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Pregunta.- ¿Fuisteis unos buenos chicos, a pesar de todo?
Respuesta.- Nunca lo fuimos, pero no se enteraron.
Qué hacemos aquí, con sesenta tacos, hechos unos puretas, charlando sobre rock y política y dios, que es un buen secundario, en un irlandés de la calle Alcalá de Madrid; al menos vamos a convertir el café en carajillo, al menos vamos a decir que este vaso de agua es de ginebra; en algún lugar, ¡seguro!, deben ser las cinco en punto. Lo murmuran ellos, no yo.
Julián Hernández, Miguel Costas y Javier Soto, históricos miembros de Siniestro Total, reúnen a la banda y vienen a darnos el último beso en la frente antes de dormir: antes de morirnos de sueño y de hastío, en verdad, en un país con menos retranca, con menos salvajismo, con menos libertad sin ellos haciendo del delirio un himno pegadizo como el diablo. Menos mal que nos queda Portugal.
Lo dicen ufanos: son 40 años sin pisar la Audiencia Nacional, y como la fiesta también es política van a celebrarlo el próximo 6 de mayo en el Wizink Center de Madrid en un gran concierto equivalente a un revés del calendario. Qué bien lo pasamos y cuánto tiempo hace de aquello. Hasta aquí hemos llegado, chavales. "Lástima que nunca nos condenaran", bromea Julián Hernández. "Siempre quise exiliarme en Waterloo, como Puigdemont".
Jamás los pillaron en un renuncio, y eso que hubo un tiempo en el que a un picoleto les dio por cazarles con las manos en la masa -o en la droga- y les perseguía a todas partes. Fueron más rápidos. O tal vez España fue menos mojigata alguna vez. En cualquier caso, ellos siempre fueron más de whisky y de avanzar a trompazos con canciones que serían condenadas hoy, como Cuánta puta y yo qué viejo, ¿Qué tal, homosexual? o Las tetas de mi novia.
Bromean con escribir un ensayo sobre la historia de los pechos en la canción española, desde ellos a Rigoberta Bandini. Recuerdan, sardónicos, que en las elecciones de 1996 Aznar dijo que eran su grupo favorito, "junto con Toreros muertos y Mecano". ¿Qué canción le dedicarían, por devolverle el guiño? "La de Mi bigote, de Los Salvajes: Mi bigote es colosal, al estilo oriental, hasta Atila lo llevó, hoy también lo llevo yo…". Y se parten de risa, como con todo.
Se interrumpen y se quieren como niños revoltosos, como cachorros no demasiado jóvenes -ni viejos todavía-. Dicen que el deporte es de rehabilitados, de desertores. "Yo una vez me subí en una silla", ríe Miguel Costas. "Yo ando todos los días para no ir al bar y acabo yendo andando al bar", dice Julián. Así se hace, claro: por el camino recto, al más torcido.
Pregunta.- Nos vemos mientras empiezan a caer bombas en Ucrania. ¿Está el mundo loco y erais vosotros, al final, los cuerdos?
JH: Hombre, igual sí (risas). Pero no están tan locos. Todo el mundo habla de la guerra como de una locura, pero qué va, es una consecuencia directa de una industria político-militar salvaje en el mundo, que es la que gobierna todo. Saben lo que hacen. Son coherentes. En algún momento había que tirar los misiles que iban fabricando: ¡sus tanques…! Tienen fecha de caducidad. Morirán civiles y si seguimos así, moriremos todos. Llevan así toda la vida.
MC: Yo bien no lo veo. Después de la pandemia de 1900 hubo dos guerras mundiales.
JS: Estamos pensando ya en la siguiente guerra. Ésta ya sabemos cuál va a ser.
JH: Ya pensábamos que íbamos a vivir una Tercera Guerra Mundial antes que una pandemia.
MC: Se está metiendo China también, así que se venderán armas mucho más baratas.
JH: Las armas tiradas, por Aliexpress. Los uniformes los comprarán en Shein (risas).
"Ahora no hay agitación cultural, ¿qué va a haber, breakdance?"
P.- Vosotros también habéis vivido, a vuestra manera, tiempos salvajes. Tiempos de agitación cultural.
MC: Sí, la verdad es que sí. Ahora no hay agitación cultural ni hay hostias. ¿Qué va a haber, el breakdance? ¿Quién agita el avispero ahora? Desde los vídeos de Jane Fonda, los de gimnasia, nada (risas). Eva Nasarre: eso era porno softcore, pero porno.
