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El próximo viernes, 11 de marzo, Letizia tiene una de las citas más esperadas de la temporada. Aunque no apareció en la agenda oficial hasta una semana antes, la noticia se filtró mucho antes a los medios de comunicación. La Reina acudirá al recinto de IFEMA, donde ese mismo día dará comienzo la Mercedes-Benz Madrid Fashion Week, casi 12 años después de que lo hiciera por primera vez cuando todavía era princesa de Asturias.
En la zona del vestidor de Letizia, situado en la segunda planta del Pabellón del Príncipe, donde residen los Reyes en el complejo de La Zarzuela, su doncella Marisol tendrá preparado el vestuario que la esposa de Felipe VI lucirá esa jornada. Es probable que ya hayan hablado de las distintas posibilidades. Es ella la que decide qué se pone, pero se espera hasta la misma mañana del evento.
El día del acto Luz Valero irá a peinarla y maquillarla. Es su persona de confianza; de hecho, son muy amigas y se les ha visto en más de una ocasión saliendo por el centro de Madrid a tomar algo. La que fue también su peluquera en su etapa de TVE no acude todos los días a arreglarla, ya que sigue trabajando también para el ente público.
En caso de necesidad, la Reina se apaña sola sin problemas, es bastante hábil. Pero para la jornada de este viernes día 11 de marzo, cuando los focos van a estar puestos en cada detalle, necesita ponerse en manos de una profesional.
No ha sido una decisión fácil la de acudir a la semana de la moda madrileña. En Casa Real han tardado más de una década en volver a aparecer por allí. ¿A qué se debe? Letizia es de las pocas royals europeas que no acude con regularidad a este evento que se celebra dos veces al año en las grandes ciudades de todo el planeta.
En Dinamarca, la princesa heredera es la encargada de acudir a la Fashion Week de Copenhague, cita que cada vez tiene más adeptas dentro del mundo de la moda. Mery se turna, de forma regular y ordenada, para sentarse en el front row de los distintos diseñadores daneses. Pero la danesa no es la única. La imagen de Isabel II sentada en la primera fila del desfile de Richard Quinn de la London Fashion Week en 2018, teniendo a su lado a la directora de Vogue América, Anna Wintour, dio la vuelta al mundo. Con este modista se celebró por todo lo alto el apoyo de la soberana británica a la industria de la moda de su país.
Sin embargo, Letizia no se va a sentar en el front row de ninguna de las firmas españolas que desfilarán durante una semana en el pabellón número 14 de IFEMA. Como hizo hace más de una década, la Reina se dará una vuelta por el backstage, entrará en alguno de los camerinos donde los diseñadores preparan sus desfiles para la jornada inaugural, visitará la zona de maquillaje y peluquería y tras reunirse con la dirección del evento, se volverá a Zarzuela.
Letizia es la 'royal' que menos gasta en moda, según un estudio de una web alemana especializada
Así fue entonces y así será en el 2022. No se puede elegir un desfile. Y tampoco se puede decidir lo de acudir a todas las ediciones, no sabemos dónde va a estar en la siguiente. Si se sienta en un pase de un modista se empezará a decir que es su favorito, creará celos entre los demás. Será un problema, comenta a EL ESPAÑOL|Porfolio una persona cercana a la Reina.
El 'caso' Felipe Varela
Sin embargo, eso no fue problema para llevar la misma etiqueta durante sus primeros años como princesa y reina. Durante mucho tiempo, Felipe Varela fue el único modista que entraba en el armario de Letizia. Solo él vestía a la experiodista, nadie más tenía ese honor y ese negocio. Todo comenzó cuando la experiodista dejó TVE. Mientras fue presentadora del Telediario de las nueve de la noche, las estilistas del ente público la vestían, casi siempre, con trajes de chaqueta.
Cuando en noviembre de 2003 se hace pública su relación con el príncipe de Asturias y su compromiso, la futura reina se encuentra en Zarzuela con un armario insuficiente para la cantidad de actos públicos que le esperan y con prendas de diseño propias de una mujer joven pero que no cumplían las normas básicas del nuevo protocolo que iba a tener que seguir a partir de ese momento.
