Los asesinos de la luna era un bombazo en ciernes ya antes de que se estrenara. Y no sólo porque la dirigiera el maestro Martin Scorsese o porque contara entre sus actores principales a Robert de Niro y Leonardo DiCaprio, sino porque recrea una fascinante historia real acaecida en Oklahoma hace poco más de un siglo. La secuencia de hechos fue en resumen como sigue: los nativos de la Nación Osage descubrieron petróleo en las tierras tribales y lograron hábilmente conservar para sí los derechos de explotación de los hidrocarburos, aunque la ley exigió que tutores legales blancos administraran el dinero que recibían, dando por hecho que eran "incompetentes".
El dinero fluyó sobre la gente de la tribu, pero trajo consigo una oleada de asesinatos. Durante cinco años, casi un centenar de indios fueron brutalmente eliminados por un hacendado blanco, sus sobrinos y sus sicarios. Tanto De Niro como Di Caprio encarnan los papeles de dos de los perversos hombres que conspiran desde las colinas de la reserva india para apoderarse de los títulos de propiedad de los Osage.
Ocupando un papel central dentro de la trama criminal, se halla la historia también real de la nativa Mollie Kile (igualmente conocida como Mollie Burkhart o Cobb), una valiente mujer interpretada por Lily Gladstone al que su marido, el personaje interpretado por Leonardo di Caprio, intenta asesinar para heredar sus bienes.
La película deja tras de sí una inevitable estela de preguntas sobre qué pasó después de que los criminales fueran encarcelados y en qué punto nos hallamos hoy en día. ¿Sigue fluyendo todavía el dinero del petróleo que originó la masacre? ¿Cómo han visto los Osage el retrato cinematográfico pergeñado por Scorsese? ¿Es un relato sobre indios para blancos? ¿Por qué esta parte de su historia tribal era un tabú que los nativos orillaban como si fuera un recuerdo vergonzante? ¿Qué aspecto tiene hoy en día los pueblos que recrea el filme?
En el foco mundial
"Déjenme que les diga algo", dice Carol Conner desde el corazón de las viejas tierras de la Nación Osage en Oklahoma. "La ciudad de Fairfax no se benefició hace cien años del dinero de los múltiples hombres de negocios que tutelaban la fortuna de los Osage a los que asesinaron y robaron y tampoco se ha beneficiado ahora del rodaje de Scorsese porque la productora filmó muy pocos planos en la ciudad; se alojaron en otro lugar e incluso se trajeron consigo su propio servicio de cátering. A pesar de que muchos de los edificios de Fairfax no han cambiado desde 1920, la gente de la película prefirió recrear la ciudad a filmar en el entorno original".
La ciudad que Conner menciona es justamente el escenario urbano de buena parte de la historia narrada en Los asesinos de la luna. El grueso de los crímenes se cometieron también en Fairfax, solo que, primera sorpresa, tal y como dice la mujer, lo que vemos en realidad en la película es un entorno fabricado ad hoc por los de Hollywood en la vecina localidad de Pawhuska.
La original y auténtica se halla en el condado de Osage (Oklahoma) colindante con la reserva. Fue creada casi de casualidad cuando se decidió hacer pasar el ferrocarril de Santa Fe por el valle de Salt Creek en lugar de por el pueblo de Grey Horse, que sigue existiendo hoy como hogar de una de las tres principales ramas históricas de la tribu osage.
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El tren era la vida, de modo que los comerciantes locales trasladaron sus edificios de Grey Horse y alquilaron 40 acres (16 hectáreas) de terreno para un poblado que terminó convirtiéndose en la actual Fairfax. La tribu Osage retuvo el título de propiedad de la ciudad hasta el 3 de marzo de 1905, cuando el Congreso dispuso que el terreno fuera vendido en subasta pública y que se entregaran las ganancias acreditadas a los indios.
