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La mayoría de edad es el término que se usa cuando el Estado te considera adulto y responsable de tus actos. En España, el Código Civil la establece a los 18 años. Así que el próximo 22 de mayo Letizia llega a su mayoría de edad en Zarzuela. Han pasado casi dos décadas desde que esa lluviosa mañana en Madrid entrara en la Catedral de la Almudena como la presentadora del Telediario de TVE para salir convertida en la primera Princesa de Asturias del siglo.
La Reina (49 años) ha evolucionado mucho desde entonces. Se puede decir que, a pesar de que el tango de Gardel dice que "20 años no es nada", en su caso ha sufrido un cambio considerable tanto físico como de personalidad y actitud. "Un buen ejemplo es lo que ocurrió hace unos días en Extremadura. Cuando la Reina estuvo allí entregando un premio con su nombre en apoyo a la discapacidad, se encontró que una de las galardonadas llevaba el mismo vestido de Mango que ella", cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio una amiga que la conoce desde la época en la que, simplemente, era Letizia Ortiz Rocasolano.
"La Letizia que llegó a Zarzuela en 2004 se hubiera bloqueado, hubiera intentado evitarlo para luego arder Troya buscando al responsable. Sin embargo, la Letizia del 2022 reaccionó con naturalidad y con mucho cariño. Los que la conocemos desde hace muchos años sabemos que ya no es la misma persona de entonces. Pero en realidad, ninguno lo somos, todos hemos cambiado con ella. Y es un cambio a mejor, si algo es la Reina, es ser una mujer inteligente que aprende de sus errores", concluye.
La esposa de Felipe VI ha aprendido de sus errores durante todos estos años pero, ¿cuáles han sido los que más le han hecho cambiar? Estos son las 18 equivocaciones que más le han enseñado en su cambio hacia el reinado.
1. Mandar callar al Rey
Aunque fue un gesto natural entre una pareja de novios, fue muy impactante para la Reina. Tuvo lugar durante la pedida de mano de Letizia en el palacio de El Pardo en noviembre de 2003. En su presentación ante la prensa como prometida del heredero al trono, la todavía periodista tenía un discurso ensayado sobre todo lo que quería decir en aquel momento tan importante para ella.
Mientras lo recitaba, el entonces príncipe de Asturias le interrumpió para hacer un chiste y ella le dijo: "Déjame terminar". Nadie le hubiera dado importancia si esa contestación no se la hubiera dado a su Alteza Real el Príncipe de Asturias. Nada más terminar su comparecencia ante los medios, le empezaron a caer críticas por atreverse a pedirle a Felipe en público que se callara.
Los monárquicos más tradicionales no dejaron de hablar de la osadía de la periodista. Letizia aprendió mucho ese día, nunca se ha repetido en público. "Cuando están en privado son una pareja normal. Nos hemos reído alguna vez de aquello, pero en realidad no tiene mucha gracia. Se llevó un gran disgusto, pero sin razón porque, en realidad, ¿qué más da?", asegura la misma persona del círculo cercano de Letizia.
2. Exponer demasiado a su familia
También durante su primera etapa como Princesa de Asturias, Letizia aprendió de un error una de las lecciones más importantes desde que llegó a Zarzuela.
El día que la Casa del Rey anunció el compromiso de Felipe de Borbón y Grecia con la periodista Letizia Ortiz Rocasolano, su padre, también periodista de profesión, habló con todos los medios de comunicación sobre la noticia. El asturiano llegó hasta a entrar en directo con el programa de cotilleos de Telecinco Salsa Rosa. Hasta su abuelo materno, Francisco Rocasolano, fue entrevistado por todas las televisiones desde Alicante, donde vivía desde su jubilación.
A partir de entonces la familia Ortiz Rocasolano se vio envuelta en un huracán de persecuciones, paparazzis y seguimiento por una parte de la prensa. Todo aquello se convirtió en una verdadera pesadilla. Tanto es así que la hermana pequeña de Letizia, Telma, denunció por acoso a todos los periódicos, revistas y televisiones de España, perdiendo finalmente la batalla judicial.
3. Confiar en personas de fuera de la Casa
Cuando el Día de Todos los Santos se anunció el nombre de la mujer con la que el Príncipe iba a unir su vida, fue sorprendente la cantidad de personas que conocían a Letizia. "Fue alucinante, salió hablando hasta el portero de su casa. Hubo gente que la decepcionó mucho, amigos a los que les había contado muchas cosas y que luego, para presumir de su amistad con la futura princesa, lo contaban todo. Ahora no cuenta nada fuera de su círculo de confianza, solo a sus amigos y al personal de la Casa con el que trabaja", aclara la misma fuente.
4. Pensar que la lealtad está por encima de todo
"Este es un tema muy doloroso para ella. No se habla de esto, de lo que hizo el sinvergüenza de su primo David Rocasolano, al que consideraba leal no solo por la sangre, sino por esa relación que tenían desde niños. Aquel libro -Adios, princesa (Ediciones Foca, 2013)- en el que, en serio, no paraba de mentir, le hizo polvo", añade.
