Los Yébenes, Toledo. Agosto de 2022. Dos hombres charlan en la acera frente al Ayuntamiento de la localidad. Levantan la mano y dicen "hasta luego" cuando pasa algún coche que pita para saludarles. La tarde de verano va cayendo tranquila. La mitad de los negocios permanecen cerrados y en los abiertos apenas transitan personas. "Anda, que estáis mal ahí a la sombra", les comenta una señora. Todos se ríen y los hombres vuelven a hablar de que no sé quién se ha casado y lo celebró el otro día ahí al lado.
Los Yébenes, Toledo. Agosto de 2012. La estampa es bien distinta. La pereza-estival-castellanomanchega se ha convertido en un runrún alrededor del Ayuntamiento y el tema de conversación es sólo uno: el vídeo de una concejala del PSOE, Olvido Hormigos, en el que aparece masturbándose y que todos (TODOS) tienen en su móvil o han visto en el de alguien. Es el arranque de una historia que será larga y que copará la atención de los medios y sociedad, todavía a día de hoy.
Esta semana se cumplen 10 años desde que se viralizó el vídeo sexual de la concejala de Los Yébenes. Fue una situación que se saldó con ella como única perjudicada, ya que la difusión de las imágenes no era, entonces, delito. Con motivo del aniversario, EL ESPAÑOL | Porfolio localiza a los protagonistas de esta historia. Desde la propia Hormigos, para quien la Justicia pasó de largo, hasta los dos imputados que salieron airosos: el futbolista al que envió el vídeo y el alcalde que también participó en la difusión.
Ambos hombres han podido seguir con sus vidas tras el archivo del caso —antes sólo era ilegal si las imágenes eran robadas—. Carlos Sánchez, el futbolista del equipo de Los Yébenes que mantuvo un affaire con Hormigos, ha seguido con su trayectoria en el deporte rey. Aunque nunca ha dado el salto a profesional, ha concatenado fichajes en equipos de Preferente y comparte amistad con el jugador del Betis Joaquín, quien incluso le mandó un vídeo felicitando el cumpleaños de su hijo. Tras 30 años dedicado al fútbol, justo este verano ha decidido colgar las botas.
En cuanto a Pedro Acevedo, el alcalde del PP en la localidad que usó el móvil de la Alcaldía para difundir el vídeo, ha vuelto a la "vida normal" tras su etapa en la política. Muy del PP como siempre ha sido, lo cierto es que Los Yébenes es una localidad tradicionalmente socialista y su mandato fue un rara avis que duró apenas la legislatura de la polémica. Ahora se dedica a su trabajo de corredor de seguros, se ha asociado con una importante aseguradora y sigue haciendo sus días en el pueblo.
Ellos son la cara visible de la difusión del vídeo, los que fueron imputados y juzgados y luego absueltos de una pena de cárcel porque todavía no era ilegal. Pero hay cientos, si no miles, de personas anónimas que colaboraron en el delito, pasándose las imágenes de móvil a móvil en un año en el que WhatsApp se asentó definitivamente en España y se cobró su primera ciber-víctima sexual. Todas esas personas también fueron cómplices y tampoco han pagado por ello.
Para la memoria de la infamia quedan, eso sí, las imágenes del pueblo manifestándose frente al Ayuntamiento pidiendo la dimisión de Olvido Hormigos por "guarra". Ahora, el panorama circula por otros lares: todos vieron el vídeo en su momento, pero nadie reconoce haberlo compartido; nadie se manifestó entonces y Olvido es ahora una mujer valiente que supo salir adelante. Cada uno en su casa hace lo que quiera. Ahora. En la penitencia de Hormigos hay algo de la mecha que sirvió para cambiar esa mentalidad.
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Sevi, el portero
En 2012 Carlos Sánchez –apodado Sevi por su origen hispalense– era un portero al que, a pesar de sus sólo 27 años, ya se le había pasado la edad de hacer carrera en el fútbol profesional. Sin embargo, era lo suficientemente bueno como para andar asomando la cabeza en equipos de tercera regional e irse moviendo según a dónde le llevara su carrera amateur.
Tras crecer en las categorías inferiores del Real Betis desde niño, y después de una etapa en tercera de Extremadura, aterrizó en el equipo toledano de Los Yébenes, un pequeño pueblo de apenas 6.000 habitantes que nadie conocía hasta que él le dio al botón de reenviar.
Ahí entabló una relación sentimental con Olvido Hormigos algo complicada, porque él tenía novia y ella estaba casada. Según el auto del caso, al que ha tenido acceso esta revista, un día Sánchez pidió a Hormigos que le mandara por WhatsApp vídeos de contenido sexual y ella accedió. Él, por su parte, respondió con lo propio y también le envió a ella vídeos y fotografías realizando prácticas similares. Hasta ahí, todo normal en casi cualquier tipo de relación actual con tecnologías de por medio.