De acuerdo al censo de 2010, su población era de apenas 1.380 habitantes, y es posible que ese número haya caído porque, a diferencia del opulento pueblo que describe el filme de Scorsese, la Fairfax moderna tiene un aspecto tan decadente (y no exento de encanto) como su propia economía. Hay pocas voces más autorizadas que la de Conner para explicar cómo han percibido los Osage esta especie de versión nativoamericana de 'Bienvenido Mr. Marshall' porque Carol es la viuda del propietario de uno de los edificios más emblemáticos del pueblo, el teatro Tallchief.
"Reinado del terror"
Por extraño que parezca, la historia que narra la película era desconocida por muchos de los jóvenes Osage antes de la publicación del libro sobre el que se sostiene. Y no pocos de los que la conocían preferían no hablar de ella, como si fuera un episodio vergonzante sobre el que fuera mejor pasar página.
Lo que ahora se nos dice es que la película ha cambiado un poco eso. Es cierto que se cuenta desde la perspectiva de los blancos asesinos, pero también que hay un respeto claro por los Osage y una especie de propósito de dar a conocer uno de los episodios más ominosos de la historia de agresiones contra las culturas nativas. Los propios Osage se han cansado de decir que el resto de las tribus han sufrido experiencias semejantes por la codicia de los blancos.
El teatro del que ahora se ocupa Carol fue construido por el padre de su marido Joe y por Alex Tallchief en 1928, tres años después de que fuera condenado el último asesino involucrado en el llamado "reinado del terror" sobre los Osage. El edificio se convirtió en un lugar emblemático que sirvió en aquella época oscura como un rayo de esperanza para disipar el miedo que se apoderaba del pueblo tras la oleada de crímenes. La idea de sus artífices era traer un soplo de aire fresco a la ciudad para elevar los ánimos de los atribulados y acosados Osage.
El lugar contaba con un amplio escenario para teatro en vivo y una gran pantalla para películas. Las hijas de Alex — María y Marjorie Tallchief— actuaron allí. Primero, cuando eran jóvenes y nuevamente como adultas en sus visitas ocasionales después de convertirse en bailarinas de renombre mundial en las décadas de 1950 y 1960.
Impedir que ese emblemático teatro se viniera abajo fue la pasión de Joe. Hasta su reciente muerte, el esposo de Carol estuvo peleando para que el teatro se convirtiera en el Centro de Eventos y Artes Escénicas Maria and Marjorie Tallchief y para que el antiguo edificio contiguo albergue lo que él denominaba el Monumento Nacional a las Víctimas Osage del Reino del Terror.
"Así es", nos dice Carol Nice Conner, de edad indeterminada. "El que fue mi esposo durante 53 años, Joe L. Conner, era miembro de la tribu Osage. Yo estuve involucrada con la Nación desde que le conocí y me casé con él. Es evidente que hay muchas maneras de involucrarse con la cultura de tu Nación. Joe y yo invertimos muchos años y esfuerzo en contar la historia de los Osage a quienes la desconocían", asegura.
"Impartimos clases de nivel universitario sobre la cultura Osage. Mi fallecido marido creó una exhibición en el teatro Tallchief que cuenta mucho más sobre nuestra historia que la breve descripción que se hace en la película. Miles de turistas han pasado por aquí y han reparado en cuestiones de nuestra cultura que normalmente se pasan por alto. Piense usted, por ejemplo, que los Osage eran considerados la gente más rica del mundo mucho antes incluso del auge petrolero de la década de 1920", prosigue.
Indios millonarios
A principios del siglo XVII, los Osage ocupaban parte de los actuales estados de Arkansas, Misuri y Kansas. A finales del siglo XIX, emigraron todos ellos hacia el llamado Territorio Indio de Oklahoma y en 1872, constituyeron una reserva en lo que hoy es el condado de Osage, sobre las tierras que les adquirieron a los cherokee.