5. Creer que toda la prensa respeta el 'off the record'
Fue otra de las novatadas que le ocurrieron al principio de su llegada a Zarzuela. "Ella se acercaba o nosotros lo hacíamos y se ponía a hablar. Ni siquiera miraba quién estaba en el corrillo. Pero pronto descubrió que las cosas no son así. A pesar de que los habituales sabemos que nada de lo que hablamos en los círculos se puede publicar, hay muchos compañeros que lo han hecho. Se equivocó unas cuantas veces con esto, pero no volvió a pasar. Ahora lo que pasa es que nunca se acerca, o hace lo que llamamos la "técnica Letizia". Se trata de que ella no para de preguntarte cosas sobre tu vida personal para que tú no tengas tiempo para preguntarle nada", cuenta uno de los compañeros que cubre a diario los temas relacionados con la Familia Real.
6. Mandar mensajes de texto comprometidos
Ha sido, quizá, una de sus mayores salidas de pata de banco. Cuando salió a la luz la vinculación de uno de los amigos del matrimonio, Javier López Madrid, con las tarjetas black, a la reina le faltó tiempo para mostrar su apoyo al implicado sin saber que esos mensajes se filtrarían a los medios. En uno de ellos llamó "merde" a una conocida publicación al tiempo que se refería a su amigo como "compi yogui".
7. Pedir explicaciones a los periodistas
Cuando algo no le gustaba era lo que hacía, sobre todo en sus primeros años como princesa. La prensa habitual sabía perfectamente cuándo Letizia estaba enfadada por algo que habían publicado. Durante el acto buscaba a ese periodista y no dejaba de mirarle. Cuando terminaba el evento, se acercaba y le pedía explicaciones sobre lo que había publicado.
"Ahora ya no lo hace. Ha hecho como una especie de coraza o piel dura y pasa de las cosas que se dicen sobre ella que no son verdad, y te digo que son muchísimas. Al principio se cogía muchos disgustos con esto. Pero aprendió mucho aquel día, poco antes de su boda, que tuvo un encontronazo con Jaime Peñafiel que éste le contó a todo el mundo miles de veces", aclara un trabajador de la Casa.
8. Saberlo todo
"Forma parte de su carácter, la búsqueda de la perfección en todo lo que hace. No se le debe escapar nada. Cada vez que tiene un acto se lo prepara de forma exhaustiva, sin dejar nada suelto. Pero es verdad que eso, cuando llegó a Zarzuela le dio una fama de repelente entre todo el personal. Muchas la llamaban la Princesa de Tolosa, como una gracia porque "to lo sabe".
9. Llevarse mal con la Reina Sofía
"Lo que pasó en Mallorca ha sido su peor momento durante estos años. Fue una metedura de pata en toda regla. Eso está claro, pero fueron a por ella como fieras todos los medios de comunicación. En esta historia hay dos versiones y en este país solo se hizo caso de una de ellas. Y la humillación aquella de tener que abrirle la puerta del coche para pedirle perdón de forma pública. Lo pasó fatal en aquellos meses, tardó mucho en recuperarse", revela la amiga de Letizia a esta revista.
Si se hiciera una encuesta entre las mujeres con pareja, en su mayoría te dirán que la relación con su suegra es especial; pero si ambas comparten el título de Reina la cosa obviamente resultaría más complicada. A esto hay que sumar las distintas generaciones y su distinta procedencia para terminar compartiendo un destino: mientras que Sofía fue educada para ser Reina desde la cuna, Letizia tuvo que aprender el oficio a marchas forzadas.
Pero lo cierto es que el mayor obstáculo entre ellas durante estos años ha sido la relación con Elena y Cristina. La esposa de Felipe VI no entiende cómo su suegra se empeña en proteger, defender e intentar mediar entre su hijo y sus hermanas. Y no hablemos ya de su suegro, al que la madre del Rey echa de menos cada día que pasa alejado de los muros de Zarzuela.
Es cierto que los últimos dos años han sido más tranquilos. La llamada crisis de las reinas se produjo en la primavera de 2018 y se estableció una frontera entre la residencia de doña Sofía y el Pabellón del Príncipe, con una línea delicada a la hora de cruzarla.
10. Controlar a sus hijas en público
Puede que haya sido el tiempo o el hecho de que la princesa de Asturias y la infanta Sofía hayan crecido, pero el caso es que la Reina ha rebajado el control que ejercía sobre sus dos hijas. Hace unos años era capaz de vestirlas de incógnito -gorra encajada incluida- para que no se las viera y se las fotografiara lo menos posible, al contrario de lo que ocurre en el resto de las casas reales.
11. Mostrar sus sentimientos
Hace algunos años los fotógrafos habituales de Zarzuela sabían perfectamente cuándo iban a poder hacer buenas fotos de Letizia y cuándo no. "En cuanto se bajaba del coche o entraba en la habitación, ya sabíamos de qué humor estaba. Recuerdo una visita al parque natural del Guadarrama en la que llegó ostensiblemente enfadada y se pasó todo el acto dándonos la espalda. Ahora eso ya no pasa. Ha aprendido, aunque hay días que está más contenta que otros, pero ahora siempre tienes la imagen", cuenta un reportero gráfico de los más veteranos en temas de la Casa.