Sin embargo, el asunto estalló a mediados de agosto, cuando Hormigos se enteró a través de Facebook que el vídeo que le había enviado sólo a Sánchez estaba circulando masivamente por las redes sociales. De Los Yébenes saltó a la provincia de Toledo y de ahí al resto del país. La concejala decidió denunciar a Sánchez, el único al que había mandado el vídeo, y a otros que presuntamente habían colaborado en su difusión.
Cabe recordar que en 2011 sólo había 11 millones de españoles con internet en el móvil y un año después la cifra ya llegaba a los 19 millones. WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea, pasó en España de 10 millones de usuarios en España en 2012 a 20 millones al año siguiente. Además, el 53% de lo que descargaban los internautas en el móvil eran vídeos cortos. Con estos datos en la ecuación y a falta de cifras oficiales, no hace falta un ábaco para estimar la difusión que pudieron tener las imágenes íntimas de Hormigos.
Después de la polémica y de salir absuelto, porque en ese momento lo que había hecho no era ilegal ya que Hormigos confeccionó y envió el vídeo voluntariamente, Carlos Sánchez decidió poner tierra de por medio. Según ha podido saber EL ESPAÑOL | Porfolio, se trasladó a la Comunidad de Madrid para jugar en el equipo del barrio madrileño Santa Eugenia, donde estuvo cinco temporadas y llegó a jugar en Preferente; después pasó por el equipo de Villaverde Bajo y en el Ciudad de los Ángeles, todos en Madrid.
"Todos en el equipo sabemos que es el del vídeo de Olvido Hormigos, pero no se habla de ello"
Sánchez siguió con sus amigos y su novia, se casó, y en 2018 tuvieron un hijo al que Joaquín, el jugador del Betis, le regaló un vídeo para felicitarle su tercer cumpleaños y que el padre compartió orgulloso en sus redes sociales. "Hombre, claro que sabemos que es el del vídeo de Olvido Hormigos. El equipo es como si fuera un pueblo", reconoce un antiguo compañero de Sánchez a esta revista. "Sin embargo, nunca se habla del tema. Lo sabe todo el mundo y yo tengo buena relación con él también fuera del campo, pero es algo que nunca se trata", añade.
En 2020 aterrizó en la Asociación Deportiva Arganda C.F., de Arganda del Rey, y aunque se tenían muchas esperanzas depositadas en él, finalmente sólo jugó un año. En 2021 se pasó al C. D. Fortuna, del barrio de La Fortuna. Al equipo le fue bien, ganaron la liga y ascendieron a Preferente, sin embargo, este mismo verano, Carlos Sánchez, con 37 años cumplidos, decidía decir adiós al fútbol.
Sánchez siempre ha negado su participación en la difusión del vídeo que Olvido Hormigos le envió y esta revista se ha puesto en contacto con él, pero ha rechazado hacer declaraciones. "Si tuviera que decir en un texto todo lo vivido en estos 30 años tendría para escribir 25 libros uno detrás de otro", dijo en un comunicado que hizo por su despedida. Y tanto.
De alcalde a corredor de seguros
Cuando Olvido Hormigos denunció al futbolista por un delito contra la intimidad, amplió sus actuaciones contra más personas. Por un lado, se querelló también contra dos usuarios del Foro Ciudad Los Yébenes por un delito de injurias a raíz de los comentarios que habían hecho en Facebook tras la difusión del vídeo. Y también se querelló contra el entonces alcalde, Pedro Acevedo, del PP, por otro delito contra la intimidad.
Según se recoge en el auto del caso, Hormigos acusaba a Acevedo de haber compartido el vídeo desde un teléfono móvil de la propia Alcaldía de Los Yébenes. Se lo había pasado a un primo suyo, después de que éste se lo pidiera en una reunión privada, y también llegaron capturas de pantalla del mismo a otros miembros de la familia. Todo esto, sin embargo, está sin esclarecer del todo, ya que Acevedo se negó a declarar en sede judicial y una testigo compañera del partido alegó cuestiones psicológicas para no testificar. Esta revista también se ha puesto en contacto con Acevedo. Tampoco ha querido hacer declaraciones.
Actualmente Acevedo ha vuelto a su vida al margen de la política. Aunque siempre fue muy del PP, influenciado especialmente por su mujer, Los Yébenes ha sido históricamente una localidad de tendencia socialista y el mero hecho de que llegase a la Alcaldía fue una casualidad notoria. Él sigue viviendo en el municipio toledano, en una casa que se sostiene sobre los pilares de su identidad.
Por un lado, la vivienda está separada en dos portales. Uno es para él y su mujer y otro para sus tres hijas, que viven independientes pero a mano. Los bajos del edificio, en cambio, albergan sus dos señas: el de la derecha lo ocupa la oficina de seguros que regenta Acevedo y que está asociada a la empresa Generali, y el de la izquierda alberga la sede local del PP. Ahí, entre carteles electorales del candidato municipal de turno, asoman (muchas) imágenes todavía con la cara de Pablo Casado. Se ve que el feijooísmo aún no ha llegado a Los Yébenes.