Por esa misma época, sufrieron una hambruna terrible como consecuencia de la extinción del bisonte y de una plaga de langosta que diezmó la cosecha de maíz. Pero aquellas bellas tierras albergaban una sorpresa en sus entrañas: el oro negro. El petróleo fue descubierto al doblar el siglo XX. En 1904, ya se habían hecho 155 extracciones. En 1906, se firmó un acta de acuerdo a la cual cada miembro de la tribu recibiría una parcela idéntica de tierra y de derechos mineros.
"La cuestión aquí es que antes incluso de que surgiera el petróleo y comenzara a explotarse masivamente. Los Osage alquilaron a los ganaderos los ricos pastizales de las tierras de Oklahoma que habían adquirido y obtuvieron con ello colosales sumas de dinero", refiere Carol.
"Algunos de ellos utilizaron sus fortunas durante el decenio de 1920 para emprender empresas como la construcción del teatro de mi marido. Concretamente, el inmueble fue levantado por Alex Tallchief, que era el padre de las bailarinas de fama internacional María y Marjorie. Sus hijas se beneficiaron del dinero y de la educación a la que gracias a él pudieron tener acceso y lo que proyecta su historia no es un relato de derrota o una tragedia, sino una historia de éxito".
En torno a 1905, había censados 830 osages puros y 1.158 mestizos. En 2000, la población de Osage de la reserva de Oklahoma se estimaba en 7.658 miembros puros de la tribu y un número similar de hombres y mujeres mezclados con otras razas. La cifra parece no dejar lugar a muchas dudas sobre hasta qué punto la Nación Osage ha sufrido, para bien o para mal, el impacto del intercambio racial. Inevitablemente, uno se plantea si la mezcla trajo también consigo la asimilación cultural de esta tribu.
"Todo este asunto daría para una conferencia entera como poco", asegura Carol Conner. "Los Osage comenzaron a beneficiarse de la educación a mediados del siglo XIX e incluso pidieron al Gobierno que enviaran sacerdotes para establecer una escuela misionera en St. Paul, Kansas. Mi bisabuela política Osage, Leahtassa, se educó allí. En 1870, no solo hablaba su lengua nativa Osage, sino que también leía y escribía tanto en inglés como en latín".
"Esto fue igualmente cierto para muchos Osage en ese momento. Durante esa época en los Estados Unidos, pocas mujeres iban a la escuela y, si lo hacían, normalmente no pasaban del sexto grado. De modo que tampoco podemos olvidar que esa educación ayudó a los miembros tribales cuando negociaban con el gobierno a encontrar formas de mantener los derechos sobre los minerales, lo que a su vez los llevó a su riqueza petrolera. Entonces, si su pregunta sugiere que la asimilación no es algo con efectos positivos, hay que decir que los Osage utilizaron el conocimiento adquirido a través de la educación para su propio beneficio", continúa.
Asesinos blanqueados
Una de las partes del filme de Scorsese que ha causado más revuelo es una especie de tácito propósito de redimir al personaje que encarna Leonardo di Caprio, uno de los asesinos que lideran la conspiración para robar el dinero del petróleo a costa de la vida incluso de su propia esposa, que se salvó in extremis de ser envenenada.
"Lo que más me irritó personalmente fue la representación de Earnest como un ser humano moderadamente decente", afirma Carol. "La gente que lo conoció aquí no lo elogió jamás. Tanto él como su hermano Byron no eran vistos como buenas personas. Después del breve encarcelamiento de Earnest, regresó al condado de Osage, lo que se suponía que no debería haberse permitido. Vivía en la casa de una mujer Osage con la que se había casado su hermano", asegura.
"¡La tradición local dice que él y Byron vendieron las pertenencias de la mujer para ganar dinero! En cualquier caso, si bien Scorsese no es nativo, ni tampoco lo son el guionista o el autor del libro en el que se inspira la película — David Grann— he sentido que la historia estaba más cerca de la verdad de lo que esperaba, aunque las mujeres deberían haber tenido un papel más importante", explica.
