Juan Carlos de Borbón ha vuelto a ser noticia durante toda la semana. Su anuncio, vía amigos en varios medios de comunicación, de que pretende viajar a España el día 19 de abril para volver a subirse a un barco en Sanxenxo, Pontevedra, ha sido el tema central de varios periódicos, radios y televisiones, llegando a ser trending toppic este lunes. Sin embargo, muy pocos han tenido en cuenta la poderosa razón que ha movido al ex jefe del Estado a desoír los consejos de su hijo, Felipe VI, y comenzar un retorno a un país que le es claramente hostil.
"Cada mañana se levanta con la misma idea y es lo que le hace ponerse en marcha. Durante la visita la pasada Semana Santa de su hija, la Infanta Elena, ella animó al Emérito a seguir adelante con su plan. Cuando tienes 85 años, estás lejos de tu familia y amigos y encima pareces el delincuente más buscado del país al que has dedicado la vida, tener una meta es lo mejor para el día a día", cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio un amigo de Juan Carlos. El objetivo de Juan Carlos es revalidar el Campeonato del Mundo de la clase 6mR que se celebrará a finales de agosto en la isla de Wight, en Inglaterra. No hay que olvidar que el Emérito ya ganó este título con el Bribón en 2017 en Canadá y en 2019, cuando se celebró en Finlandia.
El padre del Rey, en consecuencia, tiene todo programado para retornar y participar en una serie de entrenamientos en la localidad gallega, con su equipo de siempre. Se trata de la tripulación que le acompaña en el Bribón y con la que disfruta de buenos momentos, tanto en el mar como en las cenas que celebran después de navegar en el Club Náutico de la localidad.
La idea del Emérito era alojarse donde siempre se queda cuando viaja a la localidad pontevedresa. Es decir, en casa de Pedro Campos, situada en la playa de Áreas, muy cerca del club y donde también lo harían la Infanta Elena y su Sofía, que tenían pensando viajar a Galicia para verle durante esos días.
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El círculo del Emérito
Además de Campos, en Sanxenxo le espera el que dicen que es su mejor amigo, el catalán Josep Cusí, al que el ex jefe del Estado conoció en 1972 durante una cacería organizada por Franco, y desde entonces navegan juntos. Otros nombres con los que el Rey Juan Carlos se suele ver cuando va a navegar a las Rías Bajas y que forman parte de lo que podría considerarse su círculo de amistades son el banquero venezolano Juan Carlos Escotec; el también banquero, pero gallego, Francisco Botas; y el empresario César Elízaga. Además, están los gallegos Alberto Viejo y Roi Álvarez, hombres de confianza de Pedro Campos, y que completan la tripulación que navega junto al padre de Felipe VI.
Así que, a principios de semana, cuando ya toda España conocía la noticia, la intención de Juan Carlos era clara: volar a Vigo en un vuelo privado cedido por uno de sus muchos amigos de Abu Dabi, y pasar allí unos días compartiendo mar y mantel con sus amigos. Pero las cosas se han torcido y ahora no está tan convencido. "Lo que parecía una decisión en firme, ahora está en duda. No tiene claro qué va a hacer", revela la misma persona.
El problema ha surgido cuando desde Buckingham han desmentido la supuesta cita para almorzar del Emérito con Carlos III de Inglaterra, una noticia que nunca confirmó el Emérito y que sólo tenía una parte de verídica. El nuevo Rey de los británicos no puede invitar a Juan Carlos y su esposa Sofía a la ceremonia de su coronación el próximo sábado, 6 de mayo, a pesar de que le gustaría, ya que mantienen una estrecha relación de respeto y cariño.
Los Reyes Eméritos no acudirán porque sólo se ha invitado a los jefes de Estado y a las cabezas de las Casas Reales más importantes del mundo. Así que la secretaría del Monarca inglés y el secretario del padre de Felipe VI han estado en conversaciones para poder cerrar una cita para un encuentro privado antes de la coronación. La idea del padre de Felipe VI era aprovechar su viaje a Europa, pero finalmente desde Londres les han comentado que la agenda del nuevo soberano británico está complicada y que el encuentro no es posible por ahora.
"Desde Abu Dabi se teme que alguien haya metido mano para que la cosa no salga, aunque eso es mucho decir, es sólo una suposición, una sospecha que tiene. El caso es que el avión no va a aterrizar en suelo inglés y ahora, tras la que se ha liado en España, tienen que decidir si finalmente lo hace en Galicia o no", explica la misma fuente.
Aunque tanto Zarzuela como el Gobierno han querido dejar claro que la posible visita del Emérito a España es un viaje privado y que ambos se han enterado por los medios de comunicación, también han mostrado su desaprobación. "Se trata de una visita muy inoportuna, a un mes de las elecciones del 28-M, y es un riesgo más para la Institución", comenta un amigo de Juan Carlos. "Si lo hiciera con más discreción, se podría normalizar que viniera al país, pero también tenemos que entenderle. Él quiere revalidar el título con los años que tiene y esa es su ilusión. Pero debería ser más cauto a la hora de compartir sus planes y, desde luego, con los votos a la vuelta de la esquina, no es el mejor momento. La Corona queda de este modo innecesariamente expuesta", termina la misma fuente.
La rutina del Emérito en Abu Dabi
Mientras las cosas se aclaran, el ex jefe del Estado sigue con su plan de conseguir su objetivo el próximo verano, pero para eso necesita entrenar con su tripulación, y esa es la razón fundamental del viaje previsto a Sanxenxo. Mientras, en Abu Dabi sigue con su rutina diaria de ejercicios que le están poniendo a punto para poder salir al mar a navegar. Tras desayunar en la terraza de su nueva residencia, Juan Carlos lee la prensa española e internacional en una tableta. Después se viste con ropa de deporte y recibe una sesión diaria de su fisioterapeuta y de su personal training, que es la persona que se está encargando de ponerle en forma.
"Cuando hablas con él dice que está mejor que nunca, con ganas de navegar. Y conociéndole estará como un toro", esgrime la misma persona. A pesar de tener 85 años y ciertos problemas de movilidad, el Bribón está adaptado para que el Emérito lo capitanee, ya que tiene el puesto de mando en forma de U y un respaldo de piel acolchado, todo dispuesto y adaptado para ayudar a que el anterior Monarca lleve el timón. Además, se ha conseguido que pueda ir seguro y resguardado a pesar de ser un velero pequeño e incómodo.
Pese a todo y mientras toma una decisión, el padre de Felipe VI sigue asombrándose del revuelo que se forma cada vez que anuncia una posible visita a nuestro país. "No acaba de entender qué tiene que ver él con las elecciones y por qué no puede volver a España cuando quiera. No le han acusado de nada ni tiene ninguna investigación en curso, por lo tanto, no tiene sentido que le traten como si Al Capone estuviera pisando suelo español. ¿Es que no va a poder hacerlo nunca? Aquí se le espera como agua de mayo. Para Sanxenxo es buenísima su presencia y estamos encantados esperándole para salir a la mar", sentencia uno de los amigos de la cuadrilla gallega de Juan Carlos.
"Y ahora justo cuando se anuncia que va a venir, se publica que una ONG británica ha aceptado 10 millones de un fondo de Jersey al que le vinculan. Demasiada casualidad. Esto tiene pinta de ser otra maniobra para evitar que venga. No dicen que no conviene, pues con esto menos, ¿no? Entre Zarzuela y Moncloa la distancia es muy corta cuando a ambos les interesa", explica la misma persona.