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Si los pasillos del Palacio de la Zarzuela suelen ser un remanso de paz y calma donde el silencio impera y el ambiente de trabajo es reinante, esta semana se puede decir que es todo lo contrario. Los despachos están a tope de reuniones y los móviles no paran de sonar.
Seguridad, protocolo, secretaría... todos los departamentos están a tope. La causa es la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid en los próximos días 28, 29 y 30 de junio, con más de 5.000 invitados y 40 delegaciones de distintos países, y en la que el Rey tiene, como jefe de Estado, un papel de primer orden.
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A su lado estará la Reina, como anfitriona de las primeras damas, incluida la estadounidense Jill Biden, que aterrizará junto a su marido. Es un rol que no le gusta nada y en el que no se encuentra cómoda. Pero en este tipo de reuniones el protocolo lo marca Estados Unidos, y los americanos no quieren dejar pasar la oportunidad de usar un as en la manga como es la imagen de Letizia.
Es la primera vez que accede; en el resto de las cumbres a las que ha acudido su marido, ella ha preferido quedarse en casa. El papel de first lady no le va, ya lo dejó claro cuando Melania Trump quiso invitarla a tomar el té en la Casa Blanca y ella intentó cambiarlo por algo más útil.
Para la Reina todo comenzará el miércoles cuando acuda con su distinguido grupo de invitadas a la Granja de San Ildefonso, en Segovia, para asistir luego a una demostración de soplo de vidrio en la Real Fábrica de la localidad. Ella también ha querido imponer algo, ya que el último acto de las esposas de los mandatarios de la OTAN, el del jueves por la mañana en el Teatro Real, el protagonista va a ser uno de los temas que más le interesa: la nutrición. Allí participarán en una cata de aceite y habrá una charla sobre la dieta mediterránea. Tras esto asistirán al ensayo de la ópera Nabucco, que se representará en el Real.
Puede que lo de la semana que viene sea una de las pocas cosas en las que la esposa de Felipe VI ha cedido desde que subió al trono como consorte del Rey en 2014. A sus casi 50 años, ella puede presumir de haber sabido acomodar una institución de cientos de años a su carácter y no al revés, como ha sido la historia de las anteriores consortes españolas.
El próximo 15 de septiembre, cumple medio siglo de vida asentada en el trono presentándose como la mejor opción para el futuro de la Monarquía. "Ahora mismo está muy tranquila. Contenta con su trabajo y feliz con su familia, y más desde que Leonor ha vuelto de Inglaterra para pasar las vacaciones. Le llegan los 50 años en un gran momento, definitivamente", cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio una amiga muy cercana a Letizia.
Siempre perfecta, recta, subida a sus altos tacones, concentrada en el trabajo y con gesto contenido, ha aprendido a comportarse como una reina. Lo cierto es que eso comenzó mucho antes de llegar a la proclamación, cuando con el nacimiento de la ahora Princesa de Asturias cumplió con su primer cometido: dar continuidad a la dinastía con la futura reina de España. Entonces Letizia soltó amarras, empezó a liberarse de las ataduras de las normas de la institución y a desarrollar las suyas propias. Comenzó la construcción de su personaje y a influir en el de su marido, Felipe de Borbón.
Parece que la esposa de Felipe VI afronta el paso de los años con paz y tranquilidad. "Cincuenta años es una bonita cifra para seguir intentando hacer las cosas bien en el lugar que a cada uno nos corresponda", aseguraba ella misma en septiembre del año pasado cuando la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, en la que ella estudió la carrera, celebraba esa misma cifra. Y el pasado mes de abril, en su discurso en la entrega de la 44º edición de los Premios SM de Literatura Infantil y Juvenil 'Barco de Vapor' y 'Gran Angular', se definía así misma en esta frase: "En ocasiones como esta, cuando nos juntamos un grupo de señoras y señores de mediana edad para hablar de los adolescentes...".
Siempre perfecta, recta, subida a los tacones... ha aprendido a comportarse como una reina
La Reina soplará 50 velas el próximo 15 de septiembre, justo después del verano que ha comenzado esta semana. Durante el mes de julio, Letizia terminará con todos los actos de su agenda para coger todo agosto de vacaciones. "La idea es que ella se vaya unos días con las dos hijas a descansar, luego irán todos a Mallorca para después marcharse los cuatro juntos. Este año todo se adelantará un poco porque la Princesa de Asturias tendrá que volver antes de que llegue septiembre a su colegio en Gales. Pero seguro que habrá algo especial, familiar y privado para el 50 cumpleaños de la Reina", descubre la misma persona.
Letizia Ortiz Rocasolano se acerca a esa edad en la que uno empieza a hacer balance de lo que ha sido su vida, e inevitablemente piensa en aquellos veranos vividos años atrás.