Desde el estreno de la película, han comenzado a menudear los reportajes sobre los Osage al calor del interés que ha despertado el conocer in situ la situación de los escenarios originales recreados. Para empezar, el Gobierno y los tribunales ni siquiera reconocen que el territorio que ocupan en Oklahoma sea en verdad una reserva.
En cuanto al petróleo, sigue explotándose todavía pero su contribución a la comunidad es insignificante si se compara con el boom de hace un siglo. "El dinero todavía llega a los miembros de la tribu que han heredado los derechos, conocidos como headrights, pero no es una fuente de ingresos importante para la mayoría", nos dice Conner.
Lo que sí ha sobrevivido sin modificaciones importantes es el acoso. "Hemos tenido líderes en este país y en nuestro estado que han atizado el odio racial. Ahora, sin ir más lejos, el gobernador de Oklahoma, ha iniciado peleas innecesarias con las tribus y existe una animosidad creciente contra los nativos".
Al final del día, el filme ha sido bien recibido entre los Osage porque, a pesar de todo, la tribu coincide en que ha ayudado a dar a conocer al mundo su existencia. "Es cierto que la historia de Scorsese no retrata al marido de Mollie Burkhardt como el asesino maltratador y controlador que era, pero la propia tribu no desea protagonizar ninguna controversia pública en relación a la película debido a lo mucho que está ayudando a la Nación", nos dice otra nativa Osage.
A diferencia de Carol, Christine no vive en Oklahoma pero mantiene absolutamente vivos sus vínculos con su cultura y sus ancestros. "Desde luego, es una situación bastante compleja y muchos coincidimos con esa apreciación de que se ha tratado de redimir al personaje del maltratador y se ha reducido al mínimo en la película el papel de Mollie. Scorsese le ha redimido".
"Debo confesar que yo no he visto la película todavía porque mis hermanas, que son maravillosas y me cuidan, me advirtieron de que muestra tremendos niveles de violencia contra las mujeres y yo misma soy una superviviente de la trata de personas y de la violencia doméstica y sexual", dice Christine.
"En el momento en el que se estrenó, estaba sin vivienda y saltando de motel en motel buscando un hogar, por lo que no podía permitirme que ninguna parte de mi salud mental se viera afectada por un filme que podía desencadenar recuerdos desagradables. Ahora estoy felizmente instalada en nuestra hermosa y pequeña cabaña histórica de montaña en Massachusetts, y mis perros están muy felices, al igual que mi hijo transgénero Dos espíritus, así que veré la película cuando me sea posible", señala.
Herencia orgullosa
Para los mujeres Osage como Christine, Maria Tallchief sigue siendo un referente. "Como probablemente sepas, la película tomó el título del libro en el que se inspira: Los asesinos de la luna de las flores. Pero el libro, a su vez, tomó el título de un poema escrito por una descendiente de María Tallchief. 'La luna que mata las flores' es el poema y es también el nombre del mes en el que brotan los azafranes y otras flores antes de las últimas nieves. La nieve mata las primeras flores. Las mujeres Osage somos fuertes, inteligentes y no toleramos ninguna tontería (risas)", dice Christine.
"Somos uno de los grupos indígenas más antiguos y originarios del continente. ¡Las primeras bailarinas estadounidenses fueron ambas Osage! ¡Me refiero a Maria Tallchief y a su hermana! Estas son las historias y las mujeres que el mundo también debería conocer. Ambas nos trajeron durante su vida orgullo y reconocimiento internacional. Nuestro ballet WahZhaZhe representa la historia de la creación a través de danzas y músicas increíbles. Creo que eso es bastante más importante para nosotras que la película sobre los asesinos", prosigue.
Si Carol Conner consigue su propósito, es probable que en un futuro próximo el teatro Tallchief vuelva a ser el escenario donde los miles de turistas que han empezado ya a fluir a la ciudad puedan contemplar las actuaciones del ballet WahZhaZhe que menciona Christinne. En estos momentos, Carol lucha por conseguir los 150.000 dólares que costaría reparar la techumbre del inmueble.