P.- Venís de un tiempo donde se rompían guitarras en los conciertos y se tiraban televisiones por la ventana o se peleaba uno con la banda enemiga. ¿Para qué sirve la violencia?
JH: "Condenamos la violencia venga de donde venga", "la violencia no conduce a nada"… nos encantan las frases hechas.
MC: Estuvo bien que la violencia de los conciertos se pasara al fútbol, estamos encantados.
JH: Mejor en el fútbol que en nosotros. La mejor opción sería que prohibieran el fútbol. Una opción estupenda.
MC: Hombre, menos cuando toquemos en campos de fútbol.
JH: La violencia en los conciertos es algo que se amplifica de manera salvaje, porque las muertes en espectáculos de masas siempre fueron el fútbol. Claro que se puede entender el punk y el rock sin violencia. La gente vio la peli de los Sex Pistols y se la creyó: ahí salen los punks en Londres rompiéndose botellas de cerveza en la cabeza, pero eran botellas de atrezzo.
Bueno, pues nosotros, la primera vez que fuimos a Barcelona, al Celeste, los punks de allí se rompían las botellas de Voll Damm en la cabeza. Había gente con las cabezas rajadas pegando brincos. Una estupidez, porque esas botellas además eran de cristal gordo pero tenían las cabezas muy duras. Violencia entre ellos. Unas botellas cayeron en el escenario, Germán [Coppini] se resbaló sobre el cristal y se jodió una rodilla. No conduce a nada de verdad, es una gilipollez, gente que imita cosas falsas porque las ha visto en una película.
P.- Leí que cuando juntaron los ayuntamientos a la 'movida de Vigo' con la 'movida madrileña' para hermanaros, también acabó la cosa a botellazos.
JH: Sí. Estábamos en el Palacio de los Quiñones de León. Comí al lado de Alaska y Fabio McNamara, que llevaba tres noches pasado. Cuando empezó a hablar el alcalde, cogió una taza de café y la tiró con tan mala suerte que le dio a una chica cualquiera. Se montó un pollo de la hostia. Salimos todos de ahí, llegó la policía municipal. Fue simbólico porque fue el final de algo. El final de la movida, yo creo.
"Es imposible tener una democracia con un Borbón impuesto por Franco"
P.- La movida, en realidad, poco tenía que ver con vosotros. Se la adoró mucho pero en los últimos años ha habido revisiones más críticas: ¿eran, como se dice ahora, sólo jóvenes despolitizados y drogados, sólo laca y purpurina sin mensaje ni talento?
MC: ¡Yo me lo pasé muy bien de principio a fin! Lo demás me es un poco indiferente.
JH: Desde un punto de vista político, tienes razón, pero es cierto que es lógico que la gente estallara en fiestas. 40 años de procesiones, de televisión en blanco y negro, de policías de gris, de hostias y miedo permanente en las calles… las huelgas de Vigo fueron de una violencia considerable, la Citroen y todo eso. La izquierda lo veía mal también: "No se toman en serio la revolución, tal, no se toman en serio la democracia". Fíjate tú qué democracia, con un Borbón impuesto por Franco. Es imposible tener una democracia así, como queda ampliamente demostrado.
JS: Yo sí pienso que fue banal.
JH: Políticamente, también la fiesta tiene sentido. El problema es cuando la política se adueña del asunto y el PSOE infla los cachés de sus amiguitos… los contratan los ayuntamientos para fiestas populares y tal. Felipe González persiguiendo a Javier Krahe por Cuervo ingenuo. Todo aquello. Cerraron el programa de Carlos Tena. Un asco.
P.- ¿Y el Madrid actual, cómo lo veis? ¿Hay movida o no hay movida con Ayuso?
MC: A mí lo que me jode es que no hay servilletas en los bares. El sábado fuimos a comer calamares y no había dónde limpiarse. Elevamos esta petición a todos los poderes (risas).
JH: Es una estrategia urdida por Feijóo para llegar al poder. Lo de las servilletas crea intranquilidad a los gallegos en Madrid, porque nosotros estamos acostumbrados a limpiarnos constantemente.
MC: Los gallegos seremos lo que quieras, pero limpios… (risas).
"Que se considere transgresor que Willy Toledo diga 'me cago en dios' es absurdo"
P.- A vosotros que habéis sido tan modernos y transgresores, os pregunto: ¿qué es ser moderno hoy, en qué consiste la transgresión? En los 70 era subversivo que una drag queen se vistiese de Jesucristo, pero ahora no sé cómo se rompen las cosas.
JH: Uh, qué buena pregunta. Esta es de ensayo.
JS: Ahora escandalizar está bastante tirado con las redes sociales. Se enfada todo el mundo, es fácil ser transgresor.
JH: Willy Toledo usa una expresión que dice el 99% de los españoles, que es "me cago en dios" y se monta un pollo tremendo. Que eso se considere transgresor es absurdo. Los que más se escandalizan son los de la Audiencia Nacional, por eso le pusimos este título al concierto: "40 años sin pisar la Audiencia Nacional". Lo que escandaliza es que la justicia pierda el tiempo persiguiendo a artistas con todos los delincuentes de verdad que tiene que meter en el trullo.
P.- ¿Cómo os librasteis? ¿A quién sobornasteis?
JS: A Fraga (se parten).
JH: El portero de la Audiencia era gallego (bromean). Era mi primo, el cuñado de Julián. Rompía las denuncias al llegar.
MC: Yo creo que los gallegos somos muy inofensivos.
P.- Menos Franco…
JH: Sí, la verdad (risas). Pero mira Feijóo, que se va a venir aquí. Se va a sacrificar por España. Salvará España como ya quisieron hacer Franco o Rajoy. El tío tiene unos discursos muy buenos, no hay manera de ganarle, no puedes ni hacerle chistes porque los va a utilizar en tu contra.
P.- ¿Para qué sirven las drogas, chicos?
MC: Para trapichear.
JH: La puerta de los colegios es un sitio muy bueno, ¿no lo probaste nunca? (A Miguel).
MC: No, después de que me detuvieran no.
JH: El día de la gabardina (se ríen). Ya en serio. Hay una hipocresía delirante con la prohibición. Vivimos en una época de prohibición salvaje, hasta el punto de que ya no te venden ni paracetamol en la farmacia. Es hipócrita: los políticos se ponen hasta las trancas de drogas y las prohíben. Nosotros ya avisamos de que España se droga.
P.- Leí que hacerse mayor es darse cuenta de que todo el mundo se droga y de que el aguacate está muy caro.
JH: (Ríe). Y pretenden que nos droguemos aún más, que vivamos medicados permanentente. Ansiolíticos, antidepresivos. El uso recreativo de la marihuana debería ser lo más normal del mundo, algo que puedes plantar en tu casa.
P.- Vuestras letras siempre molestaron a la derecha pero ahora también molestarían a la izquierda. Al feminismo, al colectivo LGTBIQ… Se diría hoy que Tipi, dulce tipi, es supremacista con los indios.
JH: No te creas, también estaba el rock mal visto entonces por la izquierda. Decían que era música imperialista. Lo que molaba eran los cantautores coñazo.
MC: Mira la lista de éxitos que sacó el otro día Pablo Iglesias en su Spotify, madre mía, todos cantautores.
"Somos unos desubicados políticamente: la izquierda siempre odió el rock porque era 'música imperialista'"
P.- Entonces, ¿dónde os ubicáis?
JS: En el centro, con Ciudadanos (se ríen).
JH: Vivimos en un país periférico de un Estado periférico. Galicia es el fin del mundo, ya lo dijeron los romanos nada más llegar. Así que somos unos desubicados, también políticamente, desde hace milenios.
JS: Yo una vez llevé una bandera negra en una mani.
JH: Cuando la mani del Prestige en el Obradoiro recuerdo las banderas de la CNT ondeando delante de la fachada, se subieron por las escaleras, justo delante del Pórtico de la Gloria, y tengo esa imagen grabada como de "ganamos por fin", pero no ganamos nada, era mentira.
MC: Quien inventó las banderas tuvo una idea de mierda.
JH: En la Rambla ahora te venden banderas de todos los países y de equipos de fútbol, todas hechas por chinos.
P.- ¿Cómo veis a la izquierda actual?
JS: Joder, un delirio. El otro día leí una crítica de una feminista de El buen patrón donde decía que la película era un desastre porque el papel de las mujeres no era relevante y la ponía a parir.
JH: Lo peor de El buen patrón es que la produce Jaume Roures, que hundió a Público.
MC: En EEUU dicen ahora que en todas las películas tiene que haber negros. No sé, lo importante debe ser la historia.
JS: Es verdad que en las películas siempre mueren primero los negros y luego los que fuman porros (risas).
"Esto de ahora no es izquierda, es buenismo socialdemócrata y cristiano"
JH: Esto no es izquierda ni es nada. El problema es que esto no es izquierda, porque la izquierda de verdad no es censora, esto es buenismo socialdemócrata y cristiano de la hostia, un poso muy jodido, lo de decir "yo respeto la libertad de expresión, pero… hay que reconocer que los titiriteros se pasaron". No, no se pasaron ni medio centímetro, no valen los "peros". Es como el quinto mandamiento. No vale decir "no matarás, pero". Eso sí, hay cosas que yo prohibiría, ¿eh? A favor de Fidel Castro cuando prohibió el Hola! en Cuba.
P.- ¿El cuerpo aún os pide comisaría? ¿Los polis siguen siendo los malos?
JH: El poli no, la policía es otra cosa. La idea de la policía es muy chunga y lo será siempre, y mira que al rollo policial la izquierda tampoco renuncia nunca: necesitan ejercer el monopolio de la violencia.
P.- Nunca os ponéis románticos, ¿del amor qué sabéis?
JH: Del amor de dios sé que Santa Teresa de Jesús echaba buenas noches. Tenía una receta donde decía que a dios se le encontraba en el puchero, pero que había que echarle una bolita de eso que los moriscos llaman "hachís". Ya en serio: del amor no se puede aprender nada. Cero. Ves a un tipo de 85 años haciendo el idiota por amor igual que a un chaval de 15. La idiotez humana por amor es infinita, no aprendes nunca.
P.- Ahora que hablamos del espíritu. Vuestro primer concierto fue en Salesianos, ¿qué tal os lleváis con dios?
JH: Es un buen secundario (risas). Muchas de nuestras canciones hablan de dios, porque crecimos con una sensación de omnipresencia de dios absolutamente angustiosa. Nos acojonamos. No sólo era que dios había creado el mundo y que nos iba a juzgar al morir, sino que veía todo lo que hacíamos. No valía encerrarte en el cuarto de baño y que no te vieran tus padres.
JS: Yo creo que dios no debería mirar lo que hacemos en el baño, joder.
JH: Hablar de la fe en los niños en absurdo porque los niños creen en todo lo que tú les cuentes. Yo no entendía bien cómo adorábamos al niño del pesebre y a la vez al señor que sangraba en la cruz, para mí eran dos personas distintas y no tenía ningún sentido. Luego la pesadilla de la Trinidad, que no hay quien la entienda, pero es fascinante. Es como lo de "nabo, nabiza y grelo", que son la misma planta.
MC: Nos gustan todos los tríos menos ese.
"Somos anticlericales porque no nos queda más remedio"
JH: Anticlericales somos porque no nos queda más remedio: estamos intentando juzgar casos de pederastia uno por uno y lo que debemos juzgar es la institución. Si tú pones a un colegio o a una institución a trabajar con menores tienes que tener mucho cuidado con lo que estás haciendo. Es flagrante lo que ha sucedido. La Iglesia es una organización criminal que encima acusa a la sociedad por haberse callado. Habría que prohibir que llevaran colegios, excursiones, residencias y todo eso, o vigilarles estrictamente por ley, ¡por la ley civil, no por la suya, evidentemente…!
MC: "Es que los niños van provocando". No te jode. Siempre dieron bastante miedo.
JH: Hay una frase de la guerra civil… que yo no la dije, ni la voy a decir ahora, pero la usaré como cita: "con las tripas del último cura ahorcaremos al tirano", ¡pero no lo dije yo!
P.- ¿Tenéis patria?
JH: Lo de la patria es muy jodido, o lo de la nación. Tenemos país. La patria es un invento de los tiranos para sojuzgar a los pueblos. Banderas, patrias… todo eso hace mucho daño.
JS: Mi patria es el mundo.
MC: Ni siquiera. La luna.
JS: ¡Anarquista!
JH: Soy tan anarquista que ni siquiera creo en la anarquía.
MC: Somos nihilistas. Por mí, como si acaba todo mañana mismo.