"Cuando pasó todo lo del vídeo, los concejales del PSOE también criticaron a Olvido Hormigos diciendo que no era de recibo dar una imagen así. Si es que hasta a su marido lo llamaban el pajarito, porque tenían una especie de relación abierta", comenta una compañera de partido de Acevedo. "Yo creo que Pedro no se portó mal con ella. Yo a él le recuerdo defendiéndola y diciendo que cada uno con su vida podía hacer lo que quisiera", añade.
Al margen de la apreciación, la jueza María del Carmen Neira, que llevó el caso, subraya en el auto que podría haber un reproche ético o social, aunque no se pronuncia más al respecto. Esa es la única conclusión punitiva que se puede extraer del auto porque, de todo lo demás, lo único que cabe decir es que nada de ello fue ilegal.
El juzgado de Primera Instancia número I de Orgaz, en Toledo, archivó en 2013 las actuaciones contra el futbolista Carlos Sánchez y el alcalde Pedro Acevedo porque no veía delito. Para que fuera castigable se exigía que el vídeo se hubiese robado u obtenido por algún otro medio ilícito y, en este caso, ese extremo no se contemplaba porque Olvido Hormigos había grabado y mandado el vídeo de forma voluntaria.
Tras el descontento social que se generó por ese claro desfase —Olvido Hormigos salía en los medios contando su sufrimiento y que no podía ser que los autores de la difusión se fueran de rositas—, el Gobierno de Mariano Rajoy se comprometió en 2015 a reformar el artículo 197.7 del Código Penal y el ministro de Justicia de entonces, Alberto Ruiz-Gallardón, aseguró que también se perseguiría la difusión no consentida de las imágenes, independientemente de que se hubieran obtenido con el consentimiento de la víctima.
La reforma, que se conoció popularmente como la cláusula Hormigos, incluyó que "será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses" aquel que difunda sin consentimiento "cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad personal de esa persona". Su caso sirvió para cambiar la ley, aunque para la concejala del PSOE la Justicia llegó tarde. También para los acusados de difundirlo, que salieron airosos librándose de una posible pena de cárcel.
Pujando por la vida normal
Y en cuanto a Olvido Hormigos, lo cierto es que su vida es más fácil que trazar. Lejos de achantarse y esconderse, se reivindicó. No tuvo problema en reconocerse como una persona de mentalidad abierta, luchó por sus derechos —que en parte son un poco los de cualquiera que se pueda ver en una así— y sacó tajada iniciando una tournée de años por programas del corazón, realities e incluso portadas de la revista Interviú. En Mediaset encontró un aliado con el que poder explotar esa faceta y pasó por programas como ¡Mira quién salta!, MyHyV, GH VIP y Ven a Cenar Conmigo.
Sin embargo, esa sobreexposición acabó pasando factura y, tras horas de psicólogos, decidió decir adiós a la televisión. "Tomé hace un tiempo la decisión de retirarme del foco y no quiero aparecer en más medios con este tema", reconoce Olvido Hormigos en conversación con EL ESPAÑOL | Porfolio. "Hablar de ello no me deja pasar página. Cada vez que sale algo parecido, como en el caso de Santi Millán, me llaman. Ya me he cansado", añade.
Según cuentan los vecinos de Los Yébenes, su proceso de desconexión empezó ofreciéndose como profesora particular y luego se sacó la plaza para ser profesora de primaria. Y es que antes de llegar al Ayuntamiento de Los Yébenes era maestra en un colegio del municipio cercano de Mora. Los mismos vecinos comentan que sigue haciendo vida normal por el municipio que protagonizó sus desgracias y se la ve habitualmente con su marido y sus tres hijos.
Como si fuera una especie de redención histórica, el mismo pueblo que compartió su vídeo sexual y que fue a abuchearla cuando se negó a dimitir al principio de la polémica ahora la reivindica como una persona valiente que ni se cambió de localidad ni se escondió ante lo que estaba viviendo.
Esa victoria se debe a su lucha personal y a casos como el suyo, que han conseguido que la sociedad experimentase un viraje. La mujer que protagoniza un vídeo así ya no es una buscona, sino una víctima. También es aplicable a los hombres, aunque suelen salir menos damnificados. Basta con comprobar lo que sucedió con Pamela Anderson y Tommy Lee.
"Tomé hace un tiempo la decisión de retirarme del foco y no quiero aparecer en más medios con este tema"
Sin embargo, a pesar de los avances sociales y del endurecimiento del Código Penal, estos casos siguen saliendo de vez en cuando. El último, el del presentador de televisión Santi Millán. Pero hay más. Como ejemplo está el de Verónica, la trabajadora de la fábrica de Iveco que se suicidó en 2019 después de que su amante compartiera con todos sus compañeros de trabajo un vídeo sexual de ella. Se ahorcó porque no aguantaba, porque la gente iba a su puesto a reírse de ella y le entraban pensando que era una fácil. Nadie ha sido juzgado por este caso aún. Y vendrán más.