Eran tiempos felices para los Borbón y Grecia. En el 2003 todavía parecían una familia normal y feliz (o eso es lo que se nos vendía una y otra vez) y se acumulaban imágenes ideales como la de todos juntos en los jardines de Marivent en verano, con los Marichalar Borbón y los Urdangarín Borbón juntos, como una piña.
En ese momento, una recién llegada Letizia decide asesorarse sobre el asunto del vestuario con quien ella cree que más sabe sobre ese tema dada su larga experiencia: su suegra, la reina Sofía. La madre de Felipe VI solo le da un consejo, que tome un modista de cabecera, como ella hizo hace muchos años con las hermanas Nuez.
Que elija una persona para que le haga todo su armario, así todo es más sencillo. Una vez que tenga sus medidas y conozca sus gustos, esto le facilitará mucho el trabajo y no tendrá que ir a hacerse aburridas pruebas de vestuario a ningún taller del centro de Madrid.
En ese momento, Letizia no sigue el mundo de la moda y no tiene claro quién sería el indicado; primero piensa en Adolfo Domínguez, una firma que conoce bien. Además, tiene cierta amistad con el que en ese momento es el jefe de comunicación de la marca, Matías Rodríguez.
Sin embargo, el diseñador gallego no hace alta costura, no recibe encargos y no es lo que la princesa de Asturias necesita. Entonces entra en juego la infanta Elena. La duquesa de Lugo eligió un traje de chaqueta, en lana gris de corte clásico para la pedida de mano de Letizia, el 3 de noviembre de 2003 en el Palacio de El Pardo.
A la futura princesa, que ese día vistió un Armani blanco impresionante, le encanta el diseño que lleva su cuñada y le pregunta por él. La hija mayor de Juan Carlos I y doña Sofía le habla del creador de su look: se trata de un modista madrileño, hijo de una familia conocida en el Club de Campo, dónde ella monta a caballo. Además, los Varela van todos al colegio Rosales, al que fue Felipe y algunas de las hermanas al Camino, centro docente donde estudiaron las infantas. Se llama Felipe y esta recomendación de la duquesa de Lugo cambió su vida y su carrera como modista.
Elegir un modista de cabecera fue un consejo de la reina Sofía; escoger a Felipe Varela, de la infanta Elena
Desde ese momento, Letizia se pone en manos de Felipe Varela, creador madrileño que ya llevaba años en el circuito, pero no terminaba de despuntar. Ya había desfilado en lo que entonces se llamaba Pasarela Cibeles, pero había decidido salirse de la Semana de la Moda madrileña porque no terminaba de encajar con el resto del sector. Él viene de los grandes talleres parisinos, donde el tejido manda y las clientas son tratadas de forma exclusiva. Sus señas de identidad son los patrones perfectos, trabajos artesanales en los detalles, un exceso de raso y un toque un poco rancio, que va a la perfección con el estilo que una princesa de Asturias necesita y con lo que el protocolo pide.
Durante más de 15 años, Varela se convierte en el segundo Felipe de la vida de la reina. Se hacen amigos, hasta el punto de que ella acude a la boda del madrileño con su pareja, Jael Norberto Vázquez, un español de origen cubano que trabaja en la casa Prada y que le regala a Letizia sus primeros salones de la firma italiana, zapatos que todavía se sigue poniendo. Sus mejores looks llevan la marca de Varela. Él crea los trajes de los momentos importantes, bodas reales en Europa, Premios Príncipe de Asturias, Día de la Fiesta Nacional, la Proclamación de Felipe VI… todos.
Sin embargo, desde hace unos cuatro años parece que Letizia ha roto con el hombre que le vistió durante sus primeros pasos como princesa de Asturias y reina. Comenzó entonces una nueva etapa en el armario de Zarzuela. Atrás empezaron a quedar las críticas al excesivo clasicismo de Varela o a la injusta ausencia de otros diseñadores españoles.
