió como resultado del colapso del eje fascista en 1943-1945, los imperios de ultramar en las décadas de 1940-1960 y el imperio terrestre soviético-ruso en 1989-1991.
Estados Unidos ha estado profundamente involucrado en la creación de las estructuras mundiales y europeas de los últimos 80 años. Sin embargo, el nuevo gobierno estadounidense que asumió el poder en enero de 2025 está trabajando ahora para destruir el sistema internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Las delegaciones estadounidense y ucraniana durante las negociaciones de paz, este martes en Yeda.
Tanto si se considera que se basa en "normas" como si no, el orden que existía hasta hace poco había sido diseñado principalmente por Estados Unidos y establecido en parte en su territorio. La Carta de las Naciones Unidas se firmó en 1945 en San Francisco, y desde entonces la sede principal de la ONU se encuentra en Nueva York. En 1949 se creó la OTAN y, en 2008, se firmó la Carta de Asociación Estratégica OTAN-Ucrania en Washington DC.
Durante las últimas semanas, ha habido muchas críticas a los líderes, gobiernos e instituciones europeos por su excesiva dependencia de Washington en materia de seguridad europea durante décadas.
Esta reflexión es un buen punto de partida para un replanteamiento, reposicionamiento y reforma que ya deberían haberse producido.
Por otro lado, los documentos que establecieron el actual orden de seguridad europeo, desde la década de 1970, fueron codiseñados y firmados conjuntamente por Estados Unidos, y a menudo bajo administraciones del Partido Republicano.
Por ejemplo, el republicano Gerald Ford era presidente de Estados Unidos cuando los Acuerdos de Helsinki, que reconocían las fronteras de la posguerra en Europa, fueron firmados por 31 estados europeos, la Unión Soviética, Estados Unidos, Canadá y Turquía en 1975.
El también republicano George Bush padre era presidente de Estados Unidos cuando la Carta de París, que apoyaba la seguridad, la libertad, el pluralismo y la democracia en la Europa ampliada, fue aprobada por los mismos países en 1990.
Su hijo republicano George W. Bush Jr. era presidente de EE. UU. cuando Washington, en 2008, fue coautor de la Declaración de Bucarest de la OTAN que ofrecía a Ucrania y Georgia la perspectiva de ser miembros.
"Las garantías de seguridad firmados por Washington con Kiev a lo largo de los años parecen estar ahora parcial o totalmente anuladas"
Hoy en día, las relaciones de Ucrania con EEUU están en crisis, pero también lo están, por nombrar solo tres ejemplos, las de Canadá, Dinamarca y Panamá.
Los lazos de Kiev con Washington nunca fueron tan estrechos como los de Ottawa o Copenhague. Sin embargo, las relaciones entre Ucrania y Estados Unidos se basan en varias garantías de seguridad formuladas no solo en el famoso Memorando de Budapest de 1994, firmado por los dos países junto con el Reino Unido y Rusia, en relación con la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación como Estado no poseedor de armas nucleares.
El apoyo de EEUU a la integridad y soberanía de Ucrania también se describe, entre otros, en la Carta de Asociación Estratégica de 2008 y en el Acuerdo de Seguridad Bilateral de 2024 entre EEUU y Ucrania. Estos y otros documentos firmados por Washington con Kiev parecen estar ahora parcial o totalmente anulados.
A medida que la humanidad puede estar entrando en una época de retroceso internacional, anarquismo e inseguridad, la pregunta urgente de Europa no es sólo cómo salvar al Estado ucraniano, sino también cómo asegurar su propio futuro.
La OTAN, por ahora, todavía existe. Pero el papel de Estados Unidos en ella como principal proveedor de seguridad está en tela de juicio. La Unión Europea es una estructura económicamente poderosa, pero nunca fue diseñada con fines de defensa.
En este contexto, el alejamiento de Estados Unidos del orden basado en normas ha hecho que la guerra entre Rusia y Ucrania, para Europa, no sólo sea un problema aún mayor. También ha transformado el futuro destino de Ucrania en una especie de solución.
El peligro inmediato para la UE es Rusia. El desafío de seguridad más general para los pueblos de Europa y del mundo entero es mantener los fundamentos del derecho internacional.
¿Pueden sobrevivir principios como la estabilidad de las fronteras, la integridad territorial y la soberanía nacional en condiciones de desvinculación internacional u obstruccionismo por parte de EEUU?
"Una victoria ucraniana en territorio ruso contendría el imperialismo de Putin y restauraría las reglas básicas del derecho internacional"
El posible éxito futuro de Ucrania —con la ayuda de la UE, Gran Bretaña, Noruega, Suiza, Japón, Australia, etcétera— en la restauración del control total de su propio Estado, por medios militares y diplomáticos, sería un logro tanto para la seguridad europea como para la mundial.
Una victoria ucraniana en su territorio no sólo contendrá el imperialismo ruso, sino que también restaurará las reglas básicas del derecho internacional. Aunque el logro total de este objetivo será difícil sin la ayuda de Estados Unidos.
Una capitulación parcial o, en el peor de los casos, total de Ucrania abrirá una nueva y vieja era oscura en la que el poder vuelve a ser el derecho.
La propia Moscú, sus aliados y otros Estados delincuentes se sentirán alentados a participar en la intimidación internacional, las guerras expansionistas, las amenazas convencionales o nucleares, así como el genocidio impune, siguiendo el ejemplo del comportamiento de Rusia desde 2014.
Por el contrario, una victoria ucraniana, por medios militares y diplomáticos, brinda la oportunidad de abrir una nueva época de dominio del derecho internacional, la organización y la solidaridad, sin la supervisión estadounidense.
Han aumentado los riesgos de una solución del conflicto ruso-ucraniano y la gravedad de lograr una paz justa. En consecuencia, debería aumentar el apoyo europeo y no europeo a Ucrania.
*** Andreas Umland es analista del Centro de Estocolmo para Estudios de Europa del Este en el Instituto Sueco de Asuntos Internacionales.