12. Creerse parte de su familia política
"Nunca la ha tratado bien: siempre ha pensado que era inferior a ellos, pero resulta que la plebeya ha sido bastante mejor que sus hijas Elena y Cristina. Cuando empezó en Zarzuela pensó que la cosa iba a ser muy distinta a cómo ha sido. De esto ha aprendido a base de golpes y desprecios por parte de la familia de su marido. Ahora ya no le afecta", afirma una amiga íntima que sólo habla a cambio del anonimato.
13. Hacer lo que no quiere
Ese es otro tema que ha solucionado desde que es Reina. Ha cambiado las cosas, tanto en protocolo como en su agenda. Se acabaron los rastrillos de caridad, ella quiere actos y trabajos que tengan utilidad. Salud, mujer, infancia o educación son los temas que le interesan. Un buen ejemplo es lo que ocurrió cuando le tocó amadrinar una bandera de la Guardia Civil. La primera vez que lo hizo todavía era princesa y tuvo que acudir como mandaba la entonces reina, de negro y con peineta española. Ella no se veía para nada así vestida. Así que cuando subió al trono y tuvo que volver a amadrinar una enseña, cambió el protocolo: adiós mantilla y a todo color.
14. Vestir de un solo diseñador
Sin duda uno de los errores más extendidos en el tiempo y que ha cometido en sus años como princesa y como reina. Cuando comenzó su andadura en Zarzuela, Letizia se hizo fiel seguidora del modisto madrileño Felipe Varela y durante muchas temporadas no usaba otra etiqueta. Esto provocó que el estilo de la Letizia quedará eclipsado por los gustos del diseñador. Esto cambió hace relativamente poco, cuando otras firmas comenzaron a entrar en el armario real, de la mano de la estilista de moda Eva Fernández, contratada en el departamento de la Reina. Ahora, parece que Varela ha pasado a la historia. Además de Carolina Herrera o Hugo Boss, la esposa de Felipe VI ha comenzado a usar diseños de pequeñas firmas españolas, todo un acierto que ayuda mucho a la industria textil española.
15. Intentar disimular sus retoques
El paso de los años también ha hecho que Letizia cambie físicamente. A sus casi 50 años, es una mujer madura con un cuerpo casi perfecto que trabaja con una alimentación cuidada y mucho deporte. Pero, como todo el mundo sabe, la Reina ha pasado por el quirófano, por lo menos en una ocasión. Es habitual a los pequeños retoques estéticos. En esto también ha rectificado. Cuando se operó la nariz, por "motivos de salud", era agosto de 2008. Aprovechando las vacaciones, Letizia pasó por el quirófano, pensando que su falta de actos en la agenda le daría el tiempo para recuperarse sin que nadie se diera cuenta de su retoque. Sin embargo, el terrible accidente de avión de Spanair en el aeropuerto de Barajas en el que fallecieron 154 personas hizo que los Príncipes interrumpieran su descanso y acudieran a los hospitales madrileños a visitar a los 18 supervivientes. Fue entonces cuando, todavía con la cara hinchada, todo el mundo se dio cuenta de la nueva nariz de Letizia.
Ahora parece que esto no le importa. Tal es así, que la Reina se ha dejado las canas y hace unas semanas, durante un viaje a Inglaterra para inaugurar una exposición de pintura española con el príncipe Carlos, era evidente que se había hecho algo en el rostro.
16. Decir que el suyo es un trabajo como otro cualquiera
Un error que cometió en varias ocasiones durante sus primeros años como princesa. Letizia aseguraba que el suyo era un trabajo como el de cualquiera, que debía tener un horario y descansar los fines de semana. Parece que cuando se convirtió en Reina consorte desterró esta idea al darse cuenta de que la suya no es una labor común.
17. Quejarse de sus vacaciones en Mallorca
Este fue otro de los errores más comentados cuando comenzó su etapa como princesa. Es evidente que no le gusta pasar sus temporadas de descanso en Marivent, aunque con el tiempo hemos descubierto que no es una cuestión del sitio sino de la compañía. Al principio lo decía de forma velada, que para ella eso no eran vacaciones. Tras caerle muchísimas críticas, cambió de estrategia y lo que ha conseguido es que sus días en la isla se reduzcan a la mínima expresión. Esta Semana Santa, por primera vez desde hace casi 30 años, la Familia Real no acudió a la misa del domingo de Resurrección en la Catedral de Palma.
18. Sus 'looks' más propios de una actriz de Hollywood
Las opiniones son diversas en cuanto a si acertó o no con sus estilismos más arriesgados, pero de lo que no hay duda es de que en ocasiones la reina se ha inspirado en celebrities o actrices de la alfombra roja de los Oscar para elegir sus modelos. Así ocurrió, por ejemplo, en unos premios del periódico ABC en el que parecía una más del clan Kardashian o cuando en Málaga en 2014 lució un outfit que todo el mundo bautizó como Pataky. Desde que su marido llegó al trono, Letizia ha vestido de un modo más sencillo y acorde con su cargo.