A partir de ese momento, la esposa de Felipe VI empieza a lucir otras marcas en fechas señaladas y parece empezar a tomar conciencia de que ella es el mejor escaparate de la moda española, que esta industria la necesita como el mejor escaparate internacional que pueden tener. "Pero hay otras razones. Ella vive una evolución brutal en su estilo. Pasa a darle importancia a su imagen, a ser consciente de que todo el mundo la mira, la observa, la estudia… y eso, no es fácil para nadie. Empieza a entender que ella es un escaparate", asegura la misma fuente cercana a Letizia. "No tiene que darle explicaciones a nadie. Varela entiende perfectamente lo que ha pasado", añade.
Letizia: "No hago caso"
Es probable que el abandono de Varela se deba también a la evolución personal en su relación con la moda que ha vivido Letizia desde su llegada a Zarzuela. En los Premios Príncipe de Asturias de 2008, la esposa de Felipe VI, vestida con una creación del modista madrileño de encaje de gipur gris, charlaba en el Hotel Reconquista con un grupo de periodistas de los que habitualmente cubren las noticias de la Casa del Rey. Una de ellas le comenta a la entonces Princesa de Asturias que el diseño que lleva es precioso y ella le contesta: "¿Te gusta? La verdad es que no tengo ni idea de estas cosas, no tengo tiempo ni ganas. No leo ni una sola revista de moda, no sé ni qué se lleva ni nada. Me dejo llevar porque es un tema al que no hago mucho caso".
Esta es una respuesta asombrosa para una mujer que hace tan solo unas semanas ha vuelto a dejar a todo el mundo sin palabras, acaparando todos los titulares de las webs de los medios dedicados a la moda. Lo ha hecho gracias a un traje de chaqueta firmado por Inés Martín Alcalde, que estrenó en la inauguración de ARCO, con hombreras XXL y ceñido a la cintura, que demostraba que es una de las royals más trendy de toda Europa.
Ese amor y distancia simultáneos de Letizia a la hora de hablar de moda es algo que siempre se le ha criticado. La Reina busca el equilibrio entre ser el escaparate de la industria española y no parecer una frívola que solo piensa en el modelito que va a lucir al día siguiente. Sin embargo, cruzar esa línea es muy fácil y parece haber aprendido que le van a criticar haga lo que haga así que, desde hace unos años, ha cedido salirse de la norma y se viste como le apetece.
La moda ha comenzado a tener la importancia que se merece en su agenda, como ella misma comentaba en los Premios Luis Carandell de periodismo que se entregaron en el Senado a finales de enero. Tras la ceremonia, Letizia charlaba con unos invitados sobre el viaje relámpago que el Rey había realizado a Puerto Rico y Honduras unas horas antes. "Conmigo las cosas no son tan rápidas", dijo entre risas, "se lo digo siempre a mi marido. Tú llegas y te cambias, yo me tengo que preparar, peinar, maquillar, cambiar de modelito… Hay que pensar mucho lo que me pongo".
La reina ha declarado que no sigue las tendencias de la moda, pero al mismo tiempo da muchos mensajes con su atuendo
Hay un personaje clave en la vida estilística de la Reina: Eva Fernández. Recién salida de la revista Cosmopolitan, donde trabajaba como estilista senior (era la ayudante de la titular de moda de la publicación), esta joven, hija y exmujer de un militar (se separó hace unos años para unir su vida al de un bombero del Ayuntamiento de Madrid que trabaja también como modelo y con el que tiene una hija), entra a trabajar en la Secretaría de la Reina en 2015, bajo las órdenes de José de Zuleta, la mano derecha de Letizia.
Aunque se ha dicho en muchas ocasiones que ella viste a la Reina, lo cierto es que su trabajo se basa más en las relaciones de Zarzuela con las marcas de moda. Cada día llegan al palacio muchísimos paquetes de las firmas que quieren que la Reina vista una de sus prendas, ya que esa es una publicidad que el mundo de la moda española no se puede pagar. Eva Fernández decide lo que se queda en el armario de Letizia y se paga y lo que se devuelve. La decisión de qué se pone cada día la toma la propia Reina, nadie le asesora, pero está claro que esta experta, de la que se ha hecho buena amiga, influye en sus decisiones. Parece que ha ayudado a la esposa de Felipe VI a abrir los ojos a las tendencias, a lo importante que son las decisiones que toma a la hora de vestir, a veces con acierto y otras no, y a empezar a pensar que la industria de la moda tiene poco de frívola y mucho de negocio para España.