Nacida y criada en Asturias, la Reina pasaba la mayor parte de sus vacaciones estivales en el Principado. Y más en concreto en la zona de Ribadesella, en Sardéu, donde sus abuelos paternos, José Luis Ortiz y Menchu Álvarez del Valle, tenían una casa. Desde Sardéu era fácil para la familia de Letizia bajar a la playa de Santa Marina, situada a unos cinco kilómetros.
Sin embargo, durante los veranos, las tres hermanas Ortiz Rocasolano también acostumbraban a pasar algunos días con los abuelos maternos, que tenían un apartamento en Torrevieja. Luego se mudaron a vivir allí tras jubilarse Francisco Rocasolano, después de trabajar durante mucho tiempo como taxista en Madrid.
"Letizia recuerda con mucho cariño aquellos veranos en la playa con sus abuelos maternos, sobre todo de la compañía que se hacían sus hermanas. Allí hicieron una pandilla de amigos y pasaban días de playa, bicicleta y cero problemas. Siempre que hablan de que ella es del norte y afirman que no está cómoda en Mallorca porque no conoce el Mediterráneo, se acuerda de aquellas vacaciones en Torrevieja", asegura la amiga de la Reina.
Sus hijas, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía, no han podido disfrutar de esas vacaciones anónimas en territorio español. "Esa es una de las cosas que más le duele a la Reina, que sus hijas no vayan a tener veranos como los que ella pasó en Asturias o en la playa de Torrevieja. Cuando se van lejos, es verdad que intentan pasar desapercibidos, pero es todo mucho más complicado. Aquellos días de sol, pueblo y amigos es algo que ellas no podrán tener jamás", explica la amiga de Letizia.
Sin embargo, no se puede decir que la Princesa de Asturias y su hermana pasen malos veranos. A su madre, le ha costado adaptarse, pero parece que ya empieza a ver en Mallorca una parada obligada a la que se le puede sacar partido.
Es cierto que a la Reina no le gusta la isla balear pero no por el lugar en sí, sino por lo que significa. Lo primero es que siempre está lleno de reporteros. Letizia, celosa de su intimidad, prefiere disfrutar de sus vacaciones lejos de los objetivos. Una instantánea de Letizia en altamar cotiza al alza en el mercado del cuché. En 2007, las imágenes de la reina en bikini a bordo del Fortuna alcanzaron los 300.000 euros. Los paparazzi han llegado a hacer guardia apostados en la Punta de Sant Carles, próxima a Marivent, para intentar fotografiarla asomada a la ventana. Una imagen tan banal sería la instantánea de cualquier verano.
Tampoco se siente cómoda dentro del recinto de Marivent. A diferencia de doña Sofía, que le gusta pasar los meses de estío en un palacio que ha decorado ella misma inspirándose en su palacio familiar de Tatoi, en Atenas, Letizia no goza de este palacete propiedad del pintor Juan de Saridakis, que acoge el veraneo de la familia real desde 1973. Y eso que los reyes ocupan su propia residencia, Son Vent, una de las tres viviendas anexas a Marivent que se construyeron en la década de los 90, cuando la familia real se amplió con los matrimonios de las infantas Elena y Cristina.
Y además, no tiene buenos recuerdos de sus estancias en la isla, como la famosa crisis de 2013: "Los príncipes de Asturias: vacaciones privadas entre rumores de distanciamiento". Este titular del diario ABC subió las temperaturas del verano de 2013. El artículo informaba de hipotéticas desavenencias en la pareja real. El detonante, el hecho de que Letizia abandonase precipitadamente Palma tres días antes que su esposo e hijas. También había llegado tres días después que su familia.
Al final, las aguas volvieron a su cauce. Pero para la reina, la escasa semana que pasa en Mallorca suele dar pie a rumores -infundados o no- y dificultades para preservar su intimidad. Como le espetó a la periodista Carmen Duerto en 2010: "Carmen, ¿tú crees que esto son vacaciones privadas? ¿Tienes tú la solución? Pues yo tampoco".
Sin embargo, a pesar de todas estas quejas, la Reina volverá a Mallorca este verano con su marido y sus hijas. Harán sus tradicionales posados ante la prensa y tomarán rumbo a algún destino desconocido para descansar. A su vuelta a Madrid para encarar el comienzo del curso y del otoño, Letizia soplará sus 50 velas, por ahora sin ningún tipo de festejo público previsto. Puede que con alguna foto para los medios de comunicación. Pero si el Rey Felipe VI celebró en la intimidad su medio siglo de vida, estamos casi seguros de que su esposa hará exactamente lo mismo.