Mensajes ocultos
Para la visita del próximo viernes a la Mercedes Benz Madrid Fashion Week hay que encontrar un look acorde al acto. Rodeada de las personas que más saben del tema, los modistas españoles más famosos y las insiders de moda nacionales con más seguidores en las redes sociales, el outfit tiene que ser perfecto, lanzar un mensaje de que la Reina conoce cómo funciona la rueda que mueve este gigante de la economía española.
Esta es otra de las cosas que ha aprendido la experiodista a lo largo de su camino en Zarzuela: el atuendo es un arma muy útil para mandar mensajes. Letizia lo usa mucho. El último, tuvo lugar el pasado jueves. Mientras que el Rey denunció la invasión rusa en Ucrania durante su discurso en la inauguración del Mobile World Congress de Barcelona el pasado domingo, la Reina convirtió una prenda en palabras al lucir la tradicional blusa de las mujeres ucranianas, la vyshyvanka en un acto de la Fundación Mutua Madrileña.
Son muy características sus mangas abullonadas y su cuello rectangular, que suele llevar dos grandes cordeles con flecos. Los bordados de colores tienen una estrecha relación con la tradición rural del país e históricamente la cultura autóctona los ha entendido como amuletos que protegen de los malos espíritus y dan buena suerte, tanto a quien los lleva como a sus cosechas. Todo un mensaje de apoyo para el pueblo ucraniano por parte de la soberana española.
Nadie sabe cómo ha llegado la camisa ucraniana al armario de Zarzuela. Se baraja la idea de que haya sido un regalo de la embajada del país del este a la reina o que haya sido ella misma la que la ha solicitado para hacer este pequeño gesto en solidaridad con los que están viviendo una verdadera pesadilla.
Es curioso que una mujer que confiesa que la moda no le interesa y que ella no sigue las tendencias sea capaz de pedir que le hagan de nuevo unos zapatos que se le han roto porque le gustan mucho. Es parte de esta relación amor-odio que mantiene la soberana con todo lo relacionado con la moda.
Austero presupuesto
Otra de las preocupaciones de la Reina en cuanto a su vestuario es el gasto. Durante la pandemia, tomó la decisión de no estrenar ninguna prenda para dar una imagen de sobriedad en un momento tan difícil para todos. Tras pasar los peores momentos de la crisis hemos vuelto a la rutina habitual de estrenar, por lo menos, una o dos prendas a la semana.
Letizia puede presumir de ser una de esas mujeres que combina con mucho estilo las marcas de lujo con las etiquetas llamadas low cost. Hace unas semanas calzaba sus salones en piel de serpiente negra de Manolo Blahnik, valorados en unos 2.000 euros, con unos pantalones de Uterqüe, firma que acaba de cerrar sus puertas en todo el mundo, con un precio de unos 100 euros.
A su favor hay que decir que Letizia es la royal europea que menos gasta en ropa, según revelan los estudios realizados por UFO No More una web alemana especializada en las mujeres de la realeza del viejo continente. En el 2021 la duquesa de Cambridge tuvo el honor de ser la dama de las cortes de Europa que más dinero gastó en llenar su armario con 102.000 euros, mientras que nuestra Reina no llegaba a los 22.000, por debajo incluso de varias princesas, como es el caso de Sofía de Suecia, que ni siquiera tiene representación oficial en la casa sueca.
"La Reina muestra su apoyo a la moda española cada día. Cada vez se atreve con firmas más innovadoras de la industria textil, sin importarle las críticas o los comentarios sobre si son apropiadas o no. No necesita sentarse en un front row de nadie para que quede claro que es la mejor embajadora que puede tener una marca de nuestro país. Y eso es un hecho que nadie puede negar. Te gusta más o menos, pero su armario no puede ser más made in Spain", sentencia una persona cercana